La reciente victoria del Real Madrid ante los Oklahoma City Thunders, última de un conjunto europeo frente a la NBA, no ha resultado sólo un hito anecdótico. El triunfo ha sido sobredimensionado a todas luces. Más por el cómo (materializado tras una prórroga a la que se llegó con un triple de Sergio Llull casi sobre la bocina final) que por el qué. Vuelve a salir a la palestra un debate siempre recurrente en estos casos: ¿los hombres de Laso estarían capacitados para competir con garantías frente a los equipos más potentes del universo?
Algunos se han envalentonado tras las 'perlas' altisonantes que ha dejado la estrella de los Thunder, Russell Westbrook, en su gira por España: “No conozco a ningún jugador de Madrid y Barça”, “eres un tipo gracioso” (respuesta a la pregunta de si el Madrid podría pelear por disputar los playoffs de la NBA), “el Real Madrid es un buen equipo, pero no sé si valdría para la NBA”, “me da igual si Llull podría jugar en la NBA”, “Abrines es mejor tirador que Llull”… Tanto como para considerar que, sin lugar a dudas, el Madrid podría situarse en la clase media de la mejor liga de baloncesto del mundo.
No obstante, la opinión generalizada es que el vigente campeón español de Liga y Copa no tendría cabida en la NBA. ¿Por qué? En EL ESPAÑOL intentamos argumentarlo con cinco puntos de suficiente peso como para considerar que, efectivamente, el Madrid no podría hacer las Américas.
1. Una diferencia económica abismal
La sección de baloncesto del Real Madrid contó con un presupuesto de 29 millones de euros durante el pasado curso 2015-2016. Es el más alto del deporte de la canasta español y está entre los más boyantes de Europa (el CSKA de Moscú marca el tope con 36.9 millones). Aun así, el montante está muy lejos de las cantidades que se manejan en Estados Unidos.
Los Thunder, último rival estadounidense del Madrid, contarán con 94.113.686 dólares esta temporada según Hoopshype. Es decir, poseen más del doble de dinero que los blancos. La diferencia todavía es más escandalosa con respecto al actual campeón de la NBA, los Cleveland Cavaliers: 119.925.008 dólares, tope presupuestario de la competición. Nada más y nada menos que cuatro veces el 'cash' madridista.
Los Cavs no están solos, ya que otros 13 equipos de la liga (casi la mitad de la competición) superan los 100 millones de presupuesto. La diferencia monetaria con la canasta europea es tal que el único equipo al que se acerca el Madrid es, curiosamente, el nuevo destino de Sergio Rodríguez: unos Philadelphia Sixers que son el equipo con menos recursos de la liga estadounidense. “Sólo” tienen 69.654.023 dólares a su disposición. Competir en materia de fichajes sería imposible para los blancos.
2. Plantilla top en Europa, pero no en USA
Ninguno de los exjugadores de la NBA con los que cuenta el Madrid, salvo Andrés Nocioni, Rudy Fernández y Anthony Randolph de forma puntual, fueron especialmente protagonistas en Estados Unidos. El Chapu es el ex con más temporadas (ocho) y mejores promedios (10.5 puntos, 4.5 rebotes y 1.2 asistencias por partido). Tras él, Rudy (9.1-2.4-2.2 en cuatro campañas) y Randolph (7.1-4.3-0.7 en seis), con sus más y sus menos en la mejor liga del mundo. Los mismos que tuvieron Jeff Taylor (6.1-2-0.8 en tres temporadas) y Ayón (4.7-4.4-1.3 también en tres años), lastrado por las lesiones.
La peor parte se la llevaron Trey Thompkins (2.4-1-0.1 en un curso con Los Angeles Clippers) y Othello Hunter (1.4 puntos y 1.6 rebotes en dos años formando parte de los Atlanta Hawks), con una aportación residual. Que ambos hayan sido determinantes después en el Viejo Continente deja bien claras las distancias entre ambos mundos. El hecho de que otros norteamericanos contrastados en Europa como Jaycee Carroll y Dontaye Draper nunca hayan competido en la NBA también dice mucho. Felipe Reyes, al que se le presentó la oportunidad en su momento, tampoco dio el salto.
Ahora mismo, Llull y Doncic son los jugadores de la actual plantilla madridista con más posibilidades de tener un hueco futuro en la NBA. En su conjunto, el Madrid lo tendría muy difícil para estar a la altura en la liga estadounidense. Por mucho que su ataque sea muy boyante, el curso pasado promedió 25 puntos menos (89.6) que los Golden State Warriors, líderes ofensivos de la temporada regular (114.9).
A nivel individual, las diferencias también serían considerables en medias de puntos (11.4 de Llull por los 30.1 de Curry), rebotes (siete de Ayón por los 14.8 de Drummond) y asistencias (6.1 de Sergio Rodríguez por las 11.7 de Rondo). ¿Clase media? ¿Seguro? Por muy buen roster que tenga el Madrid a nivel europeo, la NBA resultaría un desafío inabordable.
3. El nivel sobrehumano de los rivales
Bauru brasileño, Fuenlabrada, Tenerife, Murcia y Estrasburgo. Estos fueron algunos de los equipos contra los que cayó derrotado el Madrid la pasada temporada. Ninguno de ellos iguala ni de lejos el potencial de las 30 franquicias NBA.
Imagínense competir noche tras noche contra jugadores de la talla de LeBron James, Stephen Curry, Kevin Durant, Anthony Davis, James Harden y un largo etcétera. Estos auténticos extraterrestres de la canasta son batibles y humanos si tienen enfrente a equipos de su condición. En un 99.9% de las ocasiones, Madrid, Barça y cualquier otro adversario europeo no lo son.
No hay que llevarse las manos a la cabeza. La historia se repite desde el inicio de los tiempos. ¿Clifford Luyk habría salido ganador en un duelo ante Wilt Chamberlain? ¿Iturriaga y Corbalán habrían podido con Larry Bird o 'Magic' Johnson? ¿Drazen Petrovic, por muy bueno que fuese, estaba a la misma altura que Michael Jordan? Las respuestas a estas preguntas siempre favorecieron a la NBA. Y lo siguen haciendo en nuestros días.
Donde el Madrid presenta a un Llull, un Doncic y un Draper, ellos a un Curry, un Paul, un Westbrook o un Irving. Ante Maciulis, Rudy, Carroll y Taylor, los Thompson, Butler, Leonard y Durant de turno. Por dentro, Randolph, Ayón, Hunter, Reyes, Nocioni, Thompkins y Álex Suárez deberían competir con gente como Griffin, Davis, Cousins, DeAndre Jordan o Draymond Green. Viendo las diferencias entre quintetos titulares, no, los blancos no saldrían ganando.
4. Una logística de difícil encaje
Si la NBA decide llevar a buen puerto una supuesta división europea algún día, habrá algunos problemas de enjundia a resolver. Por ejemplo, los viajes. ¿Merecería la pena disputar la mejor liga del mundo teniendo que trasladarse de forma habitual a Estados Unidos? Cabe pensar que los NBA también vendrían a Europa con asiduidad. O no, vaya usted a saber. En lo físico, desde luego que habría más contras que pros. Y no parece realista imaginar a la sección de baloncesto del Madrid afincada en Estados Unidos todo un año.
Además, si algunos de los mejores equipos continentales se asociasen con la mejor liga del mundo, ¿qué pasaría con las competiciones nacionales y con la Euroliga? Ciñéndonos al caso del Madrid, la ACB y la Copa del Rey perderían calidad e interés a raudales con su ausencia.
Por no hablar de la máxima competición europea de clubes. Cada vez más revalorizada, seguro que muchos de sus conjuntos de mayor caché la abandonarían si la NBA llamase a sus puertas. ¿Sería el fin del baloncesto europeo tal y como lo conocemos hoy? Quién sabe.
Visto lo visto, y teniendo en cuenta que cada año se disputan más partidos, ¿quién dice que no podría haber tres competiciones simultáneas a la vez (liga doméstica de cada equipo, Euroliga y NBA)? Cosas más raras se han visto, y más con las ventanas de selecciones de la FIBA ya en el horizonte. Aun así, todo continúa siendo demasiado bonito, complicado de encajar en un calendario ya de por sí sobrecargado e incluso arriesgado para la salud de los jugadores como para ser cierto.
5. No hay partidos orientativos de verdad
Sí, el Madrid mereció ganar a los Thunder, fue su segundo triunfo de la historia ante un equipo NBA y está muy bien que el basket FIBA dé golpes sobre la mesa de cuando en cuando. Ya ha pasado unas cuantas veces en los últimos 40 años… pero siempre en pretemporada.
Puede que haya llegado el momento de crear alguna competición oficial en la que el potencial de ambos baloncestos, el europeo y el norteamericano, se mida de forma realista. Algunos han hablado de un duelo entre el campeón de la Euroliga y el de la NBA. Si hay un título de por medio y se le da el suficiente empaque, sería algo mucho más orientativo que estos Global Games, donde el postureo impera sobre el espectáculo deportivo.
¿Oklahoma pudo haber ganado al Madrid? Desde luego, porque dominó de forma abrumadora la primera parte del amistoso. ¿Se tomó en serio el partido? Westbrook apenas jugó en la segunda mitad, así que juzguen ustedes mismos. ¿Lo hicieron los de Laso? Bueno, también fue memorable su desconexión durante unos cuantos minutos.
Ambas posturas resultan totalmente comprensibles. La de los yankees, por el susto que se llevaron con la lesión de Steven Adams. La de los madrileños, porque tenían un partido de liga, y no precisamente contra un cualquiera (Valencia), 72 horas después. Todo desemboca en una conclusión: ni los Thunder son tan malos ni el Madrid tan bueno después del particular All-Star que disputaron. Porque, desde luego, no fue un partido de intensidad real. Sin defensa y con la única honra de ganar porque sí, no se pueden sacar conclusiones de un partido como éste.
En definitiva, todo conduce a la misma lógica imperante en los anteriores puntos: si los NBA están en plenitud de condiciones (y la pretemporada les exime de ello), el Madrid, y por ende cualquier equipo europeo pudiente, está a años luz de distancia. Por tanto, será mejor bajar de las nubes y cerrar un debate tan estéril como siempre.