Ricardo de Orueta, el republicano que reivindica el PP en Málaga para su nueva biblioteca
De la Torre ya propuso el nombre del director general de Bellas Artes de la República y ahora Cultura pone en marcha el proyecto del Convento de San Agustín.
14 noviembre, 2020 02:11Noticias relacionadas
Ricardo de Orueta nació en Málaga el año de La Gloriosa. En 1868, a pesar de los disturbios provocados durante revolución, Málaga seguía manteniendo una importante presencia de aquella burguesía industrial que destacaba en la época. Orueta se crió en esa ciudad moderna y emprendedora que empezó a decaer en el último tercio del XIX: la filoxera, el traslado de los altos hornos y el fin de las industrias textiles.
Ahora, Orueta ha vuelto a resonar tras ochenta años de olvido. El alcalde popular de Málaga, Francisco de la Torre, ha propuesto su nombre para la nueva biblioteca que el Ministerio de Cultura va a impulsar en la ciudad con 16 millones de euros. Mientras otras ciudades retiran calles a políticos de la República, Málaga reivindica la memoria de un hombre indiscutiblemente positivo para la cultura.
En conversación con EL ESPAÑOL, De la Torre ha confirmado que se trata de "un intelectual comprometido cuya labor con el patrimonio fue decisiva". Abunda en que más allá de lo ideológico: "La memoria de un país debe ser conocida y completada con aquello que fuera positivo y Orueta sólo trabajó por el bien común".
Mientras en Madrid se retiran del callejero vías como la de Largo Caballero, De la Torre apuesta en Málaga por dar el nombre de este político republicano a uno de los proyectos estrella para la ciudad. "Yo quiero destacar lo positivo, pero es algo que deberíamos hacer todos", sentencia el alcalde de Málaga.
La relación de los Orueta con el escritor y filósofo Giner de los Ríos marcó especialmente la formación y el desarrollo de uno de los grandes olvidados de la cultura en España. Ahora, el alcalde de Málaga, su ciudad natal, reivindica la figura de este ministro de la II República.
Para la directora del Museo Nacional de Escultura, María Bolaños, es una buena noticia: “La labor de Ricardo de Orueta fue monumental; es positivo ir más allá de ideologías”. Fue director general de Bellas Artes con cuatro ministros de Instrucción Pública diferentes en los periodos 1931-1933 y en 1936. “Su defensa del patrimonio español es incontestable”, afirma Bolaños.
La "quintaesencia" española
Tal fue su relevancia como historiador de la escultura que reivindicó, como indica Bolaños, a la escultura como elemento idiosincrático del “carácter genuinamente español, el que encarna realmente nuestro espíritu”. Recupera, como "la quintaesencia de la vitalidad creadora española” a escultores como Pedro de Mena, Gregorio Fernández o Berruguete.
Para la directora del Museo Nacional de Escultura, Orueta es uno de los grandes olvidados. Fallecido en 1939, no llegó a plantearse el exilio. Su relación con Málaga fue siempre estrecha, allí estudió Bellas Artes antes de marcharse diez años a París. En 1895 tuvo que volver a su ciudad natal ante la mala situación económica de su familia tras la muerte de su padre.
Es en esa época cuando Orueta se convierte en uno de los más destacados intelectuales malagueños en los últimos años del XIX. Los Jiménez Fraud, Moreno Villa o García Morente son habituales en este grupo de pensadores que acompañaban a Orueta y que abandonan la ciudad para irse a Madrid en 1911. Fue, precisamente uno de sus amigos malagueños quien le ofrece la posibilidad de ser tutor de la Residencia de Estudiantes del Madrid de la Generación del 27.
Según Bolaños: “Junto a Juan Ramón, es quien elige el logotipo de la residencia, aquel atleta ateniense”, un emblema que aún sigue vigente. En aquella residencia vivió hasta la Guerra Civil y vivió momentos que le forjaron como uno de los máximos defensores de la cultura española. En 1924 ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Su entrada en la Academia le sirvió para presentarse como un ferviente luchador contra la venta fraudulenta del patrimonio español en una época de “desvalijamiento patrimonial, amparado en las insuficiencias de la ley o en sus incumplimientos, con la complicidad de la Iglesia, la permisividad de las aduanas o la ausencia de conciencia social”, sentencia Bolaños.
A Orueta se le debe la Ley del Tesoro Artístico Nacional, una de las mayores defensas que ha tenido el patrimonio en nuestro país. Su vinculación a Manuel Azaña fue definitiva en su labor política y la mano del ala intelectual republicana tuvo en su obra uno de los principales exponentes.
Además de su función pública, Orueta dejó un importante legado, como sus obras sobre la vida y la obra de Pedro de Mena y Medrano, Berruguete y su obra o Gregorio Fernández. También destacan sus obras relacionadas con la expresión de dolor en la escultura castellana y la escultura funeraria en Cuenca, Ciudad Real y Guadalajara.
Fundó el Museo de Escultura de Valladolid, el Celtíbero de Soria o el Histórico Militar de Madrid. Además, fue uno de los impulsores de las bibliotecas públicas en toda España. Por eso, y para recuperar su memoria, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quiere reivindicar a la figura de este republicano.