La luz de la mañana del domingo baña el muro de la fachada que ha quedado en pie. De canto, es un enorme turrón de argamasa, piedra y ladrillo sostenido en pie a duras penas, como la cáscara que espera el relleno que la empresa OHL, propiedad de Juan Miguel Villar Mir (Madrid, 1931), ha rebanado a uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos del centro de Madrid. El complejo Canalejas quedó sin la protección que lo mantenía al margen de la gula inmobiliaria gracias a la rebaja en la conservación que ejecutaron la ex alcaldesa Ana Botella y el ex presidente Ignacio González, después de que Emilio Botín se lo vendiera al constructor por 215 millones de euros. En estos momentos, la Fiscalía investiga la obra por la destrucción de bienes históricos contra los que Villar Mir no tenía licencia.
En aquel programa quedaba claro cuál era la ciudad que no queríamos. La idea que defienden es exclusivizar el centro. Los vecinos vamos a quedarnos a vivir aquí quiera o no el concejal
Pero el motivo que ha sacado a la calle a los ciudadanos que vigilan el proceso de destrucción de los seis edificios desde hace tres años es la decepción. Ya no con el PP, que se lo hicieron saber en su día cuando orquestaron el permiso para arrasar con todo. Sino con el actual Ejecutivo del Ayuntamiento de Madrid. Y, sobre todo, contra el delegado del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, que desde que entró en el despacho ha incumplido el programa de sostenibilidad patrimonial de su partido punto por punto: “Ahora Madrid apuesta por la defensa de un modelo de ciudad diseñado y gobernado por sus vecinas y vecinos. El modelo de gestión de la ciudad de Madrid ha estado al servicio de los intereses de unos pocos”.
Hace un mes, Calvo dio vía libre a OHL para reanudar las obras paralizadas por Botella. El mismo día en que un juez ordenaba a Villar Mir detenerlas. Aquel día Paloma Sobrini, directora de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, aseguró que el proyecto es “bueno, amable, genera riqueza, alegría y buen ambiente en el centro de la ciudad”. Entonces, OHL agradecía “el esfuerzo conjunto de las administraciones públicas, que permite anunciar el acuerdo para obtener la última y definitiva fase de la licencia de la obra”. Calvo agradeció a Villar Mir “que la empresa haya pactado aunque con ello se reduzca su nivel de negocio”.
Este domingo, seis meses después de las Elecciones Municipales Carmena ya tiene la primera rebelión de los suyos, en la calle los pasquines dicen: “Si tienes dinero puedes comprar las leyes para saltártelas destripando Canalejas”. Se reparten entre los transeúntes que cruzan entre el centenar de personas que se citaron para mostrar su indignación. Convoca la Asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, que recuerda cómo participaron en la campaña electoral de Ahora Madrid con un recorrido que hacía parada por todas las felonías contra el Patrimonio Histórico y Artístico. Pararon delante de Canalejas y los responsables del partido político prometieron la defensa del conjunto hasta las últimas consecuencias.
Promesas incumplidas
“En la campaña de Ahora Madrid hicimos una parada aquí. El programa incluía la paralización de las obras. Nuestro concejal [Calvo] ha llegado ahora a un acuerdo con OHL y sus cómplices, Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) y la Comunidad. En aquel programa quedaba claro cuál era la ciudad que no queríamos. La idea que defienden es exclusivizar el centro de Madrid sólo para grandes negocios y visitantes. Aquí queremos seguir viviendo los vecinos. No sólo destruyen ilegalmente, sino que tratan de expulsar a los vecinos queremos. Pues los vecinos vamos a quedarnos a vivir aquí quiera o no quiera el concejal”, micrófono en mano se dirigió a los manifestantes uno de los portavoces de la asociación.
Han escrito con tiza la chapa que cubre la obra e invade la calzada: “El gran negocio destruye la ciudad”. “Patrimonio arrasado: especulación”. “Operación Canalejas: destrucción + dinero sucio”. Y otro lema: “Estos carteles mienten”. Se refiere a los que ha colgado OHL por toda la cáscara de fachada, que dicen en castellano e inglés: “Centro Canalejas Madrid es un proyecto de capital español, con gran participación de pequeñas empresas y con el que se están creando miles de puestos de trabajo”. Otro: “Devolvemos la vida a unos edificios emblemáticos tras años en desuso”. Otro: “Primer hotel en España de la prestigiosa cadena Four Seasons. Viviendas de alta calidad con el servicio de hotel. Galería con espacio para nuevas marcas y diseñadores nacionales e internacionales”.
Los convocantes explican que estos poderes públicos les han dejado de representar, como tampoco lo hacen los intereses de OHL. Se lamentan ante la falta de transparencia que mantiene el Consistorio
Una vez la Policía Municipal detuvo la escritura con tiza sobre la chapa metálica que oculta las obras, otro de los convocantes explicó al resto que “estos poderes públicos no nos representan, como tampoco lo hacen los intereses de OHL”. Se lamentan ante la falta de transparencia que mantiene el Consistorio sobre las licencias que concede a la empresa. Se quejan porque “es un proceso de especulación que no se ha detenido, porque nos quedamos sin nuestra historia y sin nuestro patrimonio”. Pero, además, protestan porque no ha sido sólo una destrucción física, sino una destrucción legal de las normas que protegían el patrimonio de la ciudad. “Es la ley del más fuerte económico”.
Volvemos a repasar el programa de Ahora Madrid y encontramos la intención de “recuperar un Madrid Saludable que ponga en valor y en uso su patrimonio histórico, artístico, inmaterial”. Sobre el distrito Centro prometían “asegurar un planteamiento basado en el interés general” , “hacer frente a la gentrificación del centro”. Precisamente, hay quejas también contra este aspecto, porque según los vecinos “el centro se está cerrando a la ciudadanía”. “Debemos defender nuestra identidad, la que no está protegiendo este gobierno. No queremos vivir en una ciudad sin memoria”, apuntan.
Libres de sanción
También en el programa: “Auditar la Operación Canalejas y el derribo parcial del Edificio España”. Este periódico ha preguntado por dicha auditoría, pero desde Urbanismo confirman que, al menos, del Edificio España no existe.
Otro portavoz, mismo micrófono, más gente: “Lo increíble es que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte no haya hecho nada, no haya intervenido en el expolio. Han contestado que ya hay mucha vigilancia, una vez han parado las obras y no queda nada. Esto indica la connivencia entre políticos y promotores”. Y pasa a señalar un agujero mayor que el que ha dejado OHL en el centro: la permisividad e impunidad. “Hay multas establecidas contra esto que estipulan el pago de una a cuatro veces el valor de la reconstrucción de los bienes derruidos. Aquí hay dos pero no se hace nada. Ahora Madrid ha preferido llegar a un acuerdo con Villar Mir para que sigan con su operación especuladora en lugar de obligarles a reconstruir y multar”.
Mientras forman una cadena humana, un abrazo simbólico en torno al concepto de lujo de Villar Mir, por la Calle Alcalá llega otra manifestación. Es una marcha numerosa que pide recuperar la memoria histórica para acabar de una vez con las secuelas del franquismo. El viento gélido mueve las banderas republicanas. "Parece ser que llegan los refuerzos", y apagan el altavoz, trasladan sus pancartas junto a las otras y reparten los últimos pasquines, que hablan de otra dictadura: “La operación Canalejas representa la dictadura económica de una empresa sobre las leyes democráticas que defienden nuestro derecho a la ciudad”.
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