Por ser la gran vuelta de las pasiones, el Giro d’Italia resulta siempre imprevisible en su desarrollo y casi siempre lo es también en su conclusión. En la previa de la ‘corsa rosa’, Steven Kruijswijk (LottoNL-Jumbo) era sólo un escalador de género fajador que aspiraba a colocarse entre los diez primeros de la general de la carrera, a ser posible mejorando la séptima posición de la pasada temporada. Trece jornadas de competición después lo seguía siendo... Y este fin de semana revolucionó la carrera en los Dolomitas y certificó en la cronoescalada de Alpe di Siusi que era el escalador más fuerte de la carrera para afianzar la ‘maglia rosa’ que le distingue como líder provisional.
Kruijswijk no está solo en la orilla de las revelaciones: le acompaña Esteban Chaves (Orica-GreenEdge), colombiano conocido por su sonrisa perenne que figura segundo de la general. Su talento escalador ya lo confirmó en la pasada Vuelta a España; ahora tiene ante sí el reto de hacer lo propio con su consistencia a lo largo de tres semanas de competición. También Rafal Majka (Tinkoff) puede estar contento: quinto provisional, a sólo minuto y medio del podio, y con terreno por delante para hacer valer su consistencia.
“Conformistas”, dice Alejandro Valverde (Movistar Team) sobre Chaves y Majka. Él está en la otra orilla, la de los decepcionados, por los tres minutos perdidos en los Dolomitas. A nivel de sensaciones compensó con su gran actuación en el concurso de vatios de Alpe di Siusi; aun así, el cuarto lugar provisional sabe a poco. Quien está delante de él en la general, Vincenzo Nibali (Astana), se encuentra menos contento aún. Marcar los tiempos de la carrera le ha perjudicado porque ha dejado patente que sus piernas no son las mejores de este Giro.
No obstante, los estados de ánimo que generó el fin de semana definitorio, respirados en el día de reposo del lunes, la ‘corsa rosa’ no está ni mucho menos sentenciada. El liderato de Kruijswijk puede hallar y hallará respuesta en esta semana final. Habrá trampas martes (la empinada Fai della Paganella) y jueves (Pramartino y un muro a dos kilómetros de meta), amén de alta montaña el viernes (Agnello y Risoul) y el sábado (Vars, Bonette, Lombarda y Sant’Anna di Vinadio) si el tiempo no anula los Alpes.
A continuación, analizamos cinco puntos relevantes de Steven Kruijswijk (1987, Neunen – Países Bajos). Le apodan ‘La Percha’ (De Kleerhanger) por la anchura de sus hombros: ¿seguirá colgando la ‘maglia rosa’ en Turín?
Buenas terceras semanas
Kruijswijk (pronunciado “Kráisbeic”) se demostró talentoso desde que consiguió su primer contrato como profesional con 18 años, apenas dos después de dejar el fútbol para practicar el ciclismo siguiendo el ejemplo de su padre. Pronto lo fichó Rabobank, la histórica estructura neerlandesa hoy conocida como LottoNL – Jumbo en la que sigue militando una década después.
Tardó en definirse como ciclista. La revelación de que era un escalador agonista, especialista en esfuerzos largos y continuados, vino en su primer Giro d’Italia, disputado en 2010: acabó 18º siendo activo en fugas durante la tercera semana. Precisamente ahí reside su gran fortaleza. Kruijswijk suele ir a más con el paso de los días de competición. Para muestra, su Giro del año pasado: en el cómputo de la tercera semana fue 10 segundos mejor que el ganador de la carrera, Alberto Contador.
Una operación delicada
2013 fue una temporada decepcionante para Kruijswjik. Sus resultados fueron malos y su rendimiento, mediocre. El “alivio” llegó cuando, justo antes de la Vuelta a España donde esperaba resarcir su campaña, descubrió el motivo de este bajón en una revisión médica: su arteria femoral se había estrechado. Le sometieron a una delicada operación que consistía en, básicamente, extraer las partes más críticas y empalmar las restantes. Por fortuna, la intervención salió bien y el neerlandés pudo recuperar su nivel la pasada campaña tras un 2014 de transición.
La debilidad de su equipo
Entre los argumentos más repetidos a favor de Valverde y Nibali está la fortaleza de sus respectivos equipos, Movistar Team y Astana, con respecto al LottoNL-Jumbo de Kruijswijk. Lo cierto es que no es tan débil. Martijn Keizer, su hombre de confianza, es un gregario sólido; el italiano Enrico Battaglin está en el mejor nivel de su vida; el exesquiador Primoz Roglic demostró su motor ganando la crono del Chianti; el novato Twan Casteljins está sorprendiendo dentro del equipo por su solidez; Bram Tankink y Maarten Tjalingii son veteranos capaces de desenvolverse con eficacia en cualquier circunstancia…
“¿Qué más da que no tengamos tres tíos entre los 30 primeros de la general para trabajar con Steven si cuando ataquen los mejores sólo quedarán en cabeza 10?”, argumentó Tankink en The Cycling Podcast. En el otro lado de la balanza, el recuerdo de cómo Tom Dumoulin perdió la pasada Vuelta a España por quedarse aislado frente a Astana en la última etapa de montaña…
¿El primer neerlandés en ganar el Giro?
Pese a ser una de las naciones tradicionales del ciclismo, Países Bajos jamás ha tenido un ganador de Giro d’Italia. De hecho, los dos únicos ciclistas neerlandeses que se han anotado un Tour de Francia, Jan Janssen (1968) y Joep Zoetemelk (1980), jamás compitieron en la ‘corsa rosa’. En territorio transalpino el mejor neerlandés a nivel histórico es Erik Breukink, tercero en 1987 y segundo en 1988.
En cuanto a la estructura Rabobank, cuya tradición continúa Kruijswijk, sus únicos éxitos en grandes vueltas los marcó Denis Menchov con un Giro (2009) y dos Vueltas (2005 y 2007). Ninguna de las promesas neerlandesas alumbradas por su escuela deportiva, desde Michael Boogerd hasta Bauke Mollema, ha logrado pisar el podio de una ronda de tres semanas.
Su relación con España
Cuando Kruisjwijk descubrió su talento escalador en aquel Giro de 2011, se mudó a Girona para tener la oportunidad de entrenar en la montaña que le niega la planicie neerlandesa. Recientemente retornó a la ciudad de s’Hertogenbosch, donde reside a día de hoy.
No obstante, eso no ha significado que haya cortado su relación con España. El mes previo al Giro d’Italia lo pasó concentrado en Tenerife, durmiendo en las faldas del Teide a 2.200 metros de altitud respecto del nivel del mar. Alejandro Valverde también estuvo entrenando en la isla canaria… Pero se alojaba a la vera de la playa. En las cumbres de los Dolomitas acusó la falta de oxígeno en las piernas, a la que el organismo de Kruijswijk sí está acostumbrado.
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