Uno de los acusados por falsear la historia del cristianismo creó un grafiti con un punzón
Óscar Escribano, que ha llegado a un acuerdo con la acusación para evitar la cárcel, reconoce que "no fue más que una broma".
3 febrero, 2020 11:48Noticias relacionadas
Óscar Escribano, uno de los artífices de la presunta estafa arqueológica de 476 piezas del yacimiento Iruña-Veleia (Álava), ha llegado a un acuerdo con la acusación por el que se reconoce como autor de un delito contra el patrimonio histórico, a cambio de una reducción de la pena que se solicitaba inicialmente contra él, que finalmente ha quedado fijada en un año de cárcel. Al carecer de antecedentes penales, no deberá ingresar en prisión.
Este acuerdo entre la Fiscalía y Escribano, que ha sido aceptado por la acusación particular que ejerce la Diputación Foral de Álava, ha sido anunciado al inicio de la vista oral por el 'caso Iruña Veleia', en la que se enjuicia la presunta falsificación casi medio millar de vestigios datados entre los siglos III y VI desenterradas en un yacimiento arqueológico alavés, con el fin de presentarlas como unos "hallazgos excepcionales".
Escribano ha reconocido que realizó con sus propias manos, con un punzón, uno de los controvertidos grafitis que alteraban la historia del cristianismo y del euskera. "No fue más que una broma", se ha disculpado. Además, ha señalado que "estoy contento de haber llegado a un acuerdo manteniendo lo que dije desde un principio y ponerle punto final a este dilatado y duro proceso para poder seguir adelante con mi vida".
Los hechos investigados se produjeron entre 2005 y 2006 en el yacimiento de Iruña-Veleia (Álava), cuyas excavaciones dirigía el historiador Eliseo Gil, para el que trabajaba Escribano. Gil, al no haber llegado a un acuerdo con la acusación, se enfrenta a una petición de condena de cinco años y medio de prisión al considerarle el Ministerio Público responsable de un delito continuado sobre el patrimonio histórico y de otro delito de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento privado.
El tercer acusado es Daniel Cerdán, para el que la Fiscalía pide una condena de dos años y medio de prisión por un delito de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento privado, al considerar que falsificó varios informes que avalaban la supuesta autenticidad de los hallazgos de Gil y Escribano.
Multa económica
Gracias a su acuerdo con la acusación, Escribano ha visto reducida de cinco años y medio a un año de cárcel la condena que inicialmente pedía la Fiscalía, que a cambio del reconocimiento de los hechos por parte del acusado, ha retirado su acusación por estafa y ha mantenido únicamente la de un delito contra el patrimonio histórico.
Al carecer de antecedentes penales y ser la condena inferior a los dos años, Escribano no deberá ingresar en prisión. Además, la multa inicialmente solicitaba para Escribano ha sido reducida de 7.300 a 2.190 euros.
En el caso de Gil y Cerdán, al no haber llegado ninguno de ellos a un acuerdo con la acusación, el juicio continuará a partir de ahora contra ellos, en varias sesiones que se prolongarán, previsiblemente, a lo largo de diez jornadas. De hecho, a su llegada a los juzgados en la mañana de este lunes, Eliseo Gil ha reiterado su inocencia en declaraciones a los medios de comunicación.
Durante su declaración en el juzgado, Gil ha remarcado que no cree que se haya demostrado "científicamente" la falsedad de estos grafitos, y ha dicho que varios expertos, entre ellos catedráticos de Estudios Clásicos de la UPV/EHU, que vieron las piezas hicieron manifestaciones "totalmente positivas" o no señalaron ninguna "anormalidad", aunque ha reconocido que después algunos de ellos "cambiaron de opinión", algo que ha vinculado con la "presión mediática" que ha tenido este caso.
El exdirector del yacimiento ha calificado la confesión de su colaborador de manipular una de las piezas arqueológicas de "desgraciado incidente". En su defensa, ha señalado que esta acción causó una "tremenda conmoción" en el equipo y que él fue partidario de despedir al geólogo pero que al final simplemente se le "amonestó".
Sin embargo ha explicado que tras este suceso reunió a todo el equipo, les preguntó si alguien había hecho "alguna broma más" de este tipo, lo que fue negado por sus colaboradores, pero ha asegurado que ese suceso supuso un "antes y un después" y generó una pérdida de confianza.