Radiografía de la sexta ola: tiene la mayor incidencia pero también el menor número de muertes
Tras dos meses desde su comienzo, cuatro de las cinco oleadas anteriores ya estaban en su fase descendente. Las próximas semanas darán el tono de ésta.
22 diciembre, 2021 02:24Noticias relacionadas
No hay una igual. Lo aprendido en las anteriores oleadas del coronavirus nos sirve para saber que, cuando los contagios comienzan a subir, cuesta mucho esfuerzo doblegar la curva. Más allá de eso, cada una se ha desarrollado con sus propios ritmos y la presencia de las vacunas no iba a variar la incertidumbre en que nos dejan.
La sexta ola no es una excepción. Han pasado poco más de dos meses desde su inicio, que el Instituto de Salud Carlos III data en el 14 de octubre. Han pasado 68 días: en este tiempo, todas las olas estaban en remisión, a excepción de la segunda, que fue desarrollándose poco a poco desde el inicio del verano hasta explotar en los meses de octubre y noviembre. La sexta no solo está creciendo sino que su incidencia acumulada es la mayor de todas las oleadas a estas alturas.
Con los 695,38 casos por cada 100.000 en los últimos 14 días, esta cifra supera ampliamente los 264,13 de la quinta, que comenzó el 21 de junio, y los 416,91 de la tercera –iniciada el 7 de diciembre de 2020– en el mismo periodo de tiempo. Ambas, además, estaban ya en la curva descendiente. Las incidencias del resto de olas no llegaban a los 200 casos o los superaban por poco.
También es la tercera oleada que más contagios acumula en ese periodo de tiempo: 602.916, solo superada por la tercera, que contaba ya con 1,38 millones, y de la quinta, que acumulaba 1,07 millones de casos. La cuarta (487.716), que empezó el 15 de marzo de este año; la segunda (216.354), que comenzó el 22 de junio de 2020, y la primera (152.446) se quedan por debajo. Esta última está calculada a partir del primer caso que se notificó en España, el 31 de enero del año pasado.
Son notables las diferencias de los dos primeros periodos epidémicos respecto al resto, que reflejan un virus mucho menos transmisible. Alfa, delta y ómicron han dejado la contagiosidad de los primeros SARS-CoV-2 muy atrás.
Enfermedad grave controlada
Es al ver la enfermedad grave donde se nota el efecto de las vacunas. Atrás ha quedado el colapso hospitalario de las primeras olas. A pesar de encontrarse en el periodo descendente, la ocupación hospitalaria de camas Covid en la tercera ola era del 16,47%, con el 37,95% de las UCI con pacientes infectados.
En la primera ola, a los 68 días del primer caso nos hallábamos en pleno estado de alarma, cuando los datos eran confusos, por lo que no hay índices de ocupación en esa fecha, pero nos encontrábamos en pleno colapso hospitalario, con hospitales de campaña para atender toda la demanda.
A pesar de las diferencias en cómo se han desarrollado, la segunda, quinta y sexta olas tienen una ocupación hospitalaria similar, de alrededor del 6%, tras dos meses de sus respectivos inicios. Mientras que no hay cifras de UCI en la segunda, la quinta superaba en tres puntos a la sexta: 18,37% frente al 15,77%.
Las mejores cifras las aporta la cuarta ola: 3,75% de ocupación hospitalaria y 13,33% de UCI a los 68 días del inicio. Sin embargo, esta ola, que se considera la más suave de todas, acumuló un número de muertes mucho mayor que las dos siguientes, en las que las vacunas se habían generalizado.
Así, y posiblemente producto de la resaca de la tercera ola (que acumuló el mayor número de muertes, 18.803), el cuarto periódico epidémico del SARS-CoV-2 en España contabilizaba 7.559 muertes a los dos meses de su comienzo. Hay que tener en cuenta que la incidencia acumulada nunca bajó de 100 puntos entre la tercera y cuarta ola.
En la quinta ola, el número de muertes se redujo a 3.311, y eso que doblaba a la anterior en número de contagios. La sexta, con una cantidad de infecciones similar, ha reducido aún más el número de muertes: 1.970.
Esta cifra es la más baja después de la vivida en el verano de 2020. La segunda ola, por aquel entonces, contabilizaba 770 fallecimientos, por los más de 15.000 (notificados hasta el momento: luego la cifra se ha corregido al alza) de la primera. Eran momentos de incidencias por debajo de 10 puntos, que no se han vuelto a ver.
Incertidumbre en las próximas semanas
Los números benignos de la sexta ola en el campo de la enfermedad grave entran en una aparente contradicción con la incidencia disparada, lo que nos indica que lo que está por venir no es tan benigno.
El efecto de ómicron –que ya supone casi la mitad de los casos secuenciados en nuestro país– se ha empezado a notar en los contagios. Tras un mes del primer caso notificado, la presión hospitalaria ha comenzado a sentirlo, y poco a poco también lo va haciendo la cifra de fallecidos.
A pesar de que la experiencia de cuatro de las cinco olas anteriores indican que, a estas alturas, se ha doblegado la curva de contagios y comienza el descenso, en este caso parece que ocurrirá lo contrario tras el empuje de la nueva variante: estamos al comienzo de los momentos más duros, con unas fechas especialmente delicadas, las vacaciones navideñas, y unas administraciones que están tardando en reaccionar ante lo que se viene en las próximas semanas. Serán estas, y no los dos meses anteriores, los que den la forma definitiva a esta sexta ola.