Aunque tener espinillas no sea algo muy agradable, y ni siquiera los estudios científicos se ponen de acuerdo sobre si es preferible o no deshacerse de ellas, lo que de verdad parece una mala idea es usar instrumentos de trabajo y sin desinfectar para llevar a cabo tal objetivo.
Eso le sucedió a un trabajador de la construcción de 23 años edad, cuyo caso ha acabado publicado en el The Journal of Emergency Medicine. En este caso, al desdichado obrerono se le ocurrió nada mejor que usar la hoja de la sierra que usaba para cortar madera y reventarse una espinilla que sufría en el labio inferior. Posteriormente, según el informe, acabó desarrollando una infección por el hongo Blastomyces, o blastomicosis.
Según los médicos que atendieron a este paciente, la sospecha inicial es que las esporas del hongo se transfirieron directamente desde la hoja que usó para eliminar su espinilla, se depositaron en su piel y acabaron causándole la infección, la cual incluyó una gran lesión dolorosa con incrustaciones de sangre.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, los hongos del tipo Blastomyces suelen habitar sueltos húmedos y zonas de madera u hojas en descomposición. Suele entrar en forma de inhalación al realizar actividades al aire libre que alteren un suelo húmedo, provocando una infección pulmonar llamada blastomicosis pulmonar primaria. Asimismo, los animales domésticos (sobre todo los perros), también son proclives a sufrir esta enfermedad.
Entre los síntomas que puede ocasionar una blastomicosis suele estar el síndrome gripal -fiebre, tos y dolor muscular-, asociando en ocasiones problemas de piel si el hongo consigue viajar desde los pulmones. Sin embargo, en el caso de este obrero, las esporas se depositaron directamente sobre su piel en lugar de viajar previamente desde los pulmones, limitando la lesión a un parche justo en su labio inferior.
Una rara infección micótica
El paciente tardó siete meses en acudir al médico, explicando que se había quitado un "grano" con la cuchillas y que la herida desde entonces no había parado de crecer. En el momento de su ingreso tenía todo el borde de su labio inferior sobrelevado, con costras sanguinolentas y lesiones verrugosas. Pero los especialistas opinan que podría haber sido otro tipo de lesión como un herpes labial o incluso aftas, alas que habría transferido esporas de Blastomyces procedentes del suelo.
Aunque los análisis sanguíneos eran normales, los médicos realizaron más pruebas cutáneas que acabaron demostrando que se trataba de una infección por hongos. Concretamente, el diagnóstico fue de blastomicosis cutánea primaria. Los casos anteriormente descritos solían deberse a mordeduras o garras de animales, o bien infecciones en científicos de laboratorio que, por error, se expusieron accidentalmente a este hongo mientras lo estudiaban.
En estos casos la infección no suele viajar desde la piel a otros órganos, y de hecho el paciente solo necesitó una medicación contra el hongo. Dos semanas después de finalizar el tratamiento, su piel quedó completamente clara.