David Cameron dice adiós como primer ministro británico y no necesita oboes que le entonen la marcha fúnebre: le basta con su tarareo vacilón, casi celebratorio. El brexit tiene banda sonora definitiva y -poéticamente- llega de labios del hombre que también se va. Y todo por un micro abierto. Este pasado lunes, Cameron compareció para anunciar su marcha y el relevo de Theresa May -nueva Dama de hierro- a las puertas del número 10 de Downing, la Moncloa británica.
Fue cerrar el discurso y dirigirse muy dispuesto hacia la puerta de su hogar cuando se escuchó el tarareo que ahora se repite como un mantra en la cabeza de medio mundo. Apenas cinco segundos que han valido toda una vida: "Do-do-dodooo (cantó). Bien", concluyó, felicitándose a sí mismo por su breve actuación.
Rápidamente, esos compases improvisados inspiraron a cientos de compositores, unos más amateurs y otros menos. De ellos han nacido tonadillas de piano, lamentos, sintonías de cabecera, canciones felices y hasta versiones discotequeras.
Lo cierto es que el sonido que emitió Cameron tenía un no sé qué de alegría. A juzgar por el tono, no se arrepiente de nada
Una de las más célebres ha sido la acuñada por el autor Thomas Hewitt Jones. Cuenta que trabajó entre las 12 de la noche y las dos de madrugada para proyectar el temazo que le latía dentro después de escuchar el tarareo del primer ministro saliente. Lo bautizó como La fantasía de David Cameron -para chelo y piano- y dura casi tres minutos. Un resultado mucho más sobresaliente de lo que, en principio, uno cree que puede salir de un zumbido espontáneo. Lo cierto es que el sonido que emitió Cameron tenía un no sé qué de alegría. A juzgar por el tono, no se arrepiente de nada.
Hay quien ha sacado la orquesta entera -trombones incluidos- y ha parido El lamento de Cameron en c menor.
La venezolana Gabriela Montero, por su parte, no ha caído en la tragedia y, siendo fiel al canturreo pizpireto del primer ministro, ha compartido su agitada y entusiasta improvisación basada en el sonido original.
Aquí la versión dance, con remix y todo.
Aquí la versión perfecta para perder la consciencia en el Space ibicenco.
Aquí la versión cabecera de una serie de televisión.
Aquí el cenit: un "ahí os quedáis" glorioso, cinematográfico.