La gran mentira de que el fracaso conduce al éxito: un estudio desmonta las bondades de equivocarse
En muchas ocasiones los humanos no queremos aprender de nuestros errores porque amenazan la imagen que tenemos de nosotros mismos.
11 junio, 2024 02:23Uno de los vídeos más compartidos en las últimas horas en las redes sociales de España es una grabación casera que protagonizó Carlos Alcaraz cuando sólo tenía 12 años. El pequeño tenista manifiesta ante la cámara que su sueño es llegar algún día a ganar los torneos de Roland Garros y de Wimbledon, y este domingo el murciano lo ha conseguido. Sin duda, estas historias de éxito y superación nos emocionan y motivan, nos hacen pensar que algún día seremos nosotros los que, después de muchos fracasos, obtendremos lo que siempre hemos anhelado.
"He fracasado una y otra vez y esa es la razón por la que al final he tenido éxito", dijo una vez el jugador de baloncesto Michael Jordan. Esta idea, según la American Psychological Association, se encuentra muy extendida en nuestra sociedad: después de los fracasos llega el éxito y, por eso, hay que perseverar a pesar de los palos que todos hemos recibido en alguna ocasión. Tras realizar un estudio, la American Psychological Association no sólo dice que esta creencia es falsa, sino que, además, es dañina para la sociedad.
Los investigadores realizaron un total de once experimentos que involucraron a unas 1.800 personas. Definieron el fracaso como un evento que no sucede como el participante desea, como suspender un examen, y el éxito como la acción que cambiaron para alcanzar ese objetivo que antes no habían logrado, corregir sus errores. Preguntaron a los participantes cuáles creían que eran sus posibilidades de obtener el éxito y luego compararon esas respuestas con estadísticas nacionales.
Nuestro ego, implicado
"Os adelantamos que las predicciones fueron demasiado optimistas sobre la probabilidad de obtener el éxito porque los participantes tienden a pensar que las personas prestan atención a sus fracasos", destaca el estudio, que ha sido publicado en la revista Journal of Experimental Psychology, al comienzo. Pero, ¿por qué sucede esto? Una de las razones por las que nos mostramos demasiado positivos, según el estudio, es que tenemos problemas para tomar perspectiva de estos problemas.
El estudio sostiene que tenemos dificultades para conectar con la información negativa sobre nosotros mismos, evitar este tipo de información es una defensa psicológica común. El problema es que cuando evitamos esa información cortamos la oportunidad de aprender. "Pero, ¿por qué lo haríamos? Pues para sentirnos mejor con nosotros mismos. El fracaso es desmotivante y amenaza nuestro ego. Las personas que fracasan desconectan cuando el objetivo de preservar la idea de uno mismo supera al objetivo de aprender de la experiencia", razonan los investigadores en el estudio.
La autora principal del estudio, Lauren Eskreis-Winkler, profesora en Northwestern University, explica que aunque decirle a las personas que tendrán éxito después de fracasar puede hacer que se sientan mejor, ese punto de vista puede alterar las consecuencias en el mundo real. "Las personas confunden normalmente lo que es con lo que debería ser. Deberían prestar atención y aprender de los fracasos, pero con bastante frecuencia no lo hacen porque esa experiencia los desmotiva o amenaza la imagen que tienen de sí mismos".
Historias de fracaso
En uno de los once experimentos, los investigadores estudiaron a un grupo de personas que habían sobrevivido a un ataque al corazón. Ese había sido su fracaso en cuanto a la salud y observaron cuántos habían obtenido éxito, cuantificado como un cambio de hábitos de vida saludable. Los investigadores preguntaron a los participantes del estudio qué porcentaje de supervivientes de un ataque al corazón habían considerado este evento como un motivo suficiente para cambiar sus hábitos de vida.
"De media, los participantes en condición de control pensaron que el 62,37% de los supervivientes de un ataque al corazón habían realizado cambios correctivos medibles en su estilo de vida después de su fallo cardíaco. En realidad, sólo el 47% de estos supervivientes cardíacos hicieron un cambio positivo en su estilo de vida después de dicho accidente", recoge el artículo. En cualquier caso, este estudio también realizó experimentos con otros grupos de población que, en general, también se mostraron demasiado positivos.
Los autores del estudio también destacan uno de los experimentos realizado con ex convictos y personas con adicción a las drogas. En estos estudios, los participantes tendían a pensar que los programas de rehabilitación eran más exitosos de lo que realmente son. Cuando las personas pensaban que el éxito de estas personas se producía de manera natural después de haber fracasado, se mostraban menos dispuestas a ayudarlas. En estos casos, los autores del estudio aportaron las tasas reales de recuperación de estas personas y observaron que el comportamiento de los participantes cambió.
En dos experimentos, los participantes pasaron a apoyar en mayor medida la aprobación de programas de rehabilitación con fondos públicos para ex presidiarios y de tratamiento de drogas cuando aprendían que las tasas de éxito con estas personas eran bajas. "Cuando se corrigen nuestras creencias equivocadas sobre el fracaso, se puede ayudar a desviar el dinero de los contribuyentes del castigo hacia la rehabilitación y la reforma", explica Eskreis-Winkler.