El final de una civilización milenaria: así desapareció la "prosperidad" de Egipto bajo el reinado musulmán
Con la conquista árabe, Menfis, la capital cuya antigüedad se remontaba a 3.500 años atrás, se hundió finalmente en la ruina total.
21 abril, 2020 02:54Noticias relacionadas
Durante milenios la civilización egipcia fue un referente para los pueblos de alrededor. No solo habían conseguido un estado fuerte y que perdurara en el tiempo, sino que en torno al Nilo habían creado todo un sistema y una jerarquía basada en una religión que homogeneizaba a la sociedad. Sus avances en la arquitectura y en la ingeniería, así como sus logros en el ámbito de la geometría y en las matemáticas exponen en cierta medida el motivo de la existencia de una civilización tan venerada por las civilizaciones venideras.
En una entrevista concedida a EL ESPAÑOL, el profesor de Teoría del Conocimiento e Historia de las religiones en la Universidad Pontificia Comillas Carlos Blanco explica que los propios griegos se enorgullecían de tener un vínculo con la civilización egipcia: "Probablemente no habría existido Grecia si no hubiera habido esa matriz próximo-oriental".
La civilización egipcia se desarrolló hacia el año 3.150 a.C. tras la unificación de algunas ciudades del valle del Nilo. Después de años de grandeza muchos historiadores dan por terminada la civilización con la llegada romana en el año 31 a.C. aunque finalmente terminaría sumiéndose en una decadencia sin precedentes bajo el reinado musulmán, donde desapareció todo rastro de un imperio que había construido las pirámides más espectaculares conocidas por el ser humano.
En el 642 d.C. el general Amr Ibn al-As ocupó Alejandría. Así, tal y como escribe el escritor y profesor de bioquímica Isaac Asimov en Los egipcios (Alianza), "casi mil años de gloria griega y romana terminaron para siempre".
Los árabes no solo habían ocupado el Nilo sino que rápidamente pudieron controlar toda la costa norafricana. En lo que a Egipto concernía, el territorio fue cambiando progresivamente debido a las reformas islámicas. "Menfis, la capital cuya antigüedad se remontaba a 3.500 años atrás, se hundió finalmente en la ruina total. Se construyó una nueva capital musulmana junto a ella, Al-Fustat", narra Asimov.
De la misma manera, cambió la vieja lengua y en el 706 el árabe se convirtió en la lengua oficial del país. El cristianismo adoptado por la influencia romana se abandonó cuando el pueblo vio que la conversión al islam abría el camino a las ventajas que proporcionaban las preferencias gubernamentales. Asimismo, los árabes no hicieron ningún esfuerzo por mantener en pie el sistema de canales, el cual terminó decayendo —cabe recordar que los árabes son hijos de una sociedad del desierto poco habituada a la agricultura—.
"La depauperación y el hambre se enseñorearon del país, que se hundió en la más abyecta pobreza, la cual perdura todavía hoy", concluye Asimov en relación a la caída de una civilización que había dominado durante milenios el sureste del Mediterráneo.