El aceite de oliva es el oro líquido de la gastronomía española, no sólo por su apariencia, sino también por su precio, que en algunos casos puede llegar a ser bastante elevado cuando nos referimos a las variedades gourmet. Un ejemplo claro es el valenciano Mil del Poaig, que se vende por 130 euros el medio litro. Pero cuando hablamos de productos exclusivos procedentes del olivo, tendemos a pensar solo en el óleo que sale de las aceitunas, pero nunca en la materia prima en sí. Y es que hay personas en nuestro país dispuestas a pagar 200 euros por un kilo de "aceitunas esféricas".
En las estanterías de varios supermercados de España también se puede encontrar botes de olivas rellenas de anchoas por casi 110 euros el kilo, unas acompañadas con pepinillos en vinagre por 35,42 la misma cantidad o unas simples aceitunas manzanilla con hueso por 25,53 el kilo. En contraposición a estos precios, las corrientes rondan los tres euros el kilo.
A pesar de esta gran brecha entre los precios, lo cierto es que "a nivel nutricional, no existen diferencias notables", explica Iñaki Elío, director del Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea del Atlántico a EL ESPAÑOL. Pero matiza que pueden existir ligeros cambios en la calidad dependiendo del relleno. El nutricionista también apunta que las olivas más caras tampoco tienen por qué ser más sanas: "Las ligeras diferencias en la calidad de los ingredientes afectan más al aspecto gastronómico que al saludable".
Para Elío las aceitunas gourmet, "representarían una experiencia gastronómica al poder disfrutar de un producto seleccionado y poco industrializado que es apreciado por aquellas personas que le dan un valor añadido a la gastronomía".
Respecto a los rellenos, "las no gourmet utilizan pastas con potenciadores del sabor, gelificantes y una cantidad menor del ingrediente de relleno", explica el profesor universitario. Asimismo, indica que "incluso podemos encontrar esferificaciones que imitan a las aceitunas, pero en ese caso no son técnicamente aceitunas".
En concreto, el especialista explica respecto a la composición nutricional del fruto del olivo que "suelen aportar, en función de la variedad, entre 150 a 200 kilocalorías por cada 100 gramos, presentan un 82% de grasa, mayoritariamente monoinsaturadas, saludables, 5,52% de hidratos de carbono, 9,2% de fibra y un 3,2% de proteínas".
Cabe destacar, respecto a la creencia tan extendida de que las aceitunas favorecen la ganancia de peso, que no es verdad, como explicamos en este artículo de EL ESPAÑOL.
Riesgo por alto contenido en sodio
El profesor universitario señala que existe "un alto contenido en sodio que puede resultar perjudicial para la salud. Especialmente en el líquido de conservación, que suele ser salmuera". Normalmente para un litro de este elemento se utiliza un litro de agua a la que se añade unos 100 gramos de sal común. Algo que se nota solo con consumirlas, por ello se utiliza "de forma habitual como tapa en los establecimientos, para incrementar la sed y hacer que el cliente, consuma más bebida", apunta el nutricionista.
Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo diario de cinco gramos de sodio, por lo que, "en caso de consumirse el líquido de conservación, incrementamos mucho el consumo de sal de la dieta".
A pesar de ello, no es necesario eliminar las aceitunas de nuestra alimentación, "simplemente consumirlas con moderación, esto quiere decir que deben formar parte de la dieta de forma esporádica, no abusar de la cantidad y a poder ser bajas en sal".
Además, el nutricionista explica que "siempre son más recomendables las bajas en sal, pero con moderación, ya que son bajas en sal y no sin sal. En el caso de los rellenos, mejor que sean de calidad, para evitar que sean potenciadores del sabor con gelificantes y algo de producto".
[Más información: El absurdo de gastarse 60 euros en patatas fritas 'gourmet': ni mejores ni sanas].
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