La mitad de los alimentos envasados que podemos adquirir en los supermercados de la Unión Europea excede los niveles de azúcar, sal o grasas recomendados por las propias autoridades para el consumo de niños. Así lo ha determinado un estudio llevado a cabo por un centro asociado a la Comisión Europea que publica la revista PLOS ONE.
Los investigadores analizaron cerca de 2.700 productos pertenecientes a "las principales marcas" y a la venta en 20 estados de la UE, clasificados en cinco categorías: cereales de desayuno; yogures; comidas precocinadas (pizzas, croquetas o empanadillas congeladas, platos preparados); carnes procesadas (salchichas, fiambres); y pescados procesados (surimi, palitos congelados).
Lo que pudieron comprobar fue que el 48% de estos alimentos vendidos en países como España, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia y Holanda no podrían ser comercializados para un público infantil ateniéndonos a las propias guías nutricionales publicadas por la UE. El problema del azúcar excesivo en los yogures y los cereales volvió a ponerse de manifiesto; en el segundo caso, además, se detectó carencias de fibra. En el caso de los procesados y precocinados, el principal problema fue la sal.
El principal responsable de las "descalificaciones", con independencia del tipo producto y el país, fue el azúcar, presente en exceso en 839 de los alimentos (un 31%). Tomando como referencia el umbral acordado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UE de un límite de 15 gramos por cada 100 g. de producto, los investigadores hallaron que lo rebasaba el 63% de los cereales de desayuno. En algunos casos, apuntan, encontraron concentraciones de 45 gramos de azúcar por cada 100.
705 productos, un 26%, "cayeron" también por llevar demasiada sal; los que rebasaban los niveles recomendados de grasa fueron 685, una cuarta parte del total. Por sorprendente que pueda parecer, un 25% de los cereales tenía demasiada sal. Centrándose específicamente en las grasas saturadas, se detectaron en exceso en el 11% de los productos descalificados (309), especialmente en yogures y precocinados.
El trabajo ha sido liderado por Stefan Storcksdieck genannt Bonsmann, jefe de proyecto en el Centro de Investigación Conjunto de la Comisión Europea. El criterio con el que se contrastaron los resultados fue el del baremo EU Pledge, al que se pueden sumar voluntariamente las empresas para garantizar que sus productos contienen niveles de azúcar, sal y grasas óptimos para el consumo infantil.
Sin embargo, empleando los requisitos aún más restrictivos de la OMS-UE, el 68% de los productos analizados, un total de 1.821, quedaría fuera del alcance de los niños. El azúcar, como hemos visto, descalificaría a dos tercios de los cereales de desayuno, pero también hasta al 56% de los yogures a la venta. "Nuestro estudio demuestra la necesidad de poner el foco en la reformulación y la innovación de los productos alimentarios", subrayan los autores.
La sal, por otra parte, hace suspender al 58% de las carnes procesadas, al 52% de las comidas precocinadas y al 25% del pescado procesado. La fibra sería por último un factor importante, porque no se encontró la suficiente en el 44% de los cereales analizados: la recomendación es de 6 gramos por cada 100 de producto. "Dada la popularidad de los cereales de desayuno, se puede considerar una oportunidad perdida para aumentar este consumo que con frecuencia está por debajo de lo recomendado".
"Dada la presencia de marca considerable de muchos de estos productos, tendrán tendencia a ser consum¡dos a gran escala y, en ocasiones, con frecuencia, lo que incluirá también a niños incluso aunque ellos no sean en principio el público objetivo", concluyen. "Los criterios nutricionales pueden facilitar la transición hacia una oferta que facilite las elecciones saludables".
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