Desde hace meses, en los programas del corazón no se hablaba de otra cosa: Isabel Pantoja. Su última gira, la primera después de salir de la cárcel, abre bastantes interrogantes sobre el caché: ¿cuánto cobra la tonadillera por sus actuaciones? ¿100.000 euros? ¿150.000? La opacidad en la contratación de los servicios de Pantoja no es una excepción en el sector musical.
El caché de Pantoja, hoy, podría oscilar entre los 80.000 y 100.000 euros
Pero no sólo con Pantoja. La situación recordaba a 2014. En mayo de ese año, el portal priceonomics hizo saltar la liebre al publicar una filtración, más o menos acertada, de lo que cobran las estrellas que más gente mueven. Las cifras fueron rectificadas por profesionales de la industria. Pero aún así, no paró la especulación ni animó a la transparencia: ¿Madonna por un millón de euros, Lady Gaga 700.000 euros y Katy Perry por medio millón? Aunque se tratara de una mera lista de la compra, el caché de Pantoja, hoy, podría oscilar entre los 80.000 y 100.000 euros. Además de un porcentaje de las entradas, dependiendo del recinto.
Y aún así, se trata de una excepción. Los máximos varían, pero los mínimos están establecidos: el convenio colectivo estatal del personal de salas de fiesta, baile y discotecas de España -que incluye a músicos- actualizaba ayer el cobro mínimo por actuación a 114,16 euros, de la cifra anterior, 111,92 euros. Y es un marco que, pese a ser legal, no se cumple.
El tema del caché es sangrante: muchas salas cobran "gastos" a los músicos por tocar
David García Aristegui, del Sindicato de Músicos, manifiesta los problemas del sector. “No tenemos constancia de que ni éste, ni el convenio anterior se hayan cumplido jamás. Las salas ignoran sistemáticamente este convenio, entre otras cosas porque no ha habido organizaciones que se preocuparan de que se aplicara. El tema del caché es sangrante: muchas salas cobran "gastos" a los músicos por tocar, y si se rellena la Hoja de Variedades para poder cobrar derechos de autor de SGAE esa cantidad se detrae del caché”. De la misma manera, una de las máximas del sindicato es dar de alta en la Seguridad Social a los músicos que realizan su trabajo.
Bailes de caché y precariedad
¿Cuánto cobra un músico en España? Lo cierto es que aunque varía según el éxito, la tónica general se resume en precariedad. El músico Nacho Vegas afirma que “las cifras resultan muy mareantes, por el propio diseño de las giras con las bandas”. “A veces vas a tanto por ciento, pero cada vez resulta más difícil por el encarecimiento del propio proceso de tocar en salas pequeñas. Hay que contar desplazamientos y alojamientos, y pocos músicos se pueden permitir eso. Yo soy un privilegiado y puedo, pero por eso muchas cerveceras patrocinan eventos, así se pagan los cachés a los músicos -cuando se pagan- de manera más o menos razonable”, añade.
En los festivales vas por el caché, en las salas depende de cada una, lo cual a veces resulta deficitario
El auge de los festivales y los conciertos esponsorizados por marcas coincide con el baile de cifras que se da en los cachés. “En los festivales vas por el caché, en las salas depende de cada una, lo cual a veces resulta deficitario. En mi caso, es algo que podemos compensar, pero no todo el mundo tiene ese privilegio. Los festivales suelen copar carteles con grupos extranjeros y le sale al músico más rentable. Pero también se hinchan precios y se genera mucha competencia. Por eso las cifras resultan muy mareantes”, concluye.
Zara Sierra, manager y promotora, coincide: “Las diferencias de caché tienen también que ver con que los eventos musicales no se viven en este país como actividades culturales sino como negocio, y se maneja concepto de “vendedores de tickets” para los músicos. Es un argumento que se usa y no es muy cercano a la realidad, en ocasiones tiene algo de burbuja para músicos que parecen ir bien en festivales y después pinchan en salas”.
Si pretendes apoyar a una escena hazlo con un salario y unas condiciones dignas
Por otra parte, ni los festivales aseguran el cobro: “Se confunde promoción con trabajo. Es un mal común en el trabajo cultural, que se vive como hobby en ocasiones y la gente no tiene pudor. Hay muchísimos festivales que cuentan con escenarios de grupos emergentes y lo destacan como un mérito, 'aquí damos espacio y visibilizamos a nuevos talentos', dicen, pero muchas veces tocan por comida y transporte. Si pretendes apoyar a una escena hazlo con un salario y unas condiciones dignas”, puntualiza.
Cobrar en negro
La situación laboral y el pago es un pez que se muerde la cola. “Como la situación es la que es, la mayoría de músicos no pueden permitirse ser autónomos, por lo que siempre empiezas tocando en negro. Hay un limbo para muchos músicos en el que cobras lo suficiente para trabajar legalmente pero no con la suficiente regularidad como para pagar la cuota de autónomos todos los meses, por eso una de las reivindicaciones históricas es que se contemple la intermitencia”, resume Vegas.
Zara Sierra lo confirma: “La popularización de tocar por los gastos -alojamiento y cena- es algo perverso, pero cuando superas ese nivel, llega el siguiente. Muchas veces paso un cálculo de una oferta a un grupo y me contestan: “¿No nos podemos ahorrar las altas?”. Y no debería ser así, porque es su derecho como trabajadores. Pero como debería ser el promotor el que contrate, todos acabamos aceptando unas condiciones por la propia cobardía en el sector”.
Sí he tenido problemas cuando he hecho conciertos a taquilla y me pagan en efectivo
La cantante Lidia Damunt, que ironizaba sobre esto en su canción Pagar por tocar, coincide en la precariedad: “Sí he tenido problemas cuando he hecho conciertos a taquilla y me pagan en efectivo. A veces con recuentos de entradas y cosas así es todo muy poco fiable. Sobre todo cuando además no hay venta anticipada y es sólo venta en la puerta. Si comparo España con Suecia (dónde reside) pienso que hay precariedad en los dos sitios. En cada sitio es un tipo de precariedad diferente. En España hay más pago en B, pero también hay más ofertas”.
Un sector desmovilizado
La falta de conocimiento y de movilización del propio sector contribuye a que reine la confusión. Nacho Vegas analiza: “Hay muy poca tradición de asociacionismo entre los músicos. Sólo ahora existen asambleas dónde esto comienza a ponerse en común la situación laboral, y además se ha generado un sindicato. Después del 15M se ha empezado a reconocer la falta de movilización en un sector tremendamente precarizado”.
Se trata de un sector poco solidario, las bandas a las que les va bien no reivindican los derechos
Sierra coincide con esta visión: “Hay una falta de profesionalidad en el contratante que no toma lo que hacemos como cultura. Pero también, un obstáculo principal es que se trata de un sector poco solidario, las bandas a las que les va bien no reivindican los derechos de las bandas de abajo. Casos como el de Nacho Vegas o el de Vetusta Morla son una minoría”.
“Reconozco mi parte de culpa en ese sentido”, admite Damunt con preocupación. “Dedico mucho tiempo al aspecto musical, pero luego a esto de leerse el convenio, y cuidar ciertos aspectos de lo que sería el 'oficio', pues no lo hago”.
Sentir pesimista
El cantante Niño de Elche reconoce la desmovilización, pero no le parece sectorial: “En no reivindicar sus derechos los músicos no son nada especiales. La clase trabajadora tampoco hace mucho énfasis en sus reivindicaciones”. Aún así, da otra interpretación a la falta de aplicación del convenio: “No creo que tenga mucho sentido apoyarse en un convenio enfocado para las salas como cuestión definitiva de una relación laboral, porque la relación laboral de un músico-artista va más allá de un convenio de actuaciones en directo o en espacios concretos. El convenio de músicos en salas es una mirada sesgada e interesada de lo que supone el campo laboral de un músico-artista”.
Ninguno de los músicos con los que trabajo, ni los más o los menos conocidos viven de su música
Recientemente, Niño de Elche mantuvo una agria polémica con García Aristegui del Sindicato de Músicos por twitter, en la que se manifestó la poca disposición hacia la sindicación por parte de algunos músicos. Niño de Elche no ha querido aclarar su posición sobre los sindicatos a este medio.
A día de hoy, el sentir del sector sigue pesimista. “Ninguno de los músicos con los que trabajo, ni los más o los menos conocidos viven de su música”, explica Sierra.
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