España, el gran paraíso de la legionelosis en Europa: los casos se duplican en sólo una década
En 2023 se registraron 2.294 casos, un 13% más que el año anterior. También se notificaron 190 muertes y una letalidad del 8,4%.
9 julio, 2024 02:26El número de casos de Legionella en España en el 2023 fue el más alto de toda su historia, duplicando la tasa de incidencia de hace 10 años, según el último informe de vigilancia epidemiológica de legionelosis publicado por el Instituto de Salud Carlos III.
También duplica la incidencia media de la Unión Europea y es el tercer país con la mayor tasa de casos, tras Eslovenia e Italia.
En 2023 se notificaron 2.294 casos de legionelosis, una infección respiratoria causada por bacterias del género Legionella y que se transmite a través de los aerosoles producidos por torres de refrigeración.
Esto supuso un 13% más de casos que los detectados el año anterior. La tasa de incidencia se situó en 4,66 infecciones por 100.000 habitantes. Diez años atrás, en 2013, se registraron 1,74.
Entre 2015 y 2023, la incidencia media ha crecido a un ritmo del 7,9% anual.
"Desde hace unos 10 años que se está viendo un aumento sostenido", comenta Pere Godoy, miembro del grupo de vacunas y vigilancia de la Sociedad Española de Epidemiología.
"Seguramente concurren varias causas. Por ejemplo, el cambio climático puede tener su papel: la Legionella vive en el agua superficial y el aumento de temperaturas puede suponer que crezca más rápido".
A esta bacteria le encantan los climas cálidos y húmedos (por eso la mayor actividad ocurre en los meses de verano) y las aguas estancadas.
La presencia de limo, sedimentos y desechos de corrosión contribuyen a la persistencia de la bacteria, que adquiere peligro cuando es diseminada a través de sistemas que almacenan agua y generan aerosoles o sprays.
Grifos, duchas o incluso aspersores como los utilizados para refrescar las terrazas en verano pueden ser focos de dispersión.
Más muertes por Legionella
Godoy apunta que el progresivo envejecimiento de la población y el tabaquismo también jueguen un papel, así como la generalización de la detección de la bacteria en las urgencias.
"El sistema sanitario ha ido mejorando su capacidad para detectar casos. Se hace una prueba de orina en las personas que vienen a urgencias con neumonía, sobre todo mayores, y eso facilita que cada vez se escapen menos casos".
En 2023 se registraron, además, 190 muertes por legionelosis. La mayoría, en hombres (133), algo que puede explicarse por la mayor prevalencia del tabaquismo en el género masculino, apunta el epidemiólogo. La edad media de los fallecidos fue de 78 años y solo se produjeron dos defunciones en el grupo de edad de los 15 a los 44 años.
La letalidad de la enfermedad es del 8,4%. Es decir, una de cada 12 personas que contrajo legionelosis murió por la infección.
Un año antes, en 2022, se registraron 122 defunciones, con una letalidad del 6,2%. Cifras parecidas se registraron en 2021.
La incidencia de la legionelosis no fue la misma en todas las comunidades. El norte-noreste de España acumula las tasas más elevadas: País Vasco (8,84 por 100.000 personas), Navarra (7,67), Aragón (7,41) y Cataluña (7,29).
En el lado opuesto, Baleares (2,92), Madrid (2,41) y Canarias (1,48) fueron las regiones con menos casos, así como Ceuta y Melilla, que no registraron ninguno.
Donde más crecieron las infecciones, sin embargo, fue en Asturias y La Rioja. Ambas registraron incrementos superiores al 50% en solo un año.
Curiosamente, los mayores brotes que se dieron el año pasado correspondieron a Cáceres, donde fueron hospitalizadas seis personas y murió un hombre de 74 años. Todos ellos habían estado en el mismo hotel y se piensa que la bacteria se transmitió a través de las duchas.
En la provincia de Valencia, la Legionella se propagó a través de los grifos de un centro comercial en Alberic,con 15 casos y tres hospitalizados.
En Sevilla hubo un brote de cuatro casos, con una hospitalización, en una piscina comunitaria de Montequinto.
Calor y turismo
A nivel europeo, España es el segundo país con más casos (tras Italia) y el tercero con una mayor tasa (tras Eslovenia e Italia), según los datos registrados por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades.
En 2022 (último año con datos comparables), Italia registró 3,033 casos por 1.953 de España. Sin embargo, fue Eslovenia, con 6,79 casos por cada 100.000 personas, quien tuvo la tasa más alta: Italia contabilizó 5,14 y España 4,12. La media europea se situó en 2,35, algo más de la mitad de la cifra española.
Pere Godoy señala que estos tres países son mediterráneos y que su clima puede explicar la alta incidencia. En el caso de España e Italia, además, sus potentes sistemas sanitarios y el turismo masivo son factores a tener en cuenta: los hoteles son una fuente clásica de brotes.
"El turismo no es algo que haya que penalizar pero tenemos que ser conscientes de que es un factor para la propagación de Legionella".
La bacteria tiene un periodo de incubación de entre 2 y 10 días y sus síntomas suelen ser fiebre, cefaleas, dolor muscular, diarrea o vómitos. Además, una parte importante de los pacientes puede presentar confusión mental y delirio.
Fue identificada por primera vez en 1976 y a partir de los años 90 se detectó cada vez más gracias a la aparición de pruebas de diagnóstico rápido.
Son las personas mayores y con comorbilidades las más susceptibles de complicaciones de la enfermedad.
El 58% de los casos notificados el año pasado tenía, al menos, un antecedente de riesgo. Fumadores (723 casos), personas con enfermedad pulmonar crónica (344), inmunodepresión o cáncer (461 casos) y diabetes (226 casos) fueron las principales comorbilidades.
Pere Godoy recuerda que la Legionella es casi ubicua y que la única forma de combatirla es adelantarse a ella.
"Donde se busca, se encuentra. Evitar que esté es virtualmente imposible, lo que hay que hacer es evitar que crezca tratando el agua".
La ampliación de los programas de detección de la bacteria en el agua en sitios como hoteles, residencias de ancianos y hospitales es vital para controlar los brotes.
"Los autocontroles son muy útiles para detectar concentraciones altas y proceder con tratamientos de choque con cloro", comenta el epidemiólogo.
"Pero hay que tener en cuenta que el aspecto ambiental juega un papel importante. Hay que ser consciente de que este riesgo existe y seguirá existiendo", recuerda.