He preguntado al poeta Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) por su palabra prohibida. Todos tenemos una, una que no queremos decir, que no queremos oír, la que no suele decirse, esa que reemplazamos. Le he preguntado al poeta que sobrevivió a Pinochet y a sus torturas, y a sus tormentos, a una dictadura y al hierro candente con el que se hizo eso en la cara, cuál es su palabra prohibida. Una vez alguien me escribió en un papel la suya: “proibida”, así sin hache. El poeta chileno la tiene, pero no me la puede decir: “Está prohibida”. Claro.
“Me la prohíbo hasta en sueños. No la pronuncio ni en la noche oscura. La palabra prohibida es la vergüenza que por una u otra razón carga todo ser humano. Esa palabra es una acción prohibida”, comenta. Raúl Zurita entiende el lenguaje como un campo de batalla política, en el que se pelea por la construcción del significado. Lo lamento, pero va ganando el capital: “El significado sólo se construye en función del consumo”.
Zurita dice que la palabra está herida por el lenguaje omnipresente, la publicidad, que es el lenguaje del capital
Una vez Juan Gelman (Buenos Aires, 1930- México, 2014) me dijo que “la palabra viene herida por el mundo y no tiene hospitales que la curen”. Zurita dice que la palabra está herida por “el lenguaje omnipresente, la publicidad, que es el lenguaje del capital”. “El slogan no es real y, sin embargo, aparentemente es inocuo, pero no: es súper agresivo contra el significado”. Por eso dice que nada de lo significado por la publicidad es creíble, porque ninguna palabra dice lo que dice, ninguna frase nombra lo que nombra y ninguna imagen muestra lo que muestra. El significado se ha divorciado de la palabra.
¿Y qué hace la poesía en medio de ese campo minado? Resistir. “La poesía es el arte más frágil porque depende del lenguaje, pero es el más fuerte porque es la única que puede dar cuenta de lo que está pasando”, dice.
Un arma letal
Palabras prohibidas también son las que no quieres perder, como “libertad” o “dignidad”. Otras son aquellas de las que huyes, como “mediocridad”. “La palabra es un arma letal”, tercia el poeta, mientras se toma su coca-cola. Habla casi en susurros y hay que acercarse mucho a él, como cuando te asomas a un cuadro repleto de detalles minúsculos. La conversación es devocional. “Ojalá se esté grabando todo”, piensas. “Fíjate en los miles de apocalipsis domésticos que hay [risas] No hay violencia física, pero cuánto puede llegar a herir una palabra...”
Quizá sea verdad y la poesía no esté para herir, quizá esperemos de ella que nos recomponga, que venga a pegarnos los mil cachitos rotos. La poesía es superglú, aunque parezca un anuncio. No se lo diré al maestro. Acaba de publicar Tu vida rompiéndose (Lumen) y El día más blanco (Literatura Random House), un poemario selecto y una novela que se lee como un poemario. La poesía de Zurita lleva esperanza. Al final, siempre sale el sol: “Cuando vuelvas a quererme/ y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido/ deshaciendo las cadenas de tu cuello/ y corras emocionada a abrazarme/ y Chile se ilumine y los pastos relumbren”, un fragmento de Anteparaíso.
Chile. De fondo. Cuántos paisajes carga alguien, alguien como él, migrante entre los horizontes chilenos y los italianos. Cuántos paisajes políticos, del totalitarismo a la democracia. “Infinitos”, responde. “Los paisajes son mutantes, aunque sean los mismos. Cambian con la edad a la que los miras. ¿Dónde termina uno y dónde empieza el paisaje? ¿Dónde termino yo y dónde ese edificio que estoy mirando? Los paisajes son como telones en blanco que la vida va completando. Nunca ves dos veces el mismo desierto”, asegura. Le creemos.
La poesía es la primera víctima y la primera que se levanta de entre los muertos para decir que vienen nuevos días
Más dramático que celebratorio dice de sí mismo. Y a pesar de eso, al final, siempre el sol. La esperanza. “Sí, porque la poesía es la primera víctima y la primera que se levanta de entre los muertos para decir que vienen nuevos días”, cuenta. Lo dice alguien que con 23 años, tras cinco militando en las Juventudes Comunistas, es arrestado -al llegar a la universidad- el día del Golpe de Estado de Pinochet.
La resistencia poética
Es torturado y encerado en las bodegas de varios buques cargueros durante un mes. Y se mofa del falso patrioterismo de los militares que asaltaron el país con la bandera en la boca. “Todo ese alarde patriótico y fascista fue una lucha por los significados”. A un lado, el Ejército; al otro, Violeta Parra, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Raúl Zurita. “El arte y la dictadura se pelearon por los significados”. ¿Y cuando no hay dictadura, qué hace la poesía? El poeta ríe, levanta su cabeza encorvada y pregunta si hoy no hay una dictadura, la del dinero. “Cuando no hay dictadura, las víctimas siguen sin reparación, marginados”, agrega.
Somos, en el fondo, una raza de asesinos condenados a construir el paraíso
“El impulso poético te hace no resignarte a las condiciones que el mundo trata de imponerte. Claro que un poema no detendrá una dictadura, ni dará refugio a los sirios. No puede. Pero sin poesía no hay ninguna posibilidad. Somos, en el fondo, una raza de asesinos condenados a construir el paraíso”, explica Zurita. Por si no había quedado claro, añade que la poesía es la esperanza de lo que no tiene esperanza, la posibilidad de lo que no tiene posibilidad, el amor de lo que carece de amor. “Es lo que te mantiene vivo cuando todo se derrumba a tu alrededor”.
La poesía también es memoria y Zurita sabe mucho de esto. “Lo que no cierra aparece y vuelve a aparecer. Reaparece de otra manera”. Cree que una sociedad que esconde a sus víctimas, sus crímenes, que los tapa, que los olvida “avanza hacia la fatalidad”. Reconoce que la primera reacción es olvidarlo todo, por salvación, pero no sirve de nada. Entonces, ¿qué hacer con los recuerdos? “La culpa se apacigua si el que te ha hecho daño se disculpa. Pero el remordimiento nunca se pasa. Por eso los malos también sufren”. Titular.
El lenguaje en estado puro son las matemáticas y los poetas puros son matemáticos mediocres
¿Los poemas son políticos o son políticos los poetas? “Los poemas debería ser políticos, de amor, de desamor, de todo. La poesía es más real que los poetas. Es más, es la poesía la que inventa a sus poetas. Qué es Borges, qué es Machado, son conceptos”. ¿Por qué hay tanto miedo a la política en la poesía? “Porque hay un purismo frívolo, que desconoce la urgencia de la pasión humana. Los puristas aluden que lo suyo es lo más profundo de la realidad, pero en realidad aluden a las formas más fáciles de la irrealidad. Hay toda una poesía a la que le pides que pare, porque no sabes de qué está hablando, qué me está diciendo. Es el purismo. El lenguaje en estado puro son las matemáticas y los poetas puros son matemáticos mediocres”. Nada más que añadir, de momento.