Los niños de Bachillerato ya no deshojan el papel de aluminio de los bocatas de salchichón cuando dan las once. Da la sensación de que se han hecho mayores en tres estirones: crecen por la noche, como dicen las abuelas. Acumulan calderilla y se piden una cocacola y un sándwich en el bar de enfrente del instituto. Otros fuman en el banco. Los novios dejan pasar la media hora del recreo apoyados unos contra otros, medio arrullados. Son un mural de pircings, de coñas, de aprobados raspados, de resignación alegre y planes de fin de semana. "Instituto Lope de Vega", reza la fachada del edificio rojizo de San Bernardo, 70. "Lope de Verga", lo ha rebautizado alguien a fuerza de rotulador en una losa de la puerta.
"Algunos no han venido hoy para ir directamente a la manifestación contra la LOMCE", me explica uno de los chavales. "Otros nos vamos ahora". Les suena "lo del cuarto centenario de la muerte de Cervantes", pero cuando les pregunto si lo han dado este año y qué saben de él, llega el estupor y las miradas cómplices. "A ver, es el autor de El Quijote, la verdad es que eso es fácil", dice Emilio, de primero de Bachillerato.
Tiene los ojos claros, lleva la mochila muy alta e intenta -de verdad- hacer memoria. "También otras obrillas... que ahora mismo no caigo en los nombres. Joder, la de los dos chicos que son ladrones y se van... no sé. Creo que es la etapa dorada esta de España. Supongo que será del Realismo. Ni idea, ¿no?". Mira a los amigos, buscando aprobación. "Realismo o Modernismo", concluye.
Cervantes, un notas
"Ese es un notas de hace tiempo ya, como medieval, que escribió un libro y triunfó. Fin", acota Pedro, también de primero. "Bueno, era del siglo XVI", lo ayuda su compañero Jaime. "Era manco. Yo leí una adaptación de El Quijote en la ESO, pero ya no me acuerdo de mucho. Fue también a la batalla ésta de Lepanto, estuvo en la cárcel...". "Pero no era manco", repone Javi, que es de segundo. "Sólo tenía un brazo ahí chungo, pero ya está. Le llamaban el manco de Lepanto, por eso te estás liando. Y era pobre el chaval. Poco más: me voy a desayunar que tengo hambre".
Ese es un notas de hace tiempo ya, como medieval, que escribió un libro y triunfó. Fin, acota Pedro, alumno de primero de Bachillerato
En el Lope de Vega no montan verbenas por el cuarto centenario de nada, ni siquiera de la muerte del padre de las letras castellanas: los alumnos de primero de Bachillerato dicen no haber tratado al autor en lo que va de año, a pesar de ser obligatorio para su curso. Los de segundo sí explican haberlo estudiado en primero. Aquí Cervantes -suponiendo que se cumpla el currículo- flotando en el limbo de mayo y junio, esos meses raros y medio encendidos que acarician el verano adolescente. Cervantes a última hora, sin mucha urgencia lectiva, sin guateque que conmemore aquel adiós suyo a los 68 años, por diabetes. Poca épica literaria en la despedida y nada de resonancia en el recreo.
"Además de en primero de Bachillerato, también es obligatorio en tercero de la ESO", detalla la docente Sabela Neira (IES Tierra de Ciudad Rodrigo, Salamanca). "A los chicos de primero les damos sólo algunos capítulos: no es una obra de actualidad como para leerla entera. Y es verdad que les gusta mucho la historia, lo que no les gusta es leerla completa". Explica que les dan a masticar a los estudiantes "los juegos narrativos que introduce Cervantes, el capítulo de los molinos -que lo conocen pero nunca lo han leído-, la aventura de carneros y ovejas, el momento en el que convence a Sancho Panza...", pero entiende que "si la novela no es del siglo XX, les cuesta mucho leerla".
A los chicos de primero les damos sólo algunos capítulos: no es una obra de actualidad como para leerla entera. Y es verdad que les gusta mucho la historia, lo que no les gusta es leerla completa
En tercero de primaria optan por leer La Celestina en vez de El Quijote. Cervantes -como tal, con su carne, su hueso y su trayectoria personal- suele aparecer sólo de refilón, en una minibiografía previa a la explicación del libro. Ha sido devorado por su obra. "El libro es arduo porque hay que leerlo con notas... lo que hacemos en nuestro centro es proponerles actividades optativas, como la representación de algunas escenas o hacer murales con algún capítulo".
Una época muy antigua
Según el informe del CIS sobre los hábitos de lectura (2005), 2 de cada 10 españoles dicen haber leído completo Don Quijote. El 40,9% confiesa no haber leído nada sobre la obra de Cervantes. El 51,3% explican que es una obra "difícil de leer"; el 66% de los encuestados opinan que la dificultad radica "en el lenguaje en el que está escrita" y el 16,4 % argumenta que no lo han hecho "porque se refieren a una época muy antigua".
Caterina y Antía son dos compañeras de segundo de Bachillerato y dicen que el año pasado sí dieron a Cervantes, pero que este curso, aún, nada. Se apoyan en la puerta del colegio a evocar. Antía tiene pecas y el pelo cobrizo. Caterina se ríe muy dulce. Discuten entre ellas.
-El profesor intentó que nos centráramos más en su vida y no tanto en El Quijote, que es lo de siempre. Sé que era hijo de doctores, que vivía en una casa más o menos acomodada pero no del todo rica...- señala Caterina.- Estuvo en la cárcel y ahí escribió El Quijote, yo creo. Luego también tenía un hermano que era Antonio, ¿no? Algo de Antonio. No sé, no sé. Me he equivocado.
-Estuvo en la cárcel en Italia o algo así había- sugiere Antía.
-¿En Italia? No creo que estuviese en Italia, eh.
-Y luego se fue a Sevilla.
-A ver, lo que sé seguro es que su casa es muy bonita- se ríe Caterina-. Yo he ido con mis padres. Está distribuida en dos plantas, con un patio central. Todas las habitaciones tienen una puerta que cae al patio, ¿y qué más...? Las paredes eran todas muy blancas. Una cama muy chula. Como fui en verano y hacía mucho calor, lo tenían todo abierto para que entrara el aire.
El humor no lo entienden
Laura García Pérez, profesora del IES Cardenal Sandoval y Rojas (Burgos) -ha impartido clases en Bachillerato y este año enseña en tercero de la ESO- confiesa que de la vida de Cervantes no se da "nada": "El problema es que tenemos tres horas a la semana de Lengua y Literatura en Bachillerato, vamos muy ajustados". Aclara también que no es muy partidaria de mandar a leer El Quijote, pero que lo hace porque está estipulado: "En primer lugar, porque el vocabulario les resulta difícil. En segundo, porque es una parodia de la novela de caballería, y ellos no tienen esos conceptos, esa panorámica de la novela de caballería... se les escapa bastante. Claro que muchos compañeros míos dicen que si los alumnos no leen El Quijote ahora, no lo van a leer en la vida, y yo estoy de acuerdo". García cree que los chicos se quedan "con la parte de la aventura", porque "el humor de Cervantes no lo entienden". Tampoco en su centro se va a festejar nada especial por el aniversario.
"He salido de una clase de Lengua, precisamente", balbucea un chico, algo parco en palabras. "De Cervantes ni idea, tía. Estamos dando Latinoamérica, los... ¿cómo se llama eso? Las novelas y eso que había allí". "Ten cuidado, que después te graban y sales cagándola en Youtube", le pincha un colega.
Jose sale solo del edificio. Tiene 23 años, porque empezó Bachillerato más tarde. Está en segundo y en ciencias. "Yo te puedo decir sin coñas que saqué un diez en el trabajo de El Quijote", expone. "Teníamos el año pasado un profesor que hizo mucho hincapié en Cervantes y nos mandó un trabajo... bueno, no me lo leí tal cual. Utilicé como una guía con los capítulos más importantes. Porque había que responder a unas preguntas específicas, ¿sabes?".
Pereza, vergüenza y aburrimiento
Jose dice que "la gente no lee a Cervantes" por "pereza": "Es como que nos da vergüenza... o, o... como que infravaloramos nuestras propias obras. Yo, por ejemplo, soy súper friki de El Señor de los Anillos, me lo he leído mil veces. La primera vez que me lo leí tenía diez años. Y joder, yo creo que El Señor de los Anillos y El Quijote tampoco son tan diferentes, pero tú le hablas a alguien de El Señor de los Anillos y te dice: ah, mola; pero le hablas de El Quijote y como que suena a viejo, a aburrimiento".
Es como que nos da vergüenza leer a Cervantes. El Señor de Los Anillos y El Quijote tampoco son tan diferentes, pero dices el primero y a la gente le mola, pero El Quijote suena como a viejo, a aburrimiento
Una chica se descojona con la pregunta de qué sabe de Cervantes: "Yo es que la literatura no me gusta nada... soy más de mates. Que lo habremos dado, sí, y que aprobamos, pero...". Cara de circunstancias. "Si no te importa, voy a entrar porque estoy un poco mal de la garganta", se escaquea otro joven. Entonces viene Natalia -acompañada de Carla y Natalie- y da un par de claves nuevas: "Es un autor que sale en el Renacimiento, y además de El Quijote tiene obras como La Galatea, y otras muchas novelas... muy importantes", dice, solemne. A Lilly, que es de Burkina Faso y cursa Bachillerato, no le suena demasiado. "También será porque estudio a distancia". Unos cuantos se despiden: tienen que llegar a la manifestación antes de las doce. "Pero vamos"-le dice uno a su colega mientras se marchan- "que yo creo que El Quijote no lo han leído ni los profesores".
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