El Congreso de los Diputados ha vivido una jornada histórica en los anales de la vergüenza parlamentaria, gracias al apaño chapucero con el que se tapa una ilegalidad cometida contra los intereses de los autores y creadores hace seis años. El ministro de Educación, Cultura y Deporte solo en la bancada. Una foto demoledora: Íñigo Méndez de Vigo a solas ante la oposición a la que debía pedir sus votos para arreglar el Canon digital.
En la primera semana del Marianato, allá por 2011, las empresas tecnológicas fueron perdonadas del pago a los autores por crear aparatos que facilitan la copia privada de obras de arte ajenas a ellos. Ya no tendrían que abonar los más de cien millones de euros al año en compensación por los daños a los titulares de los derechos de las obras originales, porque Rajoy y José María Lassalle -entonces secretario de Estado de Cultura, hoy defensor de los intereses de la parte contraria, las tecnológicas- decidieron que debían pagar los españoles.
El pago debía ir en perjuicio del bolsillo de los españoles. Y se les cargaría a todos ellos, incluso a la madre del diputado socialista Torres Mora, que como ha dicho durante su intervención en la tribuna, “ella nunca compró tecnología que permite la copia de obra”. Luego llegó la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual e insistieron en el error y entonces las entidades de gestión de derechos denunciaron a Rajoy ante la justicia española y, después, europea.
Sí a las migajas
Éstas declararon “ilegal” el tinglado que había montado Lassalle y sus defendidos, y que Méndez de Vigo nunca ha reconocido como error garrafal, a pesar de las durísimas sentencias del Tribunal Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea contra el invento. La chapuza no acaba aquí. La corrección llega hoy al Congreso, con el apoyo de las entidades de gestión que han permitido unas tarifas ridículas comparadas con el resto de países de la Unión Europea.
Los damnificados reconocen que con este Real Decreto llegarán como mucho a recaudar 20 millones de euros, porque lo que un autor español no va a recibir ni un cuarto de lo que va a ingresar un autor alemán por cada tableta o smartphone que se venda. Así lo dispone la disposición firmada por los titulares y el Gobierno. Y a pesar de todo lo han firmado. En esta gran astracanada titulada “Canon digital”, era llamativo ver al representante de ADEPI sentado junto con el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, en la tribuna de visitas.
Demandantes y demandados unidos por un día para sacar adelante una chapuza histórica que esconde lo que hace tres años, y con el rodillo de la mayoría absoluta, el PP aprobó chuleando al resto de la Cámara baja. Sacó adelante la Ley de Propiedad Intelectual sin consenso, sin debate, faltando al respeto de las propuestas de la oposición, que hoy les ha devuelto el gesto con una ovación cerrada. Con la excusa de que los autores lo necesitan y con la duda de saber si lo que necesitan es esto. Lo aprobado no deja de ser una rectificación de urgencia para evitar multazo europeo.
El parche y el perdón
Hace tres años el PP no quiso debatir y tres años después el PP pone un parche. Y la mayoría pulsó el botón verde. Y mientras Íñigo Méndez de Vigo solo. Seguía solo el barón de Claret en la bancada defendiendo una chapuza histórica.
Félix Álvarez, de Ciudadanos, definió el presente Real Decreto como “chapuza”. Pero su grupo la apoyó. Álvarez y se acordó con especial “cariño” de Lassalle, hoy fuera del Congreso quizá para evitar tener que votar en contra de su propio monstruo. La diputada García Pelayo, del PP, con una visión muy particular de los acontecimientos, aseguró que fue la oposición la culpable de elaborar esto, la chapuza: “Ustedes han provocado que ahora vayamos deprisa y corriendo. Si hubiera habido estabilidad hace dos años hoy no vendríamos deprisa y corriendo”.
Y la oposición tragó con estas palabras. Añadió que con esto, el Real Decreto, la reválida de las políticas de mercadillo, se da “una solución definitiva a un problema prehistórico” que empezó con el PSOE. Para la hemeroteca: “Esto supone cero subida de precio de los aparatos”.
El Frankenstein digital
“Este real decreto no arregla el futuro, pero arregla el presente y más vale pájaro en mano”, añadió el socialista Torres Mora en una de las intervenciones más conservadoras que se recuerdan. “Llevamos asistiendo muchos años a un saqueo de los derechos de propiedad intelectual”, puntualizó a pesar de votar a favor del PP en una medida que no refuerza los derechos de los titulares.
Eduardo Maura, diputado de Unidos Podemos, después de hacer un repaso al Frankenstein digital, aclaró que Podemos votaría en contra e Izquierda Unida -por si faltaba un poco de absurdo- se abstendría. “Las entidades saben que la copia privada no es el futuro”, dijo Maura para señalar que el debate sobre el Canon digital no es quién debe pagarlo, sino si se debe pagar. “Hay medidas que pueden tomar que cuestan menos que este decreto vintage”, zurró el diputado al ministro antes de anunciar el “no” de su grupo.
Y así hemos asistido a otro espectáculo dantesco -y sin hidromiel- de este Gobierno. Un cambio de posición histórico rematado al más puro estilo Marca España: Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio.
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