Adam Hammerschmidt (Viena, Austria, 1994) es un universitario como otro cualquiera. Este es su cuarto año como escocés de adopción en Stirling, donde estudia Ciencias del Deporte. Los libros, las clases y los exámenes consumen buena parte de su tiempo, pero siempre queda un hueco para las aficiones: el senderismo, escuchar música, ver la tele, pasar el rato con los amigos y, sobre todo, el baloncesto. Un deporte que practica en los Sony Centre Falkirk Fury de la liga escocesa, donde ha conseguido asaltar los 15 minutos de fama que le corresponden al común de los mortales. Todo gracias a los 46 puntos anotados contra los Tayside Musketeers el pasado viernes, aderezados con 14 triples históricos. Así superó el récord de tiros de tres puntos anotados en un partido de la NBA, que posee Stephen Curry con 13 aciertos desde principios de este noviembre.
No contento con el hito, este alero austríaco también mejoró la anterior marca vigente en la mejor liga del mundo: los 12 triples exitosos de Kobe Bryant (2003), Donyell Marshall (2005) y el propio Curry (febrero de 2016). Incluso batió el récord de la ACB (12 del ex del Barça Jacob Pullen en 2014). “Quizá sí sea el mejor partido de mi carrera, pero el año pasado, con los Glasgow Rocks de la liga británica, creo que metí 30 puntos en 10 minutos o algo así. En mi primer encuentro en la liga británica también logré dobles dígitos anotadores, por ejemplo”, cuenta Hammerschmidt a EL ESPAÑOL.
Para un jugador como él, que valora el beneficio colectivo antes que el individual, lo realmente importante fue el triunfo de sus Fury (78-62). Invictos en liga (8-0) y sin perder ni un duelo desde hace meses, el récord de Hammerschmidt supuso una alegría añadida. “Cuando vieron que estaba en racha, mis compañeros no pararon de pasarme el balón. Metí 14 triples, pero intenté 20 por lo menos. Acabé muy cansado”, reconoce el protagonista, que en ningún momento fue consciente de su hazaña mientras ésta se producía.
“Me enteré el fin de semana. El equipo colgó el vídeo del partido en Facebook y a partir de ahí empezó a circular por diferentes webs y blogs. Tiene un montón de visualizaciones (más de 7.000, y subiendo). Puse mi nombre en Google y vi que aparecían noticias sobre el récord en páginas web españolas, lituanas, bosnias, italianas… Es divertido lo rápido que se propaga la información por Internet y las redes sociales”, expone desde su universidad.
No paran de compararle con Curry, aunque Hammerschmidt cree que su actuación y la del astro de la NBA no son equiparables. “Si me mandase un mensaje, probablemente no me lo creería. Tendría que comprobar si es él de verdad y si no estoy dormido. Es una comparación divertida, pero me gusta más Juan Carlos Navarro”, admite el escolta-alero austríaco entre risas. 'La Bomba' y Reggie Miller son sus tiradores favoritos. “Me encanta cómo coge Navarro la posición, cómo se coloca y tira en apenas unos segundos. Es realmente impresionante. Y era tremendo cómo Miller divertía con su juego no sólo a sus compañeros, sino también a los rivales y a los fans”, justifica sus elecciones.
España como meta
De hecho, el sueño de este joven de 22 años es llegar al baloncesto español, siguiendo los pasos de su ídolo. “Siempre he pensado en jugar en alguna ciudad española chula, como Barcelona. Quizá dentro de cinco años Navarro es entrenador del Barça, yo juego allí y me ayuda con el tiro. Conocerle sería un sueño hecho realidad. Es una de esas cosas por las que te levantas cada día”, revela Hammerschmidt a este periódico.
Para alcanzar su meta, Adam sabe que, por muchos récords que valgan, su tiro necesita ganar consistencia. “A veces meto un triple y luego fallo seis. Tengo que intentar anotar por lo menos dos seguidos o dos de tres”, se analiza a sí mismo. También es consciente de la importancia de la defensa. “Creo que en países como España cualquier equipo es bueno tirando, los jugadores lo llevan en su ADN. Si juegas en una competición en la que todos pueden tirar, tienes que defender”.
De ahí que considere más fácil anotar 14 triples en una liga semiprofesional y amateur como la escocesa. “Los jugadores son más altos en las ligas profesionales. Yo mido 1.95 y tiro delante de gente que mide 1.85, no 2.15”, ríe. Para después añadir que “si en Escocia tienes un segundo para tirar, en la ACB tienes 0.3”. Y, a pesar de las diferencias entre ligas, Hammerschmidt no rechazaría participar en el concurso de triples de nuestra Supercopa o en el del All-Star de la NBA. “No tendría nada que perder. Eso sí, tendría que entrenar un montón y contratar a alguien que me cogiese los rebotes tres veces al día. También a alguien que me entrenase y me diese consejos sobre cómo tirar”, apostilla.
Si le tocase enfrentarse a los mejores tiradores de la historia, preferiría hacerlo con un 'Burro' o 'Horse' de por medio. Un juego que intentaría ganar con un tiro tan original como para que los demás no pudiesen imitarlo. “Si hiciese la mayor locura de mi vida y metiese una canasta con los pies, igual tendría suerte y les derrotaría. Como he jugado a fútbol, intentaría chutar el balón, porque en América no lo practican tanto”, imagina entre risas.
Lejos quedan ya los inicios de Adam en el baloncesto, algo tardíos. “Hice judo unos siete años, de los seis a los 13. Mis amigos me llevaron al parque a jugar a baloncesto, echamos un dos contra dos, ganó mi equipo y me encantó, así que seguí jugando. Era bastante más alto que los otros niños. Eso me dio cierta ventaja en mis primeros años”, recuerda.
El calor de Viena animaba a jugar al aire libre en verano, así que aquellos partidos callejeros tan competitivos hicieron crecer aún más la pasión de Hammerschmidt por el juego. La adolescencia la pasó estudiando en una academia de baloncesto que también hacía las labores de escuela e internado. Como él mismo cuenta, “vivíamos en el primer piso y en el segundo estaba el colegio. El pabellón donde entrenábamos estaba a dos minutos andando”.
Acabaría siendo campeón de Austria sub14 y sub22. También ganaría el oro del Europeo B sub20 con la selección de su país. En aquel torneo disputado en Bosnia, jugó contra el local Jusuf Nurkic, que acabaría llegando a la NBA de la mano de los Denver Nuggets. No sería el primer caso de éxito cercano al entorno de Adam. Un amigo y excompañero suyo, Jakob Pöltl, se ha convertido en el primer austríaco que disputa la mejor liga del mundo. Todo gracias a ser elegido por los Toronto Raptors en la novena posición del último Draft. “Pero él mide 2.13. No estoy seguro de que yo pueda llegar allí. Me gustaría más triunfar en la ACB”, se sincera nuestro protagonista.
El baloncesto es una parte importante de su vida, pero también lo son los estudios. Por eso pasó de compartir equipo con cinco americanos en los Glasgow Rocks, conjunto profesional de la liga británica, a jugar con “gente de la zona” en los Fury. Así podría centrarse más en terminar su carrera. Y eso que llegó alguna oferta apetecible de Alemania, pero ni por esas. “Después de esta temporada, veremos si me dedico a jugar o si hago algún master”, dice.
Ahora sólo tiene entre ceja y ceja alcanzar las semifinales de la Copa escocesa con los suyos. “Quizá cuando me retire o cuando termine la temporada, será bonito recordar los 14 triples. Ahora siempre hay que estar centrado en el siguiente partido y en ganar la liga”, admite. Eso sí, Adam Hammerschmidt no pierde la ocasión de venderse antes de despedirse: “Soy fuerte, me encanta tirar, jugar en equipo y tener una buena química con mis compañeros. Además, soy muy entrenable, siempre escucho lo que tienen que decir el entrenador y el resto”. Nunca se sabe quién puede leerle.