El 7 de julio de 2010, la presidente del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, y la ex novia de Jordi Pujol Jr., Victoria Álvarez, fueron grabadas por un micrófono oculto de la agencia Método 3 mientras comían y charlaban sobre empresarios, políticos, prácticas empresariales y hasta hábitos y habilidades amatorias en un restaurante de Barcelona, La Camarga.
El contenido de aquella conversación se hizo público, comenzando así el Camargate, uno de los culebrones de la política española de los últimos años, y mira que llevamos unos cuantos. La polémica fue alimentada por una posterior rueda de prensa de Sánchez Camacho, las acusaciones de que la orden provino del PSC, una demanda ante la Jefatura Superior de Policía de Cataluña y un registro de la sede de este partido. Posteriormente, se acusó a la propia Sánchez Camacho de haber ordenado la escucha. Según Álvarez, la popular la habría organizado junto a José Zaragoza, entonces secretario de organización de PSC. Según Sánchez Camacho, ella no tuvo nada que ver, todo vino de Zaragoza. La demanda fue archivada después de que Sánchez Camacho pactara con Método 3 una indemnización de 80.000 euros y ni la justicia ni el Parlamento catalán sacaron nada en claro.
Suena esperpéntico, sin duda. Por eso Jorge-Yamam Serrano, un dramaturgo y director teatral de Barcelona, tuvo claro que había material para una obra, que estrenó hace dos años en la Ciudad Condal. “La de asesores que han pasado por ahí… tendríamos que hacerles descuento”, recuerda. Ahora, llega remozada y actualizada al madrileño Teatro del Barrio como “Camargate 1.1”. Lo hace justo en el fin de semana de elecciones generales, los días 18, 19 y 20. “No rompe la jornada de reflexión, esto es sólo teatro”, dice entre risas el dramaturgo.
Diálogos reales
La pieza está basada en un 75% aproximadamente en la conversación grabada en el restaurante, y el resto en otros documentos reales, como una llamada anónima que se hizo a la policía. “Todos los diálogos son reales”, explica el autor. “El resto son audiovisuales y otros documentos que utilizamos directamente para que la gente sepa más del tema y haga un buen viaje”.
Tan sólo ha cambiado, por prudencia, algunos nombres: Sánchez Camacho es aquí Antonia Sanchís Cemacha, y Víctoria Álvarez se ha transformado en Bibi Alvés. Algún otro nombre también ha sido ligeramente retocado, aunque la mayoría de los demás personajes reales a los que se menciona aparecen con sus nombres reales. Y eso que cuenta con la “bendición” de las protagonistas. Victoria Álvarez se la dio en persona y con Sánchez Camacho no ha hablado personalmente, reconoce el dramaturgo, pero sí dijo que no le parecía mal el montaje y le deseó buena suerte a través de una entrevista en La Vanguardia.
"Todo parece un episodio de 'Anacleto, agente secreto', de 'Mortadelo y Filemón' y la TIA", explica el autor del montaje
En Madrid se verá una versión actualizada, de ahí el “1.1”. “Cada semana tenía que tocar la obra. La vida rimaba con la obra”. La semana del estreno de la pieza en Barcelona, Marta Ferrusola basó su defensa legal en el CD de la Camarga. Dos semanas después, el juez Ruz abrió el caso Pretroria. Hace un par de meses, hubo novedades de Sumarroca en el caso Pujol, que también se menciona en la obra. Todo eso había que ir añadiéndolo.
La obra se sirve también de la rueda de prensa que ofreció Sánchez Camacho -con la que arranca el montaje-. “Los periodistas le preguntaban si era verdad que había personal de confianza, si sabía todo lo de Pretoria, y ella va amenazando con meter juicios a todos los periodistas y dice que nadie debería hablar de este tema”, cuenta con cierto asombro el director. El mismo asombro que cuando habla de la llamada anónima a la Policía, que fue grabada en un CD y abandonada en una plaza delante de una comisaría… “De hecho, esta llamada, esta conversación, me he enterado que es la misma Policía que se la hace a sí misma”, añade Serrano. “Todo parece un episodio de Anacleto agente secreto, de Mortadelo y Filemón y la TIA”.
Politólogos y asesores
El caso es bien conocido en Cataluña. “Hemos tenido toda la horquilla de público, han venido politólogos, asesores políticos, periodistas, intelectuales de la cultura, pero también mi madre y sus amigas, y se han reído mucho”. En Madrid saben que la repercusión del caso es diferente: tratarán de aclarar algo en el montaje, con una introducción y probablemente un programa de mano con un resumen, un quién es quién de la política catalana. “Aunque no hace falta para seguir la obra”.
Más allá de las guerras de intereses, del PP contra PSC, del gobierno autonómico o las familias políticas, “Camargate 1.1”, subraya su autor, “es una comedia loca”. Para Serrano, la propia historia real “era una comedia apretada, con estructura de gags. Pensé: he de servir a esta comedia, que está ya ahí. No es sólo una comedia: podía ser un esperpento de Valle-Inclán mezclado con el programa Polonia”. Algo que celebra: que tenga ese humor como espita. “Ayuda a no quemar el teatro y el Parlamento, porque dices: no puede ser. Te ríes, porque si no sería insoportable”.
Camargate 1.1, asegura Jorge-Yamam, “no se decanta por ningún partido. Sería un error al cuadrado. No me mueve ninguna filiación política. Quería mostrar un retrato humano de nuestra sociedad, de la que ya conocíamos mucha información”. Y va adviertiendo: “Hay para todos. No deja títere con cabeza”.
Entre los referentes del montaje, el director destaca la serie de televisión House of Cards: “En esta serie hay trama de política, de poder y de cama. ¡La obra no tiene nada que envidiarle! Esto es así también, pero más cutre, con menos elegancia que los norteamericanos”. De hecho, igual que hace el corruptísimo Frank Underwood (Kevin Spacey), que en cada episodio hace varias rupturas de cámara para dirigirse directamente al espectador, también aquí el alter ego de Sánchez Camacho rompe la cuarta pared para hablar a la audiencia. La película Il Divo, todo un retrato del primer ministro griego Giulio Andreotti, es su segunda referencia. La tercera es teatral: la María Estuardo de Schiller, con su cara a cara entre dos mujeres poderosas.
Vi en Barcelona la obra sobre Bárcenas y me encantó. Hay un potencial tremendo en este tipo de teatro
Y está, claro, el teatro político-documental que en la misma sala madrileña, Teatro del Barrio, están practicando, con montajes como B (sobre el interrogatorio de Bárcenas), Las guerras correctas (una entrevista sobre los GAL a Felipe González) y El Rey (un repaso crítico a la figura de Juan Carlos I). “Sí, empatizo muchísimo con ellos -reconoce el dramaturgo-. Vi Barcenas en Barcelona y me gustó. Hay un potencial tremendo en este tipo de teatro. Estamos recuperando, conectando la política con los escenarios. Igual que la sociedad, que se ha vuelto a vincular a la política”. Algo que vincula sin dudar a la senda marcada por el 15M. “El teatro refleja este movimiento de volverse a interesar. Es una herramienta increíble en este sentido. En otros países, Inglaterra, EEUU, Alemania, nos ganan de mano. Aquí nos falta mucho, pero nos estamos poniendo las pilas en este sentido”.