Israel convierte su ciberseguridad en un filón económico
Con más de 3.000 millones de euros anuales en exportaciones, el país es uno de los principales líderes mundiales en esta materia.
8 diciembre, 2016 00:44Noticias relacionadas
"Hace diez años, de las diez compañías líderes en el mundo, cinco eran energéticas y una era de informática (Microsoft). Apenas diez años más tarde, en el cambio más rápido de la historia mundial, la imagen se ha invertido: cinco informáticas están en el top 10 y solo queda una energética en la lista". Con estas palabras explicaba el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la conferencia anual del diario Jerusalem Post, el boom tecnológico que en la última década ha revolucionado las telecomunicaciones, la ciencia, el mundo de la empresa o la vida cotidiana de millones de personas. "Ya no hay alta tecnología, media o baja, la tecnología cala en todas partes y en cualquier ámbito posible", añadía Netanyahu.
"Pero cuanta más tecnología, más vulnerables somos", apostilla Noa Segre, miembro del fondo de inversión Jerusalem Venture Partnerships (JVP). "Los hackers también quieren beneficiarse de los avances tecnológicos para conseguir sus propios objetivos y siempre van tres o cuatro pasos por delante de nosotros", explica desde su oficina de la calle Hebrón, en el oeste de Jerusalén y en perfecto español esta treintañera de abuela gibraltareña.
Solo en 2014, las empresas israelíes del sector de la ciberseguridad –unas 600– facturaron alrededor de 6.000 millones de euros, acumulando casi el 20% de la inversión privada en este sector a escala mundial. "Abarca todas los áreas", explica Noa Segre. "No solo hablamos de la protección de gobiernos, grandes empresas o infraestructuras, está en nuestro día a día, desde el teléfono, la oficina, el coche autónomo que todos terminaremos utilizando… todo eso hay que protegerlo y la ciberseguridad protege nuestra privacidad", continúa la israelí.
"Cuando utilizamos herramientas o aplicaciones como Google o Facebook, etc, no pagamos dinero, pero sí pagamos un precio en materia de privacidad, dado que ésta queda expuesta. Facebook sabe antes que nosotros si vamos a dejar o no a nuestra pareja", bromeaba Indu Kodukula, vice-presidente de la empresa norteamericana Blockchain en el interior del recinto de Tel Aviv donde este año se celebraron las ferias internacionales de Ciberseguridad (Cybertech) y Seguridad Interior (Homeland Security). Allí se dan cita anualmente representantes de instituciones públicas y departamentos de ciberseguridad de distintos países; investigadores, estudiantes e inversores en busca de nuevos proyectos.
Una de las empresas pioneras en este ámbito y con representación en estos eventos, es Preempt. "Aunque parezca mentira vivimos en un momento de ignorancia por ejemplo sobre el funcionamiento de la nube", explica Roman Blachman, uno de sus fundadores. "Tanto el iOS como el Android son sistemas muy vulnerables y hay que desarrollar más herramientas para protegerlos", añade el socio israelí de esta compañía fundada en 2014, hoy con sedes en Israel y Estados Unidos.
Una de las principales prioridades del gobierno
Pero más allá de las herramientas tecnológicas utilizadas en el ámbito cotidiano del común de los usuarios, a los asesores de gobiernos como el israelí, desde donde aseguran sufrir cientos de ataques diariamente, lo que más les preocupa son las amenazas cibernéticas llegadas de otros gobiernos, más que ataques individuales efectuados por piratas informáticos o por organizaciones no gubernamentales. "Abordar estas amenazas a escala nacional –tales como ataques contra infraestructuras civiles en las que se incluyen, hospitales, bancos, compañías eléctricas o de gestión del agua– en las próximas décadas es un reto estratégico que todos los países tendrán que saber gestionar", explicaba durante una entrevista en el diario Wall Street Journal Eviatar Matania, actual director de la Oficina Nacional de Ciberseguridad (INCB en sus siglas en inglés) y uno de los asesores con más prestigio en el ejecutivo israelí.
Desde la Oficina del Primer Ministro se implementa, junto a la Autoridad Nacional de Ciberdefensa, una estrategia integral de seguridad enfocada en dos objetivos: el primero, promover la resilencia de los mercados y la protección en tiempo real de la infraestructuras civiles como bancos, hospitales o el Internet de las cosas en caso de ataques cibernéticos. En segundo lugar, dotar a las "fuerzas cibernéticas del ejército" de un cuerpo de soldados, procedentes de las unidades de telecomunicaciones o inteligencia para que preparen a las fuerzas armadas de cara a defender sus redes online en caso de cualquier ataque dirigido contra sus bases de operaciones, centros de procesamiento de datos o sistemas militares.
"De hecho, la OTAN ha reconocido el ciberespacio como el quinto dominio para el enfrentamiento bélico (tierra, aire, mar, espacio), así que necesitamos diseñar ciber-tratados que regulen este nuevo campo de batalla", explicaba Meny Barzilai, presidente de la start-up FortyTwo en su ponencia dentro de la conferencia que tuvo lugar en el marco de la última feria de seguridad interior.
El ejército, principal fuente de innovación tecnológica
"Una de las razones del éxito tecnológico tiene que ver con el ejército (en Israel el servicio militar es obligatorio, 3 años para los hombres y 2 para las mujeres), pues permite que mucha gente joven aprenda a usar las tecnologías más avanzadas y se lleve consigo ese conocimiento para luego aplicarlo en sus estudios universitarios o en su formación profesional", explica la empresaria Noa Segre. "Además, durante el servicio militar nos obligan a trabajar en equipo, lo cual luego también genera un valor añadido que se manifiesta en otros ámbitos posteriores, desde la investigación científica a la actividad empresarial", afirma.
Clave en el desarrollo de las estrategias de ciberseguridad en las empresas israelíes e instituciones gubernamentales es la integración en sus filas de ex-miembros de las unidades de inteligencia del ejército, especialmente de la unidad conocida como 8.200.
Compuesta por miles de jóvenes soldados (más numerosos que los que conforman por ejemplo toda la Armada israelí), la mayoría de sus integrantes pasan el día intentado resolver problemas complejos partiendo de soluciones creativas que contemplan la utilización de las más avanzadas tecnologías militares y que, una vez fuera de la unidad, muchos adaptarán al mundo de la empresa creando al año decenas de start-ups en el sector privado. Es más, en las entrevistas de trabajo que se realizan en empresas tecnologías israelíes la pregunta que hará el responsable de la selección de personal será: ¿en qué unidad del ejército has realizado el servicio militar?, mucho antes que: ¿en qué escuela de negocios has estudiado?
"Es un entorno tecnológico que facilita el aprendizaje en ciberseguridad", explica Noa Segre. "Un porcentaje considerable de los chicos de 22 años que terminan aquí el servicio militar tendrán más conocimientos de tecnología que el que pueda adquirir otro joven de la misma edad en la mayoría de universidades del mundo", añade la representante de JVP.
Simbiosis universidad-empresa
El modelo de I+D+i israelí cuenta con dos ventajas comparativas. Por un lado esas sinergias con el mundo militar, que hacen que la División de Telecomunicaciones del Ejército, el Directorio C4I (Command, Control, Communications, Computers and Intelligence) o la Unidad 8.200 transfieran una importante parte de sus descubrimientos al mundo civil. Por ejemplo, en el ámbito de los aviones no tripulados –comúnmente conocidos como drones– que hoy en día tienen múltiples aplicaciones civiles en el ámbito de la agricultura o en la vigilancia de infraestructuras como centrales eólicas, logrando programarlos para que despeguen, realicen sus misiones y vuelvan a base por ellos mismos, sin necesidad de un operador que los dirija, tal como ha logrado la start-up Precepto. Uno de sus fundadores es un ex-piloto del ejército.
La otra ventaja comparativa reside en su capacidad de atraer capital riesgo para la financiación de start-ups, tal como quedó recogido en el conocido libro de Dan Senor y Saul Singer "Start-up nation" y materializado en incubadoras como la de JVP. Ésta fue fundada en 1993 por el exitoso empresario Erel Margalit y durante sus 26 años de vida ha logrado recabar casi 1.000 millones de euros para la financiación de iniciativas empresariales, y a día de hoy es propietaria de otras dos incubadoras, Dia Labs y Cyber Labs, sitas en la ciudad de Beersheva, junto al desierto del Neguev. Hasta aquí quiere trasladar el gobierno hebreo parte del engranaje tecnológico e industrial nacional e internacional que hoy radica mayoritariamente en Tel Aviv y sus alrededores.
Otros grandes jugadores que han participado en este proceso de innovación tecnológica en cuestiones cibernéticas han sido multinacionales como IBM. Con gran tradición en el mercado israelí, esta corporación ha firmado un convenio con la Universidad de Ben Gurión (ubicada también en Beersheva, sede a su vez del llamado CyberSpark) para establecer uno de los centros más importantes en materia de ciberseguridad y protección de infraestructuras críticas, así como realizar investigaciones científicas en nichos emergentes como el Big Data y el Cloud Computing. "Esto no es en absoluto algo de ahora", comenta Noa Segre. "Empezó hace décadas con el apoyo de los sucesivos gobiernos y con facilidades también para que los grupos privados pudieran avanzar en esta tecnología", prosigue.
En la ciudad igualmente trabajan 1.500 técnicos, ingenieros e investigadores especializados en ciberseguridad, muchos de ellos formados en la Facultad de Informática y Computación de la Universidad de Ben Gurión (BGU) y que hoy trabajan en otras multinacionales con grandes laboratorios de I+D+i en en el CyberSpark de Ber Sheva como Cisco Systems, Lockheed Martin, Deutsche Telekom y Oracle.
Como símbolos de la simbiosis entre la universidad y las empresas se erigen los dos puentes peatonales que unen el campus de la BGU y el CyberSpark. "Hemos establecido un ecosistema ideal con una integración de empresas israelíes, multinacionales, universidades y bases del ejército especializadas en ciberseguridad que están migrando desde la región de Tel Aviv a Beersheva", explica Tom Ahi Dror, jefe del proyecto CyberSpark en la Agencia Nacional de Ciberseguridad israelí.
Inversión en I+D+I, cooperación entre la defensa, el mundo académico y el sector privado son las claves que hacen del modelo de ciberseguridad israelí un ejemplo que hoy estudian especialistas de China o Europa. Un modelo difícilmente realizable sin la potentísima inversión que nace en la industria militar, de donde emergen gran parte de las soluciones a los miles de ataques cibernéticos que cada año sufre el país. "Israel es un país pequeño, no podemos hacer negocios con nuestros vecinos. Por eso, desde el 1er momento las empresas piensan en cómo pueden ser globales y trabajar en soluciones que puedan exportarse fuera", dice Noa Segre. "De ello depende nuestra superviviencia".