Abordar el fenómeno que supone Facebook y sus más de 1.600 millones de habitantes nunca es sencillo. Hacerlo dede un punto de vista de la filosofía moral y política supone todo un reto. Al ensayista Vicente Serrano, doctor en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Escuela de Filosofía de la Universidad Austral de Chile, le ha salido una demoledora crítica hacia el poder uniformador de la popular red social: Fraudebok (Plaza y Valdés, 2016).

Comencemos su libro por el final. La red social, sostiene Serrano, "es la expresión negativa de esa reunión entre la ética, la política y la estética". "Pero, a la vez, la crítica de su carácter fraudulento debería ser la constatación de que no es posible la política sin la ética y sin la estética".

"No hay marcha atrás con las nuevas tecnologías y creo que ahí es donde se jugará de verdad la nueva política", afirma Serrano. Un gran consejo para los futuros gobernantes que salgan de las urnas tras los próximos comicios legislativos del 26-J. Si es que de ahí sale un gobierno.

No hay marcha atrás con las nuevas tecnologías y creo que ahí es donde se jugará de verdad la nueva política

Ya sólo por el título podemos intuir que esta obra es una crítica inmisericorde a la red social como un eficaz instrumento del capitalismo para manipular nuestra libertad aparente, nuestro concepto de amistad, nuestra intimidad.

Los usuarios generamos contenidos, pero los explota un tercero. ¿Qué nos queda? ¿Simplemente la satisfacción de compartir? "Colmamos las necesidades de formar parte de una comunidad, algo básico para los humanos; también nos queda la satisfacción de fabricar una identidad que aparentemente controlamos y, además, gratis", comenta Serrano a EL ESPAÑOL. "Lo que no se nos dice es que a cambio de esa supuesta gratuidad cedemos los contenidos a un tercero para que genere riqueza con ellos".

La información es oro

Facebook, la "máquina capitalista casi perfecta", debe su éxito al "cruce entre la ampliación de la libertad de expresión, y el hecho de que esa dimensión humana genere riqueza y se convierta en productiva". La información es el nuevo maná y los usuarios la entregamos alegremente.

O sea, que en realidad trabajamos para Zuckerberg: "Un desempleado, una adolescente que aún no se ha incorporado al aparato productivo, un jubilado, da igual de quién hablemos: todos ellos, al incorporarse a la red, están produciendo sin ser siquiera conscientes de ello", sostiene Serrano.

El secreto de éxito de las redes sociales parece tener que ver, también, con un cierto narcisismo mezclado con la aparente seguridad que nos produce interactuar con otros a través de las pantallas. Pero "lo que le da su extraordinaria potencia a la red es su apariencia de libertad", alerta Serrano, quien ver peligroso el inmenso poder uniformador de esta herramienta digital y la deformación del significado de la palabra "amigo".

¿Amigos?

Porque, en un momento de su obra, el autor se pregunta qué es un amigo y recurre a los clásicos. "El hombre feliz necesita amigos", dijo Aristóteles en Ética a Nicómaco. E incluso a la mismísima Biblia, concretamente al Eclesiastés: "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro". Pero para Serrano, en Facebook "encontramos otra cosa, el desplazamiento de la amistad al centro de producción del valor". El amigo se agrega, se colecciona, se amontona detrás de una pestaña. Importa la cantidad.

Este autor cree que Facebook "no es tan inocuo como hemos pensado en estos primeros años de expansión". "Nosotros volcamos los contenidos a la red, pero ella a su vez nos los devuelve en ese formato simplificado y uniforme e incide sobre nuestra identidad", añade, y alerta precisamente sobre lo que la red social hace con nuestras vidas: "Una vez que han pasado 12 años desde que nació esta red social, es necesario analizar cómo está afectando, por ejemplo, al concepto de amistad entre los más jóvenes que han nacido ya con esto".

Es necesario analizar cómo Facebook está afectando al concepto de amistad entre los más jóvenes que han nacido ya con esto

Porque lo que denuncia Serrano es que "en Facebook se produce un sucedáneo de las relaciones humanas que hasta ahora llamábamos reales". "Creo que es obvio que el concepto de amistad de Facebook, bastante masivo y mezclado de intereses profesionales y mercantiles, nada tiene que ver con la amistad considerada por nuestra cultura como una relación especialmente valiosa y que exige también esfuerzo, cuidado, generosidad y un carácter desinteresado".

Qué felicidad

Para Vicente Serrano "la felicidad de Facebook tiene que ver con una tendencia acumulativa sin fin". "Ésa es la definición de la felicidad dominante en el mundo moderno, una búsqueda incesante, una especie de ansiedad, donde no hay un objeto último hacia el que dirigirse", comenta. En Facebook, la biografía de cada uno acaba simplemente con la desaparición del perfil, pero mientras tanto lo que funciona en esta red social es aumentar la lista de contactos y publicar constantemente. 

"Precisamente los antiguos consideraban la felicidad como el resultado de una vida completa guiada por un cierto ideal de completud", apunta el autor. "Eso falta en Facebook, donde se impone un impulso de comunicación por la comunicación, que corre paralelo al impulso incesante de producción en el que vivimos al menos desde hace dos siglos". Lo que importa es crecer, crecer, crecer.

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