Isabel Valdés: “No me parece bien que las feministas no vayan a San Fermines”
La periodista Isabel Valdés ha publicado la "historia completa" de La Manada y ha aprovechado para hacer una crítica a la cultura de la violación y ensalzar el papel de la mujer en la actualidad.
28 junio, 2018 11:15Las mujeres ya no callan, saben a dónde ir, a quién dirigirse y lo que deben hacer. Están hartas de tanta desigualdad y han provocado una revolución sin armas. A raíz de esto surge Violadas o muertas (Península), de la periodista Isabel Valdés, un argumento contra todas las “manadas”.
Este ensayo periodístico es una crónica social que condensa todos los acontecimientos que han rodeado al suceso de los San Fermines de 2016 y las consecuencias para “La Manada”. Está conformado por declaraciones de la víctima y los beneficiados, horas y momentos concretos de lo que ocurrió. Además de diferentes casos de abusos y reacciones que las mujeres han tenido.
También ha aprovechado para hacer una crítica feroz a la cultura de la violación, que se compone de todas aquellas pequeñas cosas basadas en estereotipos de género que anestesian a la sociedad y extienden la percepción de que el cuerpo de la mujer es propiedad del hombre. “La cultura de la violación nos lleva a eso, a que cinco hombres metan en un cuartucho a una chica de 18 años, la violen y piensen que lo que están haciendo es normal y que todo el mundo lo está pasando muy bien”, declara la periodista a El Español.
"No me parece bien"
Acerca del debate que se plantea sobre si las feministas deben o no presentarse en la fiesta de San Fermín este año, donde algunas opinan que se debería boicotear la fiesta y el turismo en Pamplona para provocar que el Tribunal Supremo sentencie violación a los integrantes de La Manada, mientras otras no quieren cederle más espacio a los hombres, la periodista es contundente: “A mí la idea de reivindicar ausentándose… bastante tiempo hemos estado ya silenciadas, ocultadas y metidas debajo de las alfombras como para que ahora nuestra reivindicación sea hacernos a nosotras mismas invisibles. No me parece bien. Creo que hay que hablar y levantar la voz en cualquier sitio que sea posible. En San Fermines también”. Asegura que, de no hacerse así, el efecto que tendrá será el contrario, “va a haber determinados espacios y determinados momentos a los que vamos a convertir en exclusivamente masculinos, y precisamente eso es lo que no debe suceder”, subraya.
El ensayo refleja un desacuerdo absoluto con la sentencia y la justicia. La rabia le deja un espacio en la mente para reflexionar acerca de la prisión permanente revisable pero, finalmente, concluye: “No estoy a favor de la prisión permanente revisable para La Manada”. “Creo que hace falta un tratamiento único de cada caso ya que el mínimo plazo es de 25 años para revisar una condena y si previamente el condenado ha logrado acceder al tercer grado. Sin embargo, sí creo que es necesaria una revisión de las condenas y de los tipos de delito y del objetivo que, en principio, tiene la prisión en España, que es la reinserción. Si la cárcel cumpliese con esa labor, estaríamos no solo ganando ciudadanos que vivirán y convivirán de nuevo y mejor con la sociedad, sino una sociedad más justa y más sana, más rica en valores y más democrática”.
Ni ético ni moral
Hubiese querido que el juicio fuera público “fijando los límites para la víctima”, el hecho de poder escuchar “el testimonio de todos, las defensas de todos y las explicaciones de todos, hubiese hecho a la calle todavía más justa”. No ve ético ni moral la posibilidad de que estos individuos se paseen por platós de televisión contando sus anécdotas, “lo único que ocurriría es que darían mucha audiencia durante un rato y provocarían otro levantamiento más de las mujeres en la calle”.
Valdés no está de acuerdo con la puesta en libertad de los acusados, piensa que es una decisión errónea: “La sentencia se apoya en tres patas que son el no riesgo de fuga, no riesgo de destrucción de pruebas y no riesgo de reincidencia. Una de esas tres patas para mí es claramente errónea, que es la de la reincidencia”, para ellos no es reincidir, para ellos es actuar como actúan cada día”, y ahí es donde afirma que está el peligro.
Respecto al comportamiento político que han adoptado los partidos con respecto al tema, cree que se están ajustado bastante bien al sentimiento y a la manifestación que está pidiendo la calle: “Otra cosa es que se hayan subido al carro por su propio beneficio”, declara. Parece ser que van a revisar la estratificación de abuso, un paso “fundamental” para la protección de la mujer, añade la autora. “Pienso que lo más importante en esto como en todo, es la lógica pura y dura, la sensatez. Y cuando una mujer no quiere ser tocada, sobada, penetrada o besada por un tío, cualquier acto que se cometa en contra de eso es una violación”.
Asignatura obligatoria
Isabel Valdés afirma que “si queremos de verdad, que nuestro país, nuestra sociedad sea igualitaria algún día y pretendemos hacerlo sin una educación tanto social, como en casa, como orgánica, es decir, que traspase a la estructura del Estado a través de los programas educativos, estamos listos. Habría que ir más allá”. Está de acuerdo con la idea de instaurar el feminismo como asignatura obligatoria en el sistema educativo español, siendo consciente de que eso supondría una utopía. Sabe que aún queda mucho por hacer -las últimas noticias de violaciones múltiples lo confirman- e incide en que "la educación es el único camino" para erradicar la violencia.
Apuesta por los jóvenes y es consciente de que “habrá alguien con la estructura mental hecha para que esta idea del efecto manada cale”. Confía en que esta sentencia juegue a favor de las mujeres, “a pesar de todo, creo en el revuelo social, la conversación y el debate que abre. Creo que lo ocurrido va a traer muchas más reacciones positivas para la concienciación, el progreso, el avance de la igualdad y del no y del basta ya, que lo contrario”.
Pese a la sentencia, la periodista responsable de Mujeres en El País, confía en la ventaja, el tono y la fuerza que está cogiendo la ola morada. Una defensa cerrada y en bloque de nuestros cuerpos, los de todas, y de nuestra libertad", escribe en Violadas o muertas. "No vamos a ceder espacio, ya no. Nuestra revolución camina, a ratos lenta y a ratos desbocada, pero blindada, en bloque, sin repliegues. E imparable. Bienvenidas a la resistencia", siendo esta eufórica reflexión la que cierra su libro.