Patatas Bonilla a la Vista, el aperitivo gallego que se come hasta en Japón
Nuestra opinión sobre las Patatas Bonilla a la Vista, las patatas fritas de bolsa gallegas que ahora se comen hasta en Japón.
25 enero, 2015 18:32Noticias relacionadas
Quién le iba a decir a Salvador Bonilla (caballero que, a pesar de compartir apellido con nosotros, nada tiene que ver conmigo ni con mi familia) cuando allá por 1932 empezó a vender churros y patatas fritas por las ferias en un puesto ambulante, que casi un siglo más tarde las patatas Bonilla llegarían a venderse hasta en Japón.
Aunque la empresa nació en Ferrol, tanto los churros como las patatas Bonilla han estado desde siempre vinculados a la ciudad de A Coruña, donde son considerados uno de los símbolos más característicos de la Ciudad de Cristal.
A día de hoy, la empresa sigue funcionando como una empresa familiar que va ya por la tercera generación y cuyos empleados (una plantilla de unas 70 personas en total) también se van pasando el testigo de padres a hijos.
Algunas curiosidades sobre las patatas Bonilla a la Vista
- En su fábrica de Arteixo (A Coruña) se fríen cada día entre 4 y 5 toneladas de patatas.
- Se consumen 280.000 litros de aceite al año que es suministrado por otra empresa gallega, aceites Abril.
- Las patatas Bonilla a la Vista se venden en toda Galicia, pero también en Madrid, Barcelona y Zaragoza.
- Se exportan a París, Londres y Tokio, ciudad a la que llegan en barco tras una travesía que dura 2 meses.
¿Qué tienen de especial las patatas Bonilla a la Vista?
Para mí que lo que las hace especiales son:
- La sencillez de sus ingredientes, las mejores patatas gallegas, aceite de oliva y sal marina.
- El corte finísimo con el que consiguen una fritura muy crujiente.
¿Dónde se compran y cuánto cuestan las patatas Bonilla a la Vista?
En Galicia están por todas partes y es normal encontrárselas en casi todos los bares como aperitivo de cortesía. Fuera de Galicia, se pueden encontrar en muchos supermercados de El Corte Inglés y, por supuesto, podemos hacer que nos las traigan a la puerta de casa si las compramos en su tienda on-line en la que los gastos de envío son “gratuitos” para la Península.
El formato más fácil de encontrar en tiendas físicas es la bolsa de 150 g, que se puede conseguir por un precio a partir de 1,50 € en la mayoría de las tiendas, aunque como podéis ver en la imagen, en los supermercados de El Corte Inglés cuestan unos pocos céntimos más. El precio si se compran en la tienda on-line es algo mayor, supongo que para cubrir el coste del envío, por lo que en verdad, los gastos de envío ya no resultan tan gratuitos como pudiera parecer, es la pega que yo le veo.
Aún así, a pesar de este detalle que no me acaba de gustar, siguen siendo mis patatas fritas de bolsa favoritas y ya, si van acompañadas de una Estrella Galicia bien fría, ni os cuento.
Y ahora que os he contado cuáles son mis patatas fritas de bolsa favoritas, ¿qué tal si nos contáis cuáles son las vuestras?
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