Roostiq, cocina "a fuego" de la finca a la mesa
El concepto de Roostiq, con la materia prima, en su mayoría de producción propia, cocinada a fuego como base ha conquistado Madrid.
22 septiembre, 2018 13:52Noticias relacionadas
Desde la finca Roostiq en Palazuelos, Ávila, aterriza a Madrid el restaurante con el mismo nombre. Desde su dehesa de más de 150 hectáreas llegan a la capital cada día las mejores hortalizas, pollos de corral y cerdos de bellota con los que se elaboran los platos según temporada. La materia prima se completa con proveedores locales de carne de vaca del País Vasco.
Ficha y detalles del restaurante Roostiq
- Lo mejor: las verduras a la llama (acelgas, espinacas, alcachofas…) sus pizzas al horno y el entrecot de vaca a la brasa.
- Dirección: Augusto Figueroa, 47. 28004 Madrid.
- Horario: 13:00h a 01:00h. J hasta las 02:00h. V y S hasta las 02:30h. Cerrado domingos desde las 17h y lunes todo el día.
- Reservas: En el teléfono 91 366 30 28
- Precio medio: 30 euros.
- Nota: 4.5/5
Es una maravilla regresar a Madrid después de las vacaciones y seguir sorprendiéndonos con nuevas aperturas; nuevas y buenas aperturas, mejor dicho. Lugares que, con una materia prima sencilla y una cocina sin pretensiones, nos llevan a querer volver desde el primer bocado. Y así lo transmite Roostiq. Con algo más de tres meses de vida, este restaurante que viene directo desde el campo de Ávila, concretamente de una finca en Palazuelos, pone todo su corazón en una oferta en la que los ingredientes principales se trabajan con el mayor de los respetos, atendiendo a los mejores productos de temporada y con el fuego por bandera.
Cocina a fuego en tres variantes
Del sumo respeto por el producto de calidad, nace la cocina a fuego en tres variantes: fuego de leña en su horno napolitano, en el que se elaboran pizzas artesanas, arroces y pescados; fuego de carbón en su parrilla para las carnes, y recetas a fuego directo como las mejores verduras de temporada.
Tanto con fuego de leña en su horno napolitano, como el fuego a carbón en su parrilla, como el fuego directo salteando los productos a la llama, Roostiq tiene el calor más puro como protagonista en su propuesta. Gracias a ello presentan una variada carta con opciones tan diferentes como acudir a darse un homenaje con un estupendo chuletón de vaca a la brasa acompañado de unas verduras y de una buena copa de vino; como una cena “a la italiana”, romántica a la luz de su cuidada iluminación, con pizzas tan exquisitas como sorprendentes.
Si hablamos del horno, se trata del núcleo fuerte de la cocina. Está construido de manera tradicional y artesanal, y gracias a ello mantiene la temperatura entre los 450 y 500ºC. Este tipo de cocina permite preparar los alimentos sin perder su hidratación natural, aportando un acabado sorprendente y único.
Productos de la finca a la mesa
La pasión que pone Roostiq en su oferta está presente desde el primer momento. Desde su campo en Palazuelos ellos mismos crían sus animales en libertad, un cuidado que se nota en el resultado: una selección de embutidos exquisitos provenientes de cerdos de bellota y pollos con un sabor incomparable. Además, las hortalizas del huerto propio marcan la diferencia entre las llamas de la cocina. Rúcula, acelgas, lechugas baby, cebolletas, alcachofas… Una perdición para los amantes de la cocina sana, que encontrarán un toque único y muy sabroso.
Para ir abriendo boca en Roostiq
Si estudiamos su carta, Roostiq nos da la bienvenida con sus torreznos -mejor acompañados con una copita de champagne-, un aperitivo que ya es sello de la casa. Crujientes, delicados y tan exquisitos que se hacen realmente irresistibles. Olvidaos de estas elaboraciones engorrosas y demasiado grasientas, los de Roostiq hay que probarlos. Otras entradas tan apetecibles como ricas son los lomos de sardina en vinagre, ahora en temporada el tomate rosa preparado, las tablas de embutidos y quesos, las verduras según estaciones preparadas a las llamas, o las ensaladas, opciones más ligeras y frescas.
El horno y la parrilla de Roostiq
Continuamos con las pizzas. ¡Una delicia! Se preparan tan delicadamente que ningún italiano de la ciudad les hace sombra. Además de una clásica Margarita, la Calzone con torreznos, de Pimientos y Anchoas o la de Rúcula, la Champiñón Portobello, con fior di latte, cebolleta glaseada, champiñón, tomillo y queso pecorino trufado se ha convertido en mi favorita. Para los más atrevidos, cuentan con una de Enchilada de carne de buey con chile rojo que promete despertar nuestros paladares.
De su horno napolitano salen recetas como el arroz integral salteado con verduritas, los pimientos de Julia, el lomo de salmón con cebolleta -la única opción de pescado, a la espera de ampliar algo más esta oferta del mar en las próximas semanas-, y el pollo Roostiq, criado en libertad en nuestra finca, cocinado a la brasa, con una salsa de tomate muy especial y un toque final en nuestro horno de leña.
Y de la parrilla de carbón, son imprescindibles sus espinacas baby y rúcula a la brasa con vinagreta de bacon y huevo frito. La parte carnívora la protagonizan un entrecot de vaca a la brasa acompañado de patatas asadas con romero y pimientos de Piquillo confitados y el chuletón de vaca, también a la brasa y con su guarnición. La picanha de vaca y la hamburguesa de buey con queso raclette completan esta sección. Todas las carnes vienen de proveedores vascos locales, los mismos que trabajan de la mano de Martín Berasategui y Pedro Subijana, entre otros grandes nombres.
El punto dulce para terminar
Cierran la carta exquisitos postres a los que es imposible resistirse. También a fuego presentan una deliciosa piña glaseada a la brasa. La tarta de manzana artesana con crema inglesa, un bizcocho casero de queso y chocolate con avellanas, el brownie de chocolate y pistachos con helado de caramelo, o los helados variados presentan opciones dulces para todos los gustos.
El ambiente y la bodega de Roostiq
El concepto de Roostiq, con la materia prima propia cocinada a fuego como base, ha sido plasmado en el local por María Villalón. La arquitecta y diseñadora de interiores propone un recorrido desde los tonos azules de la barra a los rojos y caldera junto a las maderas naturales que dan un aspecto moderno y chic a la sala, donde está la cocina a la vista. Una iluminación muy cuidada se suma a una atención impecable, con un equipo atento en todo momento, amable y que sabe aconsejar muy bien a los clientes, algo que se agradece enormemente.
No falla la bodega, con referencias clásicas y otras más novedosas con las que descubrir vinos muy asequibles que acompañan a la perfección la visita a Roostiq. Me quedo con ganas de volver pronto a probar nuevas propuestas de la carta y seguir de cerca la evolución de un nuevo local de la ciudad que promete ser una de las estrellas de este otoño.