La hepatitis A vuelve a extenderse en España: aumenta un 237% en dos años con casi 1.000 casos en 2024
- Los datos sugieren que la infección se podría estar adquiriendo por ciertas prácticas sexuales que suponen un riesgo para la transmisión del virus.
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España vive "un aumento significativo en el número de casos acumulados de hepatitis A", según el Ministerio de Sanidad. Hasta la semana 46 de este año, se han notificado 894 casos. Una cifra muy superior a la de 2023 (336) y a la de 2022 (265). En sólo dos años, el número de casos acumulados de hepatitis A ha aumentado un 237%.
Este incremento representa "una tendencia creciente" que, según sugieren los datos, no está relacionada con un incremento en la importación de casos ni con la identificación de grandes brotes con una fuente común. La posible causa parece esconderse tras la información genómica de los aislamientos y el perfil de los casos.
Ambos son compatibles con la hipótesis de un aumento de la transmisión en la población de hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, como se ha observado ya en Portugal. Desde Sanidad entienden que la imposibilidad de contactar con las parejas sexuales impide el estudio de contactos y, por tanto, dificulta la administración de profilaxis post exposición, pudiendo producirse una transmisión sostenida en este grupo poblacional.
El aumento de la transmisión también coincide, según Sanidad, con "una limitada cobertura vacunal" en esta población, pese a que la vacuna frente a la hepatitis A está recomendada. Aunque no existe información a nivel nacional sobre coberturas de vacunación frente a hepatitis A por grupos en España, los datos de otros registros así lo demuestran.
De los usuarios incluidos en el sistema de información de programas de profilaxis pre-exposición al VIH (PrEP), el 50,2% están inmunizados frente a la hepatitis A. El porcentaje es menor en la Encuesta Hospitalaria de pacientes con infección por el VIH de 2024: de los hombres que habían adquirido la infección por VIH a través de relaciones homo/bisexuales no protegidas, el 43,1% estaban vacunados. Por ello el riesgo de infección se considera moderado en el momento actual para este grupo.
Cambio a nivel epidemiológico
El uso de las vacunas contra la hepatitis A se inició a principios de los años 90. Aunque en España actualmente no está incluida la vacunación de manera sistemática en el territorio nacional; salvo Cataluña, Ceuta y Melilla, que sí la incluyen en su programa de vacunación infantil.
El portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), Diego García Martínez de Artola, confía en que cada vez haya mayor publicidad para poder mejorar estos datos. También cree que es posible que esté habiendo "una transmisión silente" que esté pasando desapercibida.
En 2024, se notificaron 32 brotes de hepatitis A, con un total de 105 casos. La mayor incidencia acumulada se observó en hombres de 15 a 44 años, mientras que la razón hombre/mujer fue superior a años previos. El hecho de que la población más afectada ahora sean varones y la distribución entre géneros sea menos homogénea refleja "un cambio a nivel epidemiológico".
Todo apunta, comenta el portavoz de SEIMC, a que la población de riesgo puede estar adquiriendo la infección por determinadas prácticas sexuales que representan un factor de riesgo para la transmisión del virus de la hepatitis A. Particularmente, las de sexo oral-anal, por lo que las medidas usadas habitualmente para prevenir infecciones de transmisión sexual no previenen la transmisión de este virus.
Otras formas de transmisión es persona a persona por vía fecal oral. En este caso, los niños juegan un papel importante por ser una fuente de infección para otras personas al padecer infecciones asintomáticas que pasan inadvertidas. El consumo de alimentos crudos, poco cocinados o contaminados por manipuladores infectados también puede ser una vía de transmisión.
Una defunción en 2024
La gravedad de la enfermedad es baja en la mayoría de los casos. Aunque las personas inmunodeprimidas y aquellas con una hepatopatía subyacente podrían experimentar una mayor gravedad clínica. Como explica el catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, Raúl Rivas, cualquier persona puede tener complicaciones.
Pero cuando se produce junto con otras infecciones —como, por ejemplo, el virus del papiloma humano (VPH)— "la hepatitis A es peligrosa". El riesgo también es mayor si la infección se da en personas trasplantadas o en espera de trasplante hepático. En estos casos, "la hepatitis puede llegar a ser fulminante", como añade García.
No obstante, la letalidad suele ser muy baja: suele ser menor del 0,5% en los casos notificados. En los mayores de 50 años sí que puede ser superior al 1,5%. En lo que llevamos de año, se ha notificado una defunción de las 459 personas que han tenido que ser hospitalizadas.
En más del 70% de los adultos la enfermedad es sintomática. Estos suelen iniciarse bruscamente con náuseas, vómitos, fiebre y dolor abdominal, seguidos en los días siguientes de la presentación típica con ictericia, prurito y coluria, pudiendo acompañarse de heces acólicas.
Para que en 2025 año no continúe el "aumento significativo" (y evitar las cifras que se registraban antes de la pandemia de Covid-19, con miles de casos cada año), los expertos inciden en la importancia de "reforzar la vigilancia epidemiológica de la hepatitis A para ver si aparecen nuevos brotes".
Además, es fundamental caracterizar la dinámica del aumento de casos para mejorar el conocimiento sobre los posibles cambios en los patrones epidemiológicos de la transmisión o en el perfil de la población de mayor riesgo. Y como medida preventiva, la vacunación es "la mejor herramienta". Aunque la higiene también puede ser clave para evitar la transmisión de la hepatitis.