Cuatro biografías en dos meses y medio de mandato. Ese es el recuento de semblanzas que acapara el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que no protagoniza más porque algunos periodistas, como Manuel Cuyàs, dicen haber rechazado el encargo.
El 8 de marzo salió L’amic president (La Campana) de Porta. Días después apareció Em dic Carles (Ara Llibres), de Josep Riera Font. Y entre el 21 y el 23 de marzo llegaron al mercado De pedra picada (El fil d’Ariadna), de Josep Maria Flores y Puigdemont, el president @KRLS (Pórtic), de Jordi Grau y Andreu Mas. Los instant book, libros escritos en pocos días para aprovechar el tirón mediático de un personaje o un fenómeno, ya explicaron el ascenso de Podemos o la caída de Bárcenas. Ahora le toca el turno al mandatario catalán.
Los instant book, libros escritos en pocos días para aprovechar el tirón mediático de un personaje o un fenómeno, ya explicaron el ascenso de Podemos o la caída de Bárcenas
Los cuatro hablan de su infancia, del accidente de coche del que salió malherido, de su carrera periodística, de cómo conoció a su mujer, de su paternidad, de sus inicios en política, de su carrera como alcalde de Girona y de cómo Artur Mas le cedió el puesto. Los mismos temas y en el mismo tono: admirativo. Y no explican nada que no se pueda encontrar en la hemeroteca de los últimos tres meses o en el blog de Puigdemont.
Retrato parcial
El president, su blog, su familia y su discurso de investidura son las fuentes que emplean los autores. No es que sean pocas, es que todas son del mismo lado. Sólo Grau y Mas hablan con alguien que lo define con alguna sombra. “Es una persona fría, calculadora, a la que le cuesta mostrarse como es”, dice su amigo Miquel Casals.
El president, su blog, su familia y su discurso de investidura son las fuentes que emplean los autores. No es que sean pocas, es que todas son del mismo lado
Los perfiles publicados a pocos días de su nombramiento contienen más versiones del personaje que unos textos que juntos suman casi 600 páginas. Un ejemplo es el que firmó Jordi Pérez Colomé en El Español, para el que entrevistó a quince fuentes. Otro es el retrato político que publicó El Crític haciendo un repaso de sus decisiones menos acertadas. Pero ninguna de esas aristas aparece en estos libros que pintan a un político tenaz, moderado y por supuesto, patriota. Tanto, que en los restaurantes “sólo pide vinos del Empordà.”
No son biografías
Plutarco decía que una biografía debe retratar el alma. André Maurois escribió que una semblanza precisa de mucha investigación y talento literario para narrar el caos que es cualquier vida humana. Nada de eso hay en estos cuatro libros, que trazan un perfil plano que no refleja al hombre “culto”, “leído” y “viajado” que los autores dicen que es Puigdemont.
Pero las editoriales han tenido la precaución de no venderlos como biografías. “Pequeño retrato urgente y breve.” Así cataloga su trabajo Carles Porta. “Retrato íntimo del president Carles Puigdemont”, dice el subtítulo del libro de Flores. Parecen maneras de justificar un defecto que comparten los cuatro libros: la ramplonería de unos textos que sufren las consecuencias de haberse escrito en un mes.
El sesgo
Los cuatro libros podrían haberse quedado en piezas de diario aunque como tales también tienen sus carencias. Los autores son periodistas y da la casualidad de que todos han ejercido o ejercen en El Punt Avui, diario en el que Puigdemont fue redactor jefe. Algunos, como Porta o Riera, son también amigos.
La cercanía con el protagonista también viene por la política, pues todos, con más o menos fervor, apoyan al president y al proyecto político que representa. “¡Pero el gobierno español no nos lo pondrá fácil!”, dicen Grau y Mas sobre la independencia. “Desde el 9 de enero pasado, el periodista Carles Puigdemont i Casamajó se ha convertido en nuestro jefe de cocina y él tenemos todas las esperanzas puestas para que sepa encontrar el punto de sal y cocción necesarias”, escribe Flores.
Ningún código deontológico obliga al periodista a ser neutral, pero a la hora de trazar el perfil de un hombre con cargo y sueldo públicos es muy higiénica cierta distancia que en estos libros no se practica.
El empalago
“Testarudo” o “impaciente” son los defectos que se le atribuyen al president. Eso y que le saca de quicio que alguien junto a él pele naranjas. Por momento, la cadena de halagos produce vergüenza ajena. Flores llega referirse al Puigdemont que conoció en la redacción como un “guaperas” o un “soltero de oro”. Si la intención es destacar su capacidad seductora, clave en cualquier político, sólo con esos atributos no queda claro.
“Testarudo” o “impaciente” son los defectos que se le atribuyen al president. Eso y que le saca de quicio que alguien junto a él pele naranjas
“Eres las cosa más sencilla y honesta que me he encontrado nunca”, escribe Porta, que cuando intenta adivinar cómo pronunciarán “Puigdemont” en el resto de España, se queda con Pokémon. “Y es que un poco Pokémon sí que eres. Por fuera no lo pareces, pero tienes grandes poderes escondidos.” Y eso que Grau y Mas, por boca de una fuente, aseguran que Puigdemont detesta la adulación.
El mejor
El único libro en el que hay voluntad de estilo es El president @KRLS. Sus autores contextualizan al personaje con esmero y explican la política local de Girona, los personajes y la historia reciente de Cataluña de la misma manera que lo harían en un diario: para que la entienda cualquiera.
También se esfuerzan por explicar el camino que sigue un hombre que hasta hace poco era casi un desconocido para ser president sin que parezca un milagro. En los demás, se presenta a Puigdemont como un hombre predestinado.
“Carles sería un buen president, ¿no crees?”, dijo el abat de Poblet, Maur Esteva, en 2013. Unos años antes, la familiar de una ex novia con ciertos dones le cogió la mano y le auguró que llegaría a ser muy importante. Las anécdotas son jugosas y empleadas con pericia, como hacen Mas y Grau, dan mucho juego. En los demás libros, dan la impresión al lector de que está leyendo un cuento.
El casi ausente
España, el socialista Quim Nadal o la prensa de la caverna mediática de Madrid son los malos de esta historia. Hasta aquí, todo normal. Lo curioso es que definiendo a Puigdemont como “convergente de toda la vida” se hable poco de CiU y menos de Jordi Pujol. Y la corrupción, esa bicha, apenas aparece un par de veces en los cuatro libros.
Del partido se explican algunas cosas de pasada. Riera habla de las trabas que le puso Unió cuando CiU quiso presentar a Puigdemont a la alcaldía de Girona y Porta de cómo el aún alcalde contestó pacientemente a una mujer con la que compartió fiesta de fin de año a todas las preguntas que le hizo sobre Pujol. Es la única vez que aparece del ex president relacionado con la corrupción.
Agradecido porque Artur Mas se sacrificara por el proceso y aliviado por saber que el nuevo presidente era un político limpio y alejado de las familias y los malos vicios del partido
Josep Maria Flores despacha los dos tabúes en una frase referida a Lluis Llach: “Agradecido porque Artur Mas se sacrificara por el proceso y aliviado por saber que el nuevo presidente era un político limpio y alejado de las familias y los malos vicios del partido.” “Familia” y “vicio”. O hacer pasar por doméstico lo que es un problema público.
El periodismo
Los autores destacan al Puigdemont periodista como alguien “visionario” que entendió la importancia de las redes sociales desde el inicio, que fundó la Agència Catalana de Notícies y el periódico Catalonia Today. “Nunca dejó que sus ideas políticas se mezclaran con la información”, escriben Grau y Mas.
Otros, como Flores o Porta, recogen un análisis del ahora president sobre los medios: “El periodismo corre el riesgo en este momento de quedar sepultado por esta ola panfletaria que está colonizando el espacio informativo.” ¿Incluirá Puigdemont sus hagiografías en esa ola?
A un hombre al que todos, amigos, rivales y ex compañeros, reconocen cierta altura intelectual y una personalidad especial se le quedan cortos estos cuentos sobre su vida. Que te retraten tus amigos tiene sus inconvenientes. Pero los libros ya están en la calle, listos para la causa. Y a punto para Sant Jordi.
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