El drama de los ingresos forzosos en Psiquiatría: "Si no lo hubieran hecho, igual no estaría aquí"
Unidas Podemos propone modificar el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Civil que regula los ingresos involuntarios en paciente de Psiquiatría.
13 junio, 2022 02:43Noticias relacionadas
"Cuando me ingresaron por primera vez de manera involuntaria en el área de Psiquiatría me di cuenta de que mi realidad estaba completamente distorsionada. En otro ingreso involuntario posterior me salvaron la vida: si no lo hubieran hecho, igual no estaría aquí". Lucía (nombre ficticio) ha vivido hasta cuatro ingresos involuntarios desde que fue diagnosticada de anorexia nerviosa y, aunque reconoce que al principio se resistió, ha terminado encontrando en ellos un efecto positivo para su salud mental.
Sin embargo, la norma que regula estos procedimientos podría cambiar. Se trata en concreto del artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), que tiene por objetivo evitar la arbitrariedad en estos ingresos. Según este texto, los ingresos involuntarios deben contar con una autorización judicial: el propio juez deberá escuchar al afectado, examinarlo y oír el dictamen del facultativo que él haya designado. Además, se exige que se emitan informes periódicos y también se puede apelar a su decisión.
Existen dos documentos que piden un cambio en los ingresos involuntarios: la Proposición de Ley General de Salud Mental del 17 de septiembre de 2021 —presentada por Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Comú— y la Estrategia Española sobre Discapacidad 2022-2030 —aprobada el pasado 3 de mayo en el Consejo de Ministros y presentada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 que lidera Ione Belarra, de Unidas Podemos—.
En el capítulo IV de la citada proposición de ley puede leerse que "no procederá el internamiento u hospitalización en contra de la voluntad del o la paciente, salvo en los supuestos restringidos y tasados en lo que determine una ley orgánica y siempre previa autorización judicial". La estrategia aprobada por el Consejo de Ministros habla directamente de estudiar la modificación del artículo 763 de la LEC "sobre la base de los derechos humanos y las medidas alternativas a los internamientos forzosos".
"En esta última estrategia se ha hecho el anuncio de que se van a prohibir los ingresos involuntarios y esto supone una desprotección para el enfermo y su familia", denuncia Marina Díaz Marsá, jefa de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid (SPM). "Es una preocupación real para las sociedades de Psiquiatría y estamos concienciando de que no ingresamos de manera involuntaria por capricho. Intentamos evitarlos a toda costa, pero hay situaciones en las que hay que recurrir a ellos. Los psiquiatras somos médicos y actuamos con criterios médicos".
Ingresos desde dentro
En este sentido, Eduardo Cocho, que es secretario de la junta directiva de la Asociación Española de Apoyo en Psicosis (AMAFE), celebra que hoy en día se respeta la libertad de los pacientes de Psiquiatría y los médicos son muy cercanos. Recuerda, sin embargo, que en el año 1993 fue ingresado de manera involuntaria en el Hospital Gregorio Marañón por orden judicial durante 40 días que fueron muy duros. Cocho vive con una esquizofrenia paranoide, pero en aquel entonces no le había sido diagnosticada. "Antiguamente ha habido mucha arbitrariedad, pero ha mejorado muchísimo, sinceramente".
Cocho coincide en que los ingresos involuntarios deben aplicarse cuando sea estrictamente necesario y, por eso, ve con buenos ojos que se desarrolle una ley en la que se recojan cuáles son esos casos. "Yo he tenido unos cinco o seis ingresos", admite Luis (nombre ficticio), que padece un trastorno esquizoafectivo. "Pero nunca me he negado, siempre lo he visto como algo positivo para mí. Son situaciones muy duras, pero sales reforzado de ellas". Gracias a la medicación y la psicoterapia, Luis se encuentra estable a día de hoy, pero recuerda cómo varias veces ha acudido a ingresar voluntariamente al reconocer síntomas de una situación aguda de su enfermedad.
"Los ingresos involuntarios son importantes porque hay gente que no se da cuenta de que está enferma o que su conducta no es la adecuada", explica Luis. Esto mismo explica Lucía que confiesa que en los momentos más agudos de su trastorno se provocaba daño a sí misma para desconectarse del mundo y su malestar, centrándose en él. A pesar de ello, en los momentos iniciales de su ingreso pensaba que los médicos estaban en su contra, que ella podía suicidarse si quería, que no tenía importancia y mintió en una ocasión para conseguir el alta médica, sin éxito.
"Vivía en otra realidad, tomaba pastillas y acababa en la UCI. Me tenían que parar los pies. Las primeras semanas de ingreso no colaboraba, pero cuando empezaba a hacerlo para poder salir de ahí me daba cuenta de que cada vez me sentía mejor. Pienso que si no existiera el ingreso involuntario habría muchos más muertos por suicidio", cuenta Lucía. Precisamente, los dos textos promovidos desde Unidas Podemos hablan de establecer protocolos para la prevención del suicido y a esto Díaz Marsá no le encuentra sentido porque el ingreso involuntario tiene ese objetivo.
Tanto Luis como Lucía explican que en sus ingresos nunca han tenido queja del trabajo de los psiquiatras y los demás profesionales que les han atendido. La mujer cuenta que cuando colaboraba con los médicos lo hacía al principio para poder salir del hospital, pero poco a poco sentía que la terapia funcionaba; el ingreso pasaba de ser involuntario a contar con su conformidad. "De todas formas, este cambio de mentalidad no se da de golpe. Aunque colaboraba de repente la liaba: un día me subí a la cama para desenroscar una bombilla y cortarme con ella", recuerda.
Ingresar para proteger
La psiquiatra explica que para ingresar a un paciente de manera involuntaria actualmente hay que hacer una valoración psiquiátrica —"se evalúa la situación psicopatológica, los aspectos cognitivos, volitivos y emocionales, si tiene ideación delirante o riesgo de agresividad hacia sí mismo o hacia los demás"— y de inmediato se comunica al juez, que tiene 24 horas para valorar si el ingreso está bien hecho y puede revertirlo. "De todos los ingresos, sólo el 40% son involuntarios y la mayoría de los jueces los avalan. Nadie hace un ingreso que no se precise", aclara la doctora.
La experta explica que estos ingresos sirven para proteger a los pacientes y a las familias porque toman decisiones que son fruto de la enfermedad. Es decir, que su libertad y su cognición están alteradas por la situación mental: "Puede que una persona atraviese un episodio maníaco y se gaste el sueldo de un mes con el que mantiene una familia o que otro piense en salir a andar por la M-40 o, directamente, en suicidarse. Otros se sienten perseguidos y se dañan a ellos mismos o a su entorno, padecen una descompensación de su trastorno y hay que protegerlos".
Además, la Proposición de Ley General de Salud Mental incluye la obligación de realizar registros de los ingresos forzosos y de las medidas de contención mecánica que se realicen en Psiquiatría. También crear equipos de intervención en crisis libres de coerción. Tal y como se explica en este artículo de Revista ENE de Enfermería, la contención mecánica es "una terapia consistente en la supresión de toda posibilidad de movimiento de una parte o de la totalidad móvil del organismo para favorecer la curación, utilizada en la agitación psicomotora o en la falta de control de estímulos".
Prejuicios contra los médicos
La jefa de Psiquiatría del Hospital San Carlos admite que los ingresos son situaciones dolorosas para el paciente, sus familias e, incluso, para los propios médicos. "Tenemos que irnos al siglo pasado para observar contenciones no tan regladas como ahora", manifiesta la experta. "Hoy el ingreso involuntario está muy reglado, siempre supervisado por un juez, basado en criterios clínicos y trabajamos para que sea lo más humano posible". La doctora explica que se debe formar al personal de los hospitales implicados e, incluso, policías y personal del SAMUR —que muchas veces son quienes atienden estos casos— para que en las contenciones se hagan con la mayor delicadeza y se preserve la dignidad del paciente.
Marina Díaz Marsá lamenta que sigue habiendo estigma contra los profesionales de la Psiquiatría que, en muchos casos, proceden del cine: "Ya no somos esos personajes oscuros; cada vez hay menos hospitales psiquiátricos, son casi todos hospitales generales. No tenemos habitaciones acolchadas, ni habitaciones de aislamiento. Las habitaciones de estos pacientes son iguales que las de cualquier otra especialidad, la única diferencia es que la planta se cierra si hay riesgo de fuga de un paciente y se evitan en las habitaciones los objetos que pueden usarse con violencia".
En este sentido, la Sociedad de Psiquiatría de Madrid ha grabado el mediometraje Enemigos Íntimos en el que se pretende desestigmatizar las enfermedades psiquiátricas y también la profesión de los psiquiatras. Su estreno tendrá lugar en la Academia de Cine de Madrid el 24 de junio a las 12.30. Según Díaz Marsá, se calcula que una de cada cuatro personas padecerán algún trastorno mental a lo largo de toda su vida.