Una señora corre despavorida bajo la lona de Netflix en el centro de San Sebastián: "Una vergüenza, me parece que es de tener muy poca vergüenza". Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el problema que genera la publicidad de la nueva película de la plataforma, Fe de Etarras? La mujer, que sigue sin bajar el ritmo, hace una especie de llamamiento en contra de la guerra con un "que me dejes en paz" como respuesta.
Dice la Fiscalía de la Audiencia Nacional que no hay enaltecimiento de terrorismo alguno. Que la promoción no es ofensa y que no hay motivo para que Netflix sea juzgada por su publicidad, más allá de que pueda ser entendida como "frívola". ¿Están los donostiarras de acuerdo? Lo cierto es que, en contra de lo que opina la señora con prisa del principio, sí. Una tarde alrededor de la lona preguntando a cuanto vasco pasaba por debajo deja lugar a pocas dudas: ni ofensa, ni casi interés. Pareciera que la polémica creada (con mensaje del Gobierno incluido) en torno a la promoción del filme no afectara al común de los mortales de Donostia.
"Uy, yo en eso no me meto". El comentario, que pudiera parecer inocente, se repite con inusitada frecuencia durante una tarde en pleno Festival de Cine de San Sebastián. Pocos viandantes quieren dar su opinión sobre la lona que tienen ante sus ojos y en la que aparece el clásico cántico futbolero 'Yo soy español, español, español'... con los gentilicios tachados en rojo.
Los que hablan, sin embargo, tienen pocas dudas: "No me molesta, es como cualquier otra publicidad", comentan María, una jubilada de 69 años que dice no entender por qué la gente se ofende por la publicidad de Netflix y su película sobre ETA y, especialmente, por qué alguien la ha denunciado: "Hacer esa denuncia es una cosa tonta, si es una película", argumenta, haciendo hincapié en que, más allá del humor, "es una película y hay que tomarlo como tal". "¿Entonces hay que denunciar a los que hacen películas de la II Guerra Mundial? Es lo mismo, ciencia ficción", sentencia sin un atisbo de duda.
En la esquina opuesta de la calle está sentado Jesús, otro jubilado de 63 años que mira el cartel con absoluto desinterés: "Es una película, a mí ni me va ni me viene... pero pienso que no ofende". Exactamente la misma expresión utiliza José Antonio, de 68 años, que pasa por la zona minutos después. "Yo no me ofendo, pero tampoco me importa mucho", comenta.
Que a Netflix le está saliendo gratis (o casi a devolver) la publicidad de su película es algo sobre lo que pocos pueden argumentar en contra. Con mayor o menor interés, lo cierto es que poca gente habrá que no haya oído hablar sobre 'Fe de Etarras'. Y lo han conseguido todo sólo con una lona. "Es publicidad, sin más, para llamar la atención y nada más", comentan al respecto Eneko y Ainhara, dos técnicos de laboratorio de 28 y 26 años que andan por la ribera del Urumea.
Por el otro lado del río camina Mikel, un farmacéutico también de 26 años que coincide con la tesis de sus coetáneos: "Entiendo que no debería ofender, es simplemente publicidad". Y no hay mucho más donde rascar, de hecho, la sola insistencia casi molesta: "me parece que hay cosas más frívolas que esas de las que preocuparse".
Incluso quien parece algo ofendido en un principio después reflexiona y se retracta: "Yo creo que ofende un poquito a todos. Cuando lo vi me quedé sorprendida, pero después piensas y, bueno, es una publicidad. No, a mí no me ofende... pero tampoco lo veo bien", dice Lourdes, otra jubilada de 70 años que descansa en un banco de la zona.
Humor sobre el dolor
"Nosotros hacíamos chistes cuando ETA estaba en activo", contaron los directores de la película a este diario. Al final, en la base de todo se encuentra el uso del humor sobre temas dolorosos, como el terrorismo. El País Vasco está acostumbrado: son muchos sus programas de televisión que han ironizado sobre ETA, y pocas veces surgían polémicas. Parecen estar curados de espanto. "A mí me parece que se tiene que hacer humor de todo, por qué no", comenta Conchi, también jubilada que pasea por la zona. Si esto fuera una reunión, habría dos bandos enfrentados: todos los millennials que han hablado durante esta tarde estarían de acuerdo con ella: "El humor es una forma de seguir adelante", razona Ainhara.
¿En el lado opuesto? Algunos de los jubilados, que opinan que hay diferentes "tipos" de humor y temas que no se deberían tocar. "Ya debería dejarse a ETA tranquila, no se debería hacer humor porque hay gente que lo ha pasado muy mal", dice Lourdes. Minutos después José Antonio le da la razón: "El humor sarcástico puede ofender, preferiría que no se hiciera".
La película se estrena el 12 de Octubre (¿casualidad?) y todo el mundo habla de ella. Quedará ver cuántos la ven de verdad para comentarla, esta vez sí, con conocimiento de causa. Mientras tanto, queda en el aire una misma idea: "Es la publicidad de una película, no entiendo la polémica".