No, la dieta vegetariana no siempre es más saludable
Cometer el error de sustituir la carne por productos procesados agrava el riesgo cardiovascular en lugar de reducirlo.
19 julio, 2017 13:33Noticias relacionadas
Eliminar o reducir la carne de la dieta no siempre es tan saludable como se suele pensar. A pesar de que las dietas vegetarianas o veganas, e incluso la llamada dieta "medio-vegetariana" se han relacionado en diversos estudios con una mejora en la salud general por ser de mayor calidad nutricional, no siempre es así.
Al menos, así lo asegura un reciente estudio publicado en el Journal of the American College of Cardilogy, en el cual se ha llegado a la conclusión de que muchos individuos que llevan a cabo dietas vegetarianas o veganas consumen un exceso de alimentos procesados tales como bebidas azucaradas o patatas fritas.
La dieta vegetariana no siempre es más saludable
De hecho, según este trabajo, muchos individuos con este tipo de dieta son más propensos al desarrollo de enfermedades cardiovasculares o muerte prematura que aquellos individuos que sí consumen carne pero evitan los alimentos procesados.
Cabe destacar que, en general, los estudios previos han demostrado que la mayoría de los individuos veganos o vegetarianos tienen una mejor salud cardiovascular que aquellos que no consumen este tipo de dieta. Sin embargo, en dichos trabajos se tendía a agrupar a todas las dietas basadas en vegetales en un mismo grupo, sin tener en cuenta la calidad de los alimentos consumidos, y sin diferenciar si había alimentos procesados o no.
Como comenta el autor principal del estudio Ambika Satija, becario postdoctoral de la Universidad de Harvard, existen ciertos alimentos de origen vegetal como las bebidas azucaradas que sí se han relacionado con una peor salud cardiovascular en general.
El estudio
Para llegar a estas conclusiones, Satka y sus colegas usaron datos de 73.000 mujeres del Nurse's Health Study, 92.329 mujeres del Nurse's Health Study 2 y 43.259 hombres del Health Professionals Follow-Up Study. En dichos estudios se preguntó a los participantes, cada dos o cuatro años, qué comían y en qué cantidad.
Aquellos individuos que afirmaban consumir una cantidad de calorías inverosímil -por ser demasiado elevada o demasiado baja- eran excluidos del análisis, de igual forma que los individuos que ya sufrían diabetes o enfermedad cardiovascular antes de empezar el estudio.
Se dividió a los individuos en tres grupos: aquellos que llevaban a cabo una dieta basada en vegetales -los cuales consumían menos de seis porciones de carne al día-, los que llevaban una dieta basada en vegetales saludables -incluyendo el consumo de granos enteros, nueces, frutas y verduras, evitando carnes, grasa animal o bebidas azucaradas-, y un tercer grupo donde se incluyó a los que llevaban a cabo una dieta basada en plantas poco saludable: consumidores de azúcar y cereales refinados.
Según los resultados del equipo de Satija, aquellos que consumían una dieta basada en vegetales saludables tendían a un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en comparación a aquellos que llevaban a cabo una dieta basada en vegetales en general. Algo que demostró que no todas las dietas basadas en vegetales son iguales.
Por otro lado, aquellas personas que siguieron una dieta basada en vegetales saludables, pero que incluyeron alimentos de origen animal -menos de seis porciones al día-, igualmente eran menos propensos a morir que aquellos individuos que seguían una dieta basada en plantas poco saludable.
La virtud del término medio
Según los investigadores responsables del estudio, estos resultados indicarían que no siempre es necesario eliminar por completo los alimentos de origen animal para obtener beneficios a nivel cardiovascular, aunque sí ayudaría reducir las porciones de carne diarias. Asimismo, lo más importante según Satija es evitar los alimentos procesados y/o refinados.
Finalmente, cabe destacar que el estudio no es perfecto: existen muchas variables imposibles de tener en cuenta que podrían haber influido en la dieta, además, los datos proceden de una encuesta que se repite tras el paso de dos o cuatro años, algo que puede provocar olvidos o simplemente que los individuos participantes mientan para hacer creer a los investigadores que comen de forma más saludable de lo que realmente lo hacen.