Podemos seguir llamando a Félix Álvarez, Felisuco. Desde hace quince días es el nuevo portavoz de Cultura de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados y lo será, dure lo que dure, para toda la legislatura. Si hubieran bromeado mientras presentaba El Informal habría pensado que es el peor chiste político en años. Entró por Cantabria y todo indicaba, al menos eso creía él, que se dedicaría a asuntos de ganadería, agricultura y pesca. Pero no. “Fue una absoluta sorpresa cuando me lo comunicaron”. La sorpresa se extiende desde el día que tomó la decisión de salir de los carteles y entrar en las banderolas. Sin abandonar los escenarios, porque asegura que todos actuamos. Sobre todo aquí, en el Congreso, donde la regeneración ha aupado a un “titiritero” a los altares.
Al cambiar de vida y de nombre, ¿ha perdido el sentido del humor?
No, debajo del pellejo hay lo mismo. Ahora quizá voy más guapo, más elegante, llevo más corbatas de las que quisiera, más americanas.
¿Eso es una ventaja o una desventaja para sus funciones en el Congreso?
No me lo he planteado. Yo he llegado aquí siendo como soy y si diese un giro ahora de 180 grados perdería la credibilidad. No creo que deba de cambiar. Además es que no me ha ido nada mal.
Bueno, nada mal en su oficio anterior, pero acaba de llegar a la política, ¿qué puede aportar?
Soy novato y las cosas son muy complejas tal y como está la política parlamentaria. Como dice el Cholo Simeone, iremos “partido a partido”, viendo lo que se puede hacer y lo que no. Yo puedo aportar mi experiencia vital: llevo trabajando 30 años y he hecho de todo. Desde profesor de informática, vendedor de coches, he sido hostelero, como empleado y empresario. Tengo una experiencia vital importante, sé lo que es pagar nóminas y sé lo que es fracasar. Esto es muy importante, para volver a levantarse. Y al mundo de la cultura puedo aportar lo que sé del teatro y del mundo de los monólogos.
¿Qué cree que vio en usted su partido?
Tengo un acceso muy directo al mundo de la cultura y me manejo muy bien con todos mis compañeros.
¿Cuál es la medida más urgente que necesita el sector de la cultura?
Vengo del mundo del escenario y está aprobado por el PP: una de las 150 exigencias que les pusimos fue rebajar el IVA cultural.
Y no les hicieron caso.
Es cierto que no pudimos rebajar todo el IVA cultural al 10 % y que en esa negociación tuvimos que ceder porque sólo somos 32 diputados. Nos encantaría ser 176. Pero al menos logramos que los espectáculos en directo bajaron al 10 %. Y además con el compromiso de hacer de manera inmediata, en dos meses. Podríamos tener la rebaja del IVA cultural a principios de 2017. Además, es que tampoco es tanto, es el chocolate del loro.
¿Para el sector o para el Gobierno?
Hablamos de 60 millones de euros en contra del Estado, que es lo que dejaría de recaudar.
¿Por eso no se rebajó el IVA del cine?
El cine dejaría de recaudar otro tanto. No lo hemos conseguido, porque son negociaciones.
¿Pero por qué no lo bajaron?
El PP se puso muy burro y dijo que no quería bajarlo.
¿Qué razones dieron?
Una, la recaudación y otra un poco absurda. Dijeron que se favorecería demasiado a las productoras norteamericanas, porque el 75 % de la cartelera es norteamericana. Esto es como decir que no ayudas a la Renault porque es francesa, a pesar de tener una fábrica en Valladolid. Es absurdo. Es el caballo de batalla que nos queda, pero conseguiremos que el PP lo rebaje.
Otra medida fracasada por el PP fue la Ley de Mecenazgo, ¿cómo reactivará esa reforma pendiente?
Estamos de nuevo con el problema de los ingresos del Estado. Nosotros no queremos que la Ley de Mecenazgo influya en las subvenciones a la cultura.
¿Tiene algún referente internacional?
A mí me interesa el modelo francés, que apoya a las grandes obras, pero también a las pequeñas empresas. Que una panadería o un garaje de barrio aporte 500 euros a una compañía de barrio para que hagan representaciones en su ciudad. Vamos a ver cómo llevamos a cabo esta Ley, porque está aprobada también por el PP en nuestro acuerdo.
¿Cuál es la desgravación fiscal que se debería reconocer a quienes apoyen la cultura?
Bueno, apoyándonos en la ley francesa, lo ideal sería el 70 o 75 %. Pero estas cuestiones económicas tenemos que estudiarlas con los chefs económicos del partido.
¿Y se ha estudiado ya cómo hacer una cultura sostenible, hay una hoja de ruta económica?
No. Tenemos el compromiso de sentarnos en una mesa para negociar todos estos asuntos con nuestros asesores económicos. Plantearemos nuestra opción y veremos qué nos dicen ellos.
Un punto de desencuentro entre Ciudadanos y PP es el Ministerio de Cultura, ¿cree que hay que separarlo?
Estamos por la labor de que exista un Ministerio de Cultura. Es lo suficientemente importante como para que tenga una representación por sí sola. Si lo mezclas con Educación y Deportes, queda difuminado y sin responsable visible.
¿Qué representa la cultura en Ciudadanos?
Somos un partido que nos interesamos por la cultura: la presidenta de la Comisión de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, es escritora. Tenemos a Toni Cantó, que es actor. Estoy yo… que soy cómico, titiritero y ama de casa. Y somos un partido joven, que siempre vamos a defender los intereses culturales, porque creemos que es el tuétano del país. Y nuestra visibilidad. Tenía un amigo que decía que cultura es todo aquello que, sin usar psicotrópicos, le llevan a estado alterado de la conciencia y hablaba de Wagner a Chiquito de la Calzada.
Ahora que cita dos referentes culturales de primer orden, ¿cuál es el referente cultural de Ciudadanos? ¿Coldplay, Springsteen?
Es una pregunta complicada, pero soy muy de cantautores. Creo que la banda sonora de Ciudadanos puede ser Joan Manuel Serrat. Serrat representa lo mejor de la literatura y la música clásica.
Usted le daría un Nobel de Literatura.
Sin lugar a dudas. Si se lo han dado a Bob Dylan. Yo conozco a Dylan, he leído sus letras traducidas y entre Mediterráneo y Like a Rolling Stone, me quedo con Mediterráneo sin ninguna duda.
¿En qué ha fallado el PP en política cultural en esta legislatura?
Ha habido una escandalosa ausencia de ayuda al sector, que se le ha pisoteado. Al teatro, a la danza, al patrimonio cultural, al Instituto Cervantes, la Real Academia está bajo mínimos, sobreviviendo con donativos de particulares. Han dejado a la cultura y ha sido sometida al ostracismo.
¿Por qué lo han hecho?
Porque a la gente del PP no le gusta la cultura. También ha habido revanchismo por las posiciones de la cultura frente a las políticas del PP. Si mezclamos todo, la de Rajoy sale la peor política cultural de toda la democracia.
Dígame un ministro o ministra de Cultura español que sea su referencia.
Pues mira, la señora Sinde hizo un buen trabajo y fue incomprendida, muy atacada por la piratería y toda esta historia, que es tan complejo… En aquellos momentos no se entendió el trabajo que hizo.
¿Por qué fue buena la Ley Sinde?
Ella ayudó a la cultura y tuvo apoyo mediático y en la piratería la Ley Sinde atacaba al problema de la piratería y lo hacía sin complejos. En aquellos años, la piratería estaba mejor vista que ahora. La gente empieza a comprender que la piratería es mala. Cuando la demagogia y el populismo fueron muy fuertes no pudo soportar ese peso.
¿Cree en el bloqueo inmediato del usuario?
No. Hay que ir a las páginas que se lucran con la piratería. Hay que utilizar más rápido la vía administrativa. Debemos llegar a un entente para atacar a los que se lucran. La vía administrativa es fundamental, si se llega a tiempo. Debe actuar de manera más rápida.
¿Cómo se resuelve eso?
Nosotros estamos en contacto con la Coalición de Creadores para poner el problema encima de la mesa.
Pero cómo se aligera la vía administrativa.
Hay que habilitar la Sección Segunda para que vaya más rápida. Dotarla de medios, formar a jueces, a fiscales a funcionarios para que tengan más conocimiento y actuar de manera rápida ante este fenómeno.
El canon digital, ¿cómo compensarán a los creadores?
Es una pregunta difícil, que no hemos resuelto. No creemos que deba pagarse con los Presupuestos Generales del Estado y es un planteamiento que tenemos que pensar. No tengo la solución, no la tenemos ninguno. Es el momento de dialogar, porque antes sólo teníamos una apisonadora de mayoría absoluta. Ahora podemos obligar al Gobierno a tomar medidas.
¿Con qué otros colectivos se ha reunido en este tiempo?
Con el sector de los videojuegos. Hemos presentado una Propuesta No de Ley para crear una mesa del videojuego, que es una industria en auge. Facturan casi 600 millones de euros al año.
¿Sólo se ha reunido con ese sector?
Tengo una cita con el presidente de la RAE. Hemos estado con la Filmoteca Nacional, que tiene bastantes problemas.
¿Con el sector, empresas?
No. He estado hablando de manera oficiosa con la gente del teatro.
¿Cuál es el sector cultural que más ha sufrido?
El cine es el más visible. Pero al videojuego nunca se le ha atendido.
¿Pero qué piden?
Exenciones fiscales. Europa tiene más ventajas que nosotros, por lo tanto no viene nadie a producir aquí. Están abandonados los nuevos modelos de financiación, como el Crowdfunding. No hay una formación específica.
¿Confía en una cultura subvencionada?
Creo que más que subvencionada lo que tenemos que hacer es que la gente lleve a cabo sus proyectos. Debemos propiciar que el capital privado entre a formar parte de esos proyectos.
¿Eso como lo haría?
Eso es un sándwich mixto: hay que ponerle pan, jamón y queso. La Ley de Mecenazgo debe hacer ver a las empresas que apostar por la cultura es rentable y le va a dar una muy buena imagen empresarial. Hay que hacer una oferta económica apetecible.
Ahora mismo la inversión de los Presupuestos Generales del Estado en cultura es un 0,2 %. ¿Cuánto dedicaría Ciudadanos?
No lo hemos pensado.
Pero, ¿le parece suficiente?
No, me parece poco y estamos por debajo de la media europea. El Estado debe hacer un esfuerzo mayor y tendremos que hablar con nuestros gurúes económicos para ver hasta dónde podemos llegar. Yo cuando hable con ellos voy a ser muy egoísta cuando hable con mis compañeros de Economía. Y ellos me dirán: “Podemos dedicar a cultura esto”. Y yo diré que me parece poco y les apretaré el cuello.
Entonces, ¿el ministro de Cultura no tiene que serle leal al ministro de Economía?
No. No en sus reuniones privadas. A mis compañeros económicos les lloraré y les lloraré explicándoles que la cultura es el tuétano de un país.
¿Cuánto está aportando ahora mismo la cultura al PIB?
Pues no lo he mirado esto. No te lo podría decir.
Lassalle, también cántabro, cuando se hizo cargo de la Secretaría de Estado de Cultura dijo que lo pondría en el 10 %. Ahora mismo es el 3.8 %. ¿Cuál es el objetivo de Ciudadanos?
Pues un 10 % no estaría mal. ¿Puedo ser ambicioso, verdad? Si Lassalle dijo que al 10 %, pues yo que al 15 %. Por pedir que no quede. Porque hablamos de lo que genera, no de la inversión, ahí mis compañeros no me pararán los pies. Ojalá todo el mundo vaya mucho al cine, al teatro, a la danza… y se dispare.
¿El PIB necesita incentivos del Gobierno o es algo espontáneo?
No es espontáneo. Tenemos que llevar la cultura al sistema educativo si queremos que la gente vaya al teatro. Tenemos que hacer que los niños amen al teatro.
¿Por qué separar Educación y Cultura del Ministerio entonces?
Es que la cultura es trasversal y afecta al sistema educativo. Yo creo que el teatro, el cine, la danza debería ser una asignatura troncal. Pongo el ejemplo del Bádminton. No lo conocía nadie hasta que esta chica quedó Campeona del Mundo de Bádminton. Y en un mes hubo 10.000 licencias más.
¿Por eso hemos extinguido la filosofía de los planes de estudio, porque no tenemos una Carolina Marín de la filosofía?
Que hayan apartado a la filosofía de los planes de estudio es un error, porque es el arte de aprender a contradecirte. Cuando uno se contradice, evoluciona.
Es inevitable ver en ese axioma una metáfora de su propia vida. ¿Es una contradicción esta evolución en la que anda ahora?
Puede ser. Yo siempre he vivido en el alambre de la duda. Sólo la duda me ha hecho mejorar. Cuando oigo sentenciar con verdades tajantes me echo a temblar.
Pues acaba de entrar usted en la casa de las verdades tajantes.
Sí pero una cosa es lo que uno tiene que decir y hacer y otra lo que uno en casa, ante su cigarro y su copa de coñac nocturno, piensa.
Estamos en el mayor de los escenarios, en el teatro más importante.
No concibo la vida sin actuar. La de nadie. Somos tres: lo que la gente ve, lo que nosotros creemos que somos y lo que realmente somos. Todos actuamos de manera distinta en función del contexto. Ahora estoy actuando contigo, tratando de ser más político, más sensato, más cultural. Pero luego me iré a tomar una caña con un colega y seré más Félix. Pasado tendré que ir a hablar con el director de la RAE y tendré que ser más institucional.
¿Y en el Congreso como será?
Me gustaría ser muy sencillo, muy claro, muy honesto y muy poco intelectual para defender la cultura. Me gustaría que apareciera mi Félix más político, al que se le entendiera cuando habla. Si hay que ser duro y peleón, lo seré.