El bollo de mantequilla de Zuricalday.

El bollo de mantequilla de Zuricalday.

Actualidad gastronómica

La pastelería centenaria que elabora unos de los mejores bollos de mantequilla de Bilbao

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En Bilbao, donde las tradiciones culinarias se entrelazan con la identidad cultural, hay pocos símbolos gastronómicos tan representativos como el bollo de mantequilla. Este delicado dulce, con su esponjosa masa suiza y su relleno de crema de mantequilla batida con azúcar, ha sido el acompañante perfecto de las mañanas bilbaínas durante generaciones.

Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando los suizos Bernardo Pedro Franconi y Francesco Matossi introdujeron la pastelería suiza en Bilbao. Su popularidad creció rápidamente y, con el tiempo, alguien tuvo la idea de rellenar el bollo suizo con una crema de mantequilla, transformándolo en el clásico que conocemos hoy. Entre las pastelerías que han convertido este bollo en un arte, Zuricalday destaca no solo por su calidad, sino también por su historia.

Esta empresa familiar fue fundada en 1917 por José María Bayo, nieto de Martina de Zuricalday, negocio que abrió sus puertas en 1830 y es la pastelería artesanal más antigua de Euskadi y el comercio más antiguo de la Villa de Bilbao. Zuricalday, sucesora y legado de su 'progenitora' está emplazada en la localidad de Getxo y se dedica a la elaboración artesanal de productos de pastelería y confitería tradicionales de la zona. 

Salon de té en Zuricalday Las Arenas

Salon de té en Zuricalday Las Arenas

Y es que, aunque el bollo de mantequilla ha sido históricamente un fenómeno local, su fama comienza a trascender las fronteras del Gran Bilbao y encuentra su fama en municipios cercanos. Sin embargo, quienes lo conocen saben que no todos los bollos son iguales. La autenticidad y calidad que ofrece Zuricalday lo posicionan como un referente indiscutible en este dulce universo.

La fachada de Zuricalday.

La fachada de Zuricalday.

Cuenta con obrador propio para la elaboración diaria de sus productos, distribuidos exclusivamente en los establecimientos de Las Arenas y Algorta, espacios consagrados al buen gusto, calidad y savoir faire desde hace más de un siglo. Desde su vitrina, cada uno de estos bollos refleja una dedicación obsesiva por los detalles: desde la calidad de la mantequilla hasta la proporción exacta de relleno, lo que convierte a esta pastelería en una de las principales embajadoras del sabor bilbaíno.

Pocos pueden resistirse a suspirar por estos bollos al pasar por su escaparate.

Pocos pueden resistirse a suspirar por estos bollos al pasar por su escaparate.

En una época en la que las cadenas de cafeterías y la repostería industrial ganan terreno, Zuricalday se erige como un baluarte de lo artesanal. Sus productos no solo son un deleite para el paladar, sino también un recordatorio de la importancia de preservar el legado gastronómico. Es aquí donde radica su verdadero valor: en mantener viva una tradición que une a los bilbaínos en torno a una mesa. 

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