J. K. Rowling es ya la madre imbatible de la generación Harry Potter y conoce bien lo que quieren sus niños. Su octava entrega -alargando el chicle hasta lo agónico- nunca hubiese sido un fracaso, porque el morbo de saber qué ha sido del héroe de la cicatriz en la frente habría reducido el impacto, pero bien podía haber resultado decepcionante. En absoluto: toda la crítica especializada anda encandilada con Harry Potter y el niño maldito. La prueba de fuego echó a andar el 7 de junio, cuando se abrieron al público seis ensayos de la obra el Palace Theatre de Londres. Se repartió a los privilegiados espectadores chapas que rezaban: "Guarda el secreto". Ayer se estrenó oficialmente, coincidiendo con el lanzamiento del libro -que es el guion de la obra- y el cumpleaños de Rowling y Potter.
Algo sí que ha trascendido. El medio inglés The Daily Telegraph le ha dado sus cinco estrellas: "Bueno, los involucrados pueden darse una palmada en la espalda. Es un triunfo. No uno incondicional -hay algunos problemillas- pero en todos los aspectos clave atrapa, agita y deleita", reseñó Dominic Cavendish. De nuevo, Harry inexplicable pero cierto: funciona sólo existiendo. La producción consta de trucos sencillos que generan admiración en los espectadores, búhos falsos -así se acordó- y un tren en movimiento.
La nueva entrega regresa en muchas ocasiones a Harry Potter y el cáliz de fuego, episodio en el que se juega el Torneo de los Tres Magos y Cedric Diggory es asesinado por Lord Voldemort
Leslie Felperin, en The Hollywood Reporter, ha llegado a decir que el teatro se adapta mejor al guion de lo que lo haría una película, porque se siente eso tan antiguo que han matado los efectos especiales: magia. "Rowling ha encontrado una forma clara de volver a su origen, lo que le permite tanto la novedad como la nostalgia", apunta Matt Trueman en Variety. Jack Shepherd, de The Independent, subraya que el gran valor de la obra es que sea tan altamente referencial a las historias de Harry. Ojo: especialmente regresa a Harry Potter y el cáliz de fuego, episodio en el que se juega el Torneo de los Tres Magos y Cedric Diggory es asesinado por Lord Voldemort.
Lo demás sigue dependiendo, en lo esencial, del talento de la autora para cruzar ríos entre el bien y el mal, para remachar heridas del pasado y poner la amistad por encima de todo. Eso sí: dice que la historia del joven mago termina aquí. ¿Debemos -queremos- creerlo? Potter ha regresado tras nueve años de parón -y después de que la escritora británica vendiese cerca de 500 millones de ejemplares de la saga en todo el mundo-: ahora, el legado lo recoge Albus, el hijo del protagonista. Aquí algunas claves -sin spoilers- para abrir boca sobre esta nueva entrega. Al menos, hasta septiembre, cuando el libro -que ya rompió todos los récords de venta anticipada- llegue a España.
Los viejos -y nuevos- tormentos de Harry
La nueva obra comienza en el punto en el que terminó Harry Potter y las reliquias de la muerte: su protagonista tiene ahora 37 años, está casado con Ginny Weasley, tiene tres hijos y trabaja en el Ministerio de Magia. Sin embargo, la vida no es tan plácida como podría creerse tras derrotar al Señor Tenebroso: Harry arrastra lo que Michael Billington llama en The Guardian "una culpabilidad postfreudiana". No supera todas las muertes que dejó por el camino mientras él se salvó siempre. Con su hijo Albus, las cosas tampoco van del todo bien... el niño tampoco le perdona eso mismo a su padre. Su virtud ilesa.
El extraño carácter del pequeño Albus
Se llama Albus Severus Potter y es un niño raro. No tiene esa capacidad de liderazgo de la que gozaba a su padre. Al revés: está harto de cargar sobre sus hombros la historia de Harry Potter. La de sus triunfos -que le aburre, le presiona, y le hace exigirse mucho a sí mismo- y la de sus fracasos: tiene que enfrentarse a la mirada reprobatoria de sus compañeros por los daños colaterales que fue dejando el gran héroe. Tienen une relación turbia: no acaban de entenderse. Albus es un crío aislado, marginal, cuyo único amigo es Scorpius Malfoy, hijo del gran enemigo de su padre, Draco. Eso sí: hay rumores de que Scorpius puede ser, en realidad, el heredero de Voldemort. Harry está preocupado por esta nueva e intensa amistad, pero confía a ciegas en que su hijo es un crío inocente. ¿Seguro?
Rose y Delphie
Son las dos grandes protagonistas femeninas de esta entrega. Rose es la hija de Hermione y Ron: una niña ejemplar, gran estudiante, espléndida jugadora de quidditch. Una chica popular. Nada que ver con Albus, con quien apenas se habla desde que entraron en Hogwarts. El Sombrero Seleccionador la coloca en Griffindor, claro. A él en Slytherin.
Delphie es la sobrina de Amos Diggory, el padre de Cedric Diggory, que sigue sin superar la muerte de su hijo. Ella se enrola en las aventuras de Albus y Scorpius.
El factor tiempo
La reflexión fundamental de este guion es el "qué pasaría si", como sucede en la película El efecto mariposa (Eric Bress, J. Mackye Gruber, 2004). ¿Y si Cedric nunca hubiese muerto? ¿Y si Voldemort nunca hubiese sido derrotado? ¿Y si Harry Potter, la noche del asesinato de sus padres, nunca hubiese recibido por error una parte del alma de El Que No Debe Ser Nombrado?
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