La pandemia de Covid causó alrededor de 157.000 muertes en España según fuentes oficiales.

La pandemia de Covid causó alrededor de 157.000 muertes en España según fuentes oficiales. EE Arte

Salud

Retrato de la Covid en España después de 5 años, 14 millones de contagios y 157.000 muertes: "No hemos aprendido nada"

Un lustro después de la proclamación del estado de alarma, la cara de la Covid ha cambiado por completo pero su impacto se sigue notando.

Más información: "Salimos más fuertes", la gran mentira de la Covid: cinco años después somos "menos resilientes", más 'conspiranoicos' y los sanitarios se quieren ir

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El 14 de marzo de 2020 amaneció casi como un día cualquiera. A lo largo de esa misma semana los colegios ya habían cerrado, numerosas personas dejaron de acudir a la oficina para teletrabajar desde casa, hubo acopio de alimentos y papel higiénico y todos nos preparamos para la incertidumbre. 

La mañana de ese sábado, con todo, era especialmente silenciosa. Los negocios estaban cerrados, no se oía el tráfico en las calles ni los chillidos de los niños jugando al fútbol. Todo era extrañamente tranquilo. Al mismo tiempo, un caos se desataba en los hospitales. 

"Recuerdo esa época algo obnubilada, como si hubiera sido un mal sueño", reconoce S. T. R., una enfermera de un hospital madrileño que no quiere dar su nombre completo. Una semana antes del estado de alarma ya la pasaron del quirófano a cuidados intensivos "solo con un curso de cinco horas de manejo de respiradores" y lo que vivió allí fue una locura total.

"En nuestra UVI murió mucha gente, calculamos que el 50% de los pacientes" en los menos de dos meses que duró la excepcionalidad. "El peor momento fue ver morir gente de 40 años y no poder hacer nada, gente muy joven".

La enfermera recuerda que aquellos días "no tomaba ni café para no tener que salir al baño, siete horas sin parar para comer o beber hasta que te daban el relevo". Tras ello, llegaba a su casa, ponía su ropa a lavar, se duchaba e iba a ver a su hija de un año y medio, que estaba con sus suegros: "La veía un ratito, a distancia y con una [mascarilla] FP2". La ansiedad le impedía dormir y conducir por un Madrid fantasmal, sin una sola alma en la calle, le daba más ambiente pesadillesco a lo que estaba viviendo.

Han pasado 5 años de la proclamación del estado de alarma en España, una medida que se prolongó hasta el 21 de junio de 2020. Nuestro país decretaba por primera vez en su historia democrática el confinamiento de los ciudadanos salvo para los servicios y necesidades básicas.

Lo hizo al mismo tiempo que la Organización Mundial de la Salud declaraba la pandemia de Covid-19 y muchos otros países tomaban similares medidas. Nunca se había vivido algo así en la historia de la humanidad: millones de personas en casi todos los países del mundo encerradas en casas para evitar la propagación de un virus que apenas se estaba empezando a conocer.

El 30 de diciembre de 2019, las autoridades sanitarias de Wuhan (China) informaban de que 27 personas habían sido diagnosticadas de un síndrome respiratorio agudo grave de origen desconocido. El nexo era el mercado mayorista de mariscos de la ciudad.

El responsable de este síndrome pertenecía a la familia de los coronavirus, algunos de cuyos miembros se sabía que causaban resfriados en humanos, pero no se trataba de ninguno de los virus ya conocidos. El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas anunciaron que habían aislado el virus y le habían puesto nombre: 2019-nCoV, de '2019-novel coronavirus', es decir, 'nuevo coronavirus de 2019'.

El 11 de febrero, la OMS lo rebautizó como SARS-CoV-2, esto es, 'coronavirus causante de síndrome respiratorio agudo severo 2' (el primero apareció a principios de siglo en el sudeste asiático), y a la enfermedad que causa, Covid-19, por 'enfermedad causada por el coronavirus de 2019' en inglés.

Antes, el 30 de enero, había declarado la emergencia de salud pública de importancia internacional. Un día después, el 31, se detectaba el primer caso en España, un alemán que se encontraba en la isla de La Gomera. 

Ese mismo día llegaban a Torrejón de Ardoz (Madrid) los 21 españoles repatriados desde China, que tendrían que pasar una cuarentena de dos semanas en la planta 17 del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.

El día que salieron de su aislamiento, el 13 de febrero, fallecía en Valencia por neumonía un hombre que había estado de vacaciones en Nepal. Pero no fue hasta el 3 de marzo cuando se supo que había sido la primera víctima mortal del Covid en España y en Europa.

Pompas fúnebres con máscaras de buceo

"La semana anterior al 8 de marzo estuve en Venecia con mi mujer y la sensación era un poco extraña", recuerda Rafael Ortí, jefe del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico de Valencia y entonces presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

"Había una mujer en el suelo, se había caído y todos estaban dándose la vuelta, como protegiéndose. Cuando volvimos a Valencia entendí lo que pasaba: en Italia iban diez días por delante y esta sensación de ir nosotros por detrás me acompañó durante gran parte de la pandemia".

Los protocolos de la Covid se adaptaron de los de la gripe, aunque al principio recuerda que muchos lo calificaron como una barbaridad. Aunque se le banalice, el virus de la gripe era responsable de unas 10.000 muertes al año antes de la pandemia, según datos del Instituto de Salud Carlos III.

"Ahora hemos confirmado que la Covid es como una gripe: cuando los virus mutan y hay una variante nueva, mata a mucha gente", explica Ortí. "Si el organismo humano no está preparado porque no tiene inmunidad, es muy agresivo".

El desconocimiento del virus generaba situaciones casi estrambóticas. "Los empleados de pompas fúnebres venían con máscaras de buceo", recuerda Ricard Ferrer, jefe del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.

"Como no sabíamos cómo se transmitía y viendo la enfermedad tan grave que generaba, se tomaban las máximas precauciones". Por ejemplo, aislar a los pacientes Covid de los que iban a recibir trasplante de pulmón, que también pasaban por cuidados intensivos.

Hubo decisiones duras, como impedir las visitas de familiares. "Probablamente, fue algo excesivo", comenta, sin olvidar que en aquel momento había un "tsunami" de pacientes Covid que pasaban por UCI. "De uno o dos ingresos al día pasamos a más de veinte", comenta, situación que solo empezó a aligerarse tras la Semana Santa.

En esa primera ola del virus hubo 246.272 contagios y más de 28.000 muertos, si bien algunas cifras apuntan un número superior a 45.000 víctimas. En todo el mundo se registraron más de 10 millones de casos de Covid y medio millón de muertes.

A día de hoy, en nuestro país ha dejado de contabilizar caso por caso pero se estiman, al menos, 14 millones de contagios. Además, se han registrado más de 150.000 muertes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística hasta junio de 2024. 

Estas cifras pueden estar subestimadas. El informe de los expertos sobre la respuesta española a la pandemia, que vio la luz a finales de 2023, ya recordaba que estos datos, "a pesar de su magnitud, infraestimar las cifras reales, especialmente los casos confirmados y las muertes, y particularmente durante la primera ola pandémica, debido a la diferente disponibilidad y uso de pruebas diagnósticas y a los cambios en los sistemas de vigilancia epidemiológica".

A nivel internacional, las muertes registradas superaban los 7 millones a finales de 2024 mientras que los casos se acercan a los 800 millones.

La OMS dio por finalizada la emergencia internacional por Covid el 5 de mayo de 2023. En España, el Consejo de Ministros declaró el fin de la crisis sanitaria el 4 de julio de ese mismo año. La obligatoriedad de usar mascarilla en establecimientos sanitarios, la última medida que quedaba en pie para hacer frente al virus, se levantaba.

Mucho se ha debatido sobre este tema, pero la única conclusión fehaciente es que el fin de una pandemia no implica que el virus haya desaparecido. "Yo no he pasado página", reconoce Pilar Rodríguez Ledo, médica de familia en Galicia y actual presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

"La situación es ahora menos problemática, de la infección sabemos un poco más y de sus mecanismos de prevención también, pero no podemos pasar página cuando ha dejado tantos muertos y hay mucha gente que no ha recuperado su vida. Hemos aprendido a vivir con esa página, no a pasarla".

En la memoria de esta médica quedarán tres cosas: "Ver que mucha gente moría sola y sus familias no podían despedirse; ver a compañeros contagiados en el trabajo y muriendo, y ver que hay gente que no se recupera y sigue con Covid persistente".

¿Cómo es la Covid a día de hoy? El último informe anual del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda del Centro Nacional de Epidemiología, correspondiente a la temporada 2023-2024, indica que la Covid registró dos ondas epidémicas, una en otoño y otra en invierno, con una incidencia máxima de 128 y 170 casos por cada 100.000 habitantes, respectivamente.

En esa misma temporada, la gripe, desaparecida durante el primer año de la pandemia, registró un pico de 435 casos por 100.000 personas. También superó al SARS-CoV-2 en ingresos: un pico de 16,6 casos por 100.000 habitantes frente a 5,2.



Además, el requerimiento de ventilación mecánica invasiva fue mayor para los hospitalizados por gripe. Sin embargo, la Covid presentó una letalidad más elevada, posiblemente por la distribución por edad de los hospitalizados: las personas de edad más avanzada predominaban en la Covid.

Ambas infecciones presentan una sintomatología parecida. En el caso de la gripe, predominan la tos (en el 89,9% de los casos), la fiebre (84,8%) y el malestar general (83,3%), mientras que en la Covid también reina la tos (78,7%) y el malestar general (76,1%), pero destaca más el dolor del garganta (66,4%) que la fiebre (64,9%).

Un síntoma muy característico de la Covid era la anosmia, es decir, la pérdida temporal del sentido del olfato. En la última temporada, el 6,3% de los pacientes la experimentaron. En el caso de la gripe, fue el 4,9%.

Entre ambos virus hay otras diferencias, con todo. Rodríguez Ledo recuerda que hay más de un millón de personas en España con Covid persistente, un síndrome que se manifiesta a través de síntomas muy variados como la fatiga, la dificultad para concentrarse o la sensación de falta de aire.

Las diferencias con la gripe también se manifiestan en ciertas complicaciones. Las neumonías son frecuentes en las enfermedades respiratorias pero "estamos viendo otras a nivel cardiovascular", apunta Rafael Ortí. "Las nuevas publicaciones están mostrando ictus y patología cardiovascular, un post-covid que es distinto a la post-gripe".

Una "probable" futura pandemia

El informe de expertos de la Covid elaboró una serie de recomendaciones de cara a afrontar con éxito próximas pandemias. Su primera recomendación es toda una advertencia: "Interiorizar que una nueva pandemia de virus respiratorios de alta gravedad no solo es posible sino probable, a corto o medio plazo".

Entre las distintas propuestas, los expertos señalan la necesidad de desarrollar un marco normativo para la situación excepcional de emergencia sanitaria, realizar simulacros, establecer una reserva estratégica para emergencias de material sanitario y equipos de protección personal y promover la colaboración entre el sector público y el privado, así como "la cooperación cívico-militar, para una mejor gestión integral de los recursos y capacidades nacionales en emergencias sanitarias".

Por otro lado, apunta que hay que aumentar la investigación, no solo en el ámbito biomédico sino que hay que "mejorar la evidencia sobre la efectividad de las medidas no farmacológicas de control pandémico" como los confinamientos, las mascarillas y la distancia social.

En cuanto a las medidas sistémicas, el informe conmina a reforzar la salud pública con "más profesionales, nuevas habilidades, en condiciones laborales competitivas con profesionales de la asistencia clínica, y con dotación y procesos tecnológicos más modernos".

También recuerda que es vital reforzar y reorientar la atención primaria hacia lo importante, reduciendo su carga burocrática y delegando tareas en nuevas profesiones sanitarias.

Hasta el momento, sin embargo, apenas se han avanzado en la implementación de estas recomendaciones cinco años después de la pandemia y más de uno tras la presentación de este informe en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Es lo que lleva a Rafael Ortí a mostrarse pesimista. Solo pudo respirar aliviado "a finales de 2022 o principios de 2023, cuando ya estaban vacunadas todas las personas de riesgo", pero "no quisiera saber lo que ocurriría si tuviéramos otra pandemia".

Recuerda que en una jornada reciente a la que acudieron directores de salud pública de varias comunidades autónomas se habló de la futura Agencia Estatal de Salud Pública, de la que empezó a hablar ya durante el estado de alarma y que todavía dista de ser una realidad.

"No me gustó lo que oí, daba la sensación de que se va a quedar en algo anecdótico, porque van a ser pocas las personas que trabajen ahí. Servirá para desarrollar algún plan, mejorar los sistemas de vigilancia, etc. pero son cosas que ya tenemos con el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad. No sabemos cómo de coordinada va a estar con las comunidades, que son las que tienen capacidad de decisión".

Desde el punto de vista de los cuidados intensivos, Ricard Ferrer se muestra más optimista, pero no mucho más. "Ahora tenemos más camas de UCI pero, probablemente, seguirán siendo insuficientes cuando vuelva a aparecer una pandemia".

Al contrario que la gripe, que tiene una fuerte presencia en invierno, en su servicio la Covid es "anecdótica", gracias a la vacunación, "que lo cambió todo". Pero "habrá que buscar de nuevo recursos adicionales para gestionar camas en caso de una nueva pandemia, a pesar de que ahora tenemos algo más de músculo".

"No hemos aprendido nada", lamenta S.T.R. Pero saca un pequeño apunte de esperanza. Si la nueva normalidad no se diferencia demasiado de la vieja, muchos ciudadanos sí han tomado consciencia del peligro de las infecciones respiratorias. 

"Los más vulnerables, los inmunodeprimidos, ancianos, etc. los ves en el metro protegidos por mascarilla", comenta la enfermera madrileña, que, tras la primera ola regresó al quirófano. "Hemos aprendido a protegernos a nosotros y a los demás".