Un equipo de la Universidad de Barcelona ha reescrito los manuales de anatomía humana al describir una estructura desconocida hasta ahora en el tobillo. El bautizado como complejo ligamentoso fibulotalocalcáneo lateral (LFTCL, en inglés) se suma así a los dos conjuntos que rigen esta articulación, el ligamento colateral lateral y el ligamento colateral medial o ligamento deltoideo.
Estos resultados, obtenidos gracias al examen de unas fibras que conectan dos de los tres ligamentos independientes que componen el conjunto colateral lateral y publicados en la revista Knee Surgery, Sports Traumatology, Arthroscopy, "cambian la comprensión de esta articulación y podrían explicar por qué muchos esguinces de tobillo continúan produciendo dolor incluso meses o años después de la lesión inicial", aseguran desde el centro barcelonés.
Los ligamentos laterales del tobillo son los que se lesionan con más frecuencia en el cuerpo humano y provocan, además de un dolor prolongado, una tendencia a volver a sufrir esguinces que quedaba por explicar. "Esta falta de explicación fue la clave para cambiar el modo de abordar la disección de los ligamentos. Nos dimos cuenta de que unas fibras de conexión eran eliminadas de forma habitual porque se pensaba que no formaban parte del ligamento", explica Miquel Dalmau Pastor, investigador de la Unidad de Anatomía y Embriología Humanas y del Departamento de Patología y Terapéutica Experimental.
Según han descubierto, estas fibras conectan el fascículo (conjunto de fibras ligamentosas) inferior del ligamento talofibular anterior y el ligamento calcaneofibular. "Se podrían considerar estos dos ligamentos conectados como una estructura anatómica única, que hemos denominado complejo ligamentoso fibulotalocalcáneo lateral", explica Dalmau Pastor sobre el descubrimiento.
La disección cuidadosa de la cápsula articular del tobillo también ha permitido identificar por primera vez el componente intraarticular del ligamento talofibular anterior. Según el estudio, este ligamento estaría formado por dos fascículos, uno superior y uno inferior, que se encuentran respectivamente dentro y fuera de la articulación. El hecho de que parte de este ligamento sea una estructura intraarticular podría tener implicaciones en la evolución y el tratamiento de las lesiones de tobillo.
"Este hallazgo nos hace pensar que el comportamiento después de una lesión será similar al de otros ligamentos intraarticulares, como el ligamento cruzado anterior de la rodilla, que no son capaces de cicatrizar por sí solos cuando se rompen, lo que hace que la articulación quede inestable y requiera una intervención quirúrgica en muchos casos", explica Dalmau Pastor.
Asimismo, estos resultados permitirían explicar por qué muchos esguinces siguen produciendo dolor aunque la persona siga el tratamiento recomendado. "Al ser intraarticular, el ligamento no cicatriza. La inestabilidad de la articulación les sigue produciendo dolor y hace que estos pacientes tengan muchas posibilidades de sufrir más esguinces y de desarrollar otras lesiones en el tobillo", destaca Francesc Malagelada, coautor del estudio.
El equipo responsable del descubrimiento está especializado en la anatomía del sistema musculoesquelético, y forman parte de él Jordi Vega, Francesc Malagelada, M.ª Cristina Manzanares y Miquel Dalmau Pastor, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB.
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