Por qué la piel de Sergio Peris-Mencheta se ha vuelto tan oscura: el efecto más desconocido tras su cáncer
- En el pasado mes de mayo, Peris-Mencheta recibió un trasplante de médula ósea procedente de su hermano para combatir su leucemia.
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El actor y director de cine Sergio Peris-Mencheta anunció hace casi un año que estaba recibiendo quimioterapia y esperando un trasplante de médula ósea. Peris-Mencheta padecía un tipo poco frecuente de leucemia, la mieloide crónica, que comienza en la médula y se expande por la sangre. El trasplante es la pieza clave en la curación de este tipo de tumor y el actor lo recibió el pasado mes de mayo. Sin embargo, el proceso posterior es largo y han aparecido secuelas que se han convertido en su nueva realidad.
"Por dentro estoy muy bien. Los resultados son buenos, la enfermedad ha desaparecido y las analíticas son buenas", compartía hace una semana el actor en una entrevista en el programa de radio El Faro de la Cadena SER. Ahora bien, Peris-Mencheta explicó que estaba viviendo los síntomas de la enfermedad de injerto contra huéspedes (EICH) y que, por ello, estaba tomando bastantes medicamentos. Es decir, que la médula ósea recibida de su hermano ataca algunos de sus propios tejidos porque los reconoce como extraños.
"Me afecta tanto a nivel glándulas salivales, sudor, —no sudo, tengo la boca seca muy a menudo— como las articulaciones y la piel. Por eso, este moreno que tengo no es del sol, lo tengo porque la piel de mi cara de momento está de color minero", explicó en el programa. Además, el actor explica que está recibiendo tratamiento para evitar que la EICH actúe contra sus pulmones. El oscurecimiento de su cara, sin embargo, ha sido el signo que más ha llamado la atención en internet.
"La piel es el órgano que con más frecuencia se ve afectado por el EICH", explica Raúl Córdoba, coordinador de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología y Hemoterapia de la Fundación Jiménez Díaz (FJD), investigador del Instituto de Investigación Sanitaria del FJD y miembro asociado de la Fundación ECO. "El hígado es el siguiente órgano que ataca el EICH con más frecuencia, seguido del tubo digestivo y los pulmones. Al resto de órganos les ataca con una frecuencia menor".
Córdoba explica que, cuando la enfermedad se manifiesta en la piel, deja lesiones. Al principio son enrojecidas debido a la inflamación, pero con el tratamiento se van apagando poco a poco. "La piel adquiere, de esta manera, una pigmentación residual más morena que es resultado de la desinflamación", explica este médico. "Cuando se produce un proceso inflamatorio decimos que la EICH es aguda, pero cuando vemos cambios residuales o cicatriciales decimos que es una EICH cutánea crónica".
Es decir, que esta pigmentación podría no remitir. Pero, además, este cambio de color de la piel no es el único síntoma, sino que la incapacidad para sudar está relacionada. "La EICH puede provocar la pérdida de lo que conocemos como anejos cutáneos: el pelo y las glándulas sudoríparas. Hay pacientes que pueden manifestar una alopecia a raíz de este fenómeno y otros, la capacidad de sudar. Al final, es una cicatriz que tiene el cuerpo después de haber sufrido un ataque", apunta Córdoba.
Candidatos a trasplante
El médico apunta que todavía es pronto para determinar si estos efectos serán reversibles o no, pero este trasplante es la única estrategia curativa para este tipo de leucemia. Por desgracia, no todos los pacientes con este cáncer son candidatos a él. Córdoba explica que a partir de los 65 años tiene una mortalidad asociada muy elevada y no se suele hacer, además de que es necesario que tanto donante como receptor estén sanos y tengan un alto nivel de compatibilidad para evitar, precisamente, los peores efectos de la EICH, que puede llegar a ser mortal.
"Al final, este trasplante se puede hacer a un 40% de los pacientes con una leucemia mieloide aguda, como la que ha tenido él", sostiene Córdoba. "Hay dos momentos muy importantes a la hora de hacer un trasplante de médula: el primero, los tres primeros meses, y el segundo, desde el tercer mes hasta que se completa el año". Como mínimo, las personas que han recibido uno de estos trasplantes deben tomar medicamentos inmunosupresores durante seis meses, pero se puede alargar si es necesario.
"A pesar de que el donante sea compatible y a pesar de recibir un tratamiento inmunosupresor existe entre un 30% y un 50% de posibilidad de que aparezca el EICH", explica el médico. De hecho, en su paso por la SER, el actor explicó que su hermano y él tienen un altísimo grado de compatibilidad y, a pesar de ello, ha tenido efectos. Como su propio nombre indica, el tratamiento inmunosupresor hace a sus receptores más vulnerables a una infección y, por ello, el primer año es determinante.
A pesar de su dureza, el trasplante de médula es especialmente importante en leucemias que se producen en adultos, que suelen tener peor pronóstico que las infantiles. "Según los últimos datos, en 2025 habrá unos 25.000 nuevos casos de cáncer hematológico. De ellos, un tercio serán mieloides y de estos, a su vez, un cuarto serán leucemias mieloides agudas, como las de Peris-Mencheta. Es una enfermedad grave", explica Córdoba.
Este médico destaca que, a pesar de realizarse con éxito, estos trasplantes no consiguen curar a todos los que lo reciben. "Esta estrategia tiene un éxito de entre el 40% y el 50% de los pacientes, pero la otra mitad recae después", subraya.