Por la mañana, en los autobuses de los equipos el discurso era más o menos el mismo: hoy [por este domingo] igual se puede formar una fuga temprana, o se puede colar uno de los importantes y que vayamos a fuego todo el día. Y finalmente se ha impuesto la segunda opción. Porque cuando en el kilómetro tres de etapa Gianluca Brambilla decidió mover el árbol con la intención de buscar una victoria parcial, realmente estaba dando el pistoletazo de salida a una verdadera estampida y, con ella, a la etapa más loca de toda esta Vuelta. [Así hemos contado la decimoquinta etapa]
Eran sólo 118 kilómetros de recorrido que se han hecho en menos de tres horas, lo que pone de manifiesto la locura que se ha visto sobre la carretera. Porque después de la primera subida, que ni siquiera era puntuable sino una sucesión de varios repechos, el primero en reaccionar al ataque de Brambilla fue Contador. El de Tinkoff no tiene ningún problema en intentar estas cosas cuando no está a nivel de campeón, y si a esto se le añade un Movistar jugando a ganar, el resultado es una etapa de las que hacen afición. [Así está la clasificación general]
Como en cualquier deporte, estas etapas tienen ganadores y perdedores, y la cruz de la moneda le ha tocado a un Chris Froome que, cuando ha reaccionado, se ha dado cuenta de que no tenía a su equipo. Sólo David López y Puccio han podido echarle una mano. Más atrás, en un tercer pelotón, König y Kennaugh trataban de llegar hasta su jefe sin éxito hasta que se dieron por vencidos. En palabras del checo, todo se ha decidido en un suspiro: “Todo ha ocurrido en cuestión de 10 segundos. Estábamos unos metros por detrás cuando se han ido. Ha habido un corte y Froome estaba sólo con dos compañeros. Nosotros en un tercer grupo. Hemos intentado tirar pero sólo lo hacíamos nosotros, así que ha sido imposible entrar. Diez segundos después todo estaba perdido”.
Así ha empezado el calvario de un Froome que ha terminado desquiciado, tirando él en primera persona y superado por buena parte del grupo en el que iba en la subida final a Formigal. Sus compañeros han llegado todos fuera de control dentro de un grupo de 91 ciclistas. La organización los ha repescado posteriormente, por lo que saldrán mañana.
Mientras el grupo delantero de 15 corredores seguía perfectamente organizado con Tinkoff y Movistar, detrás era Orica quien tomaba la responsabilidad. El equipo australiano ha visto contrarrestada hoy su magistral jugada táctica de ayer. Faltando 30 kilómetros han tenido que echar mano de Yates, quien se ha sacrificado para un Chaves que ha hecho en solitario toda la última escalada.
Formigal, por otra parte, ha sido un monólogo de Nairo Quintana que se ha pasado los últimos ocho kilómetros de puerto tirando, a lo campeón, sin mirar hacia atrás ni pedir un solo relevo. Uno a uno ha reventado a todos los integrantes de su grupo. El último de ellos, el propio Contador, que ha explotado en los últimos dos kilómetros, dejándose medio minuto: “Más que explosión han sido calambres, probablemente por deshidratación”, ha dicho después, aunque en su cara se reflejaba la satisfacción del deber cumplido: “Ha sido muy bonito. La etapa es de las que crean afición”. Mañana saldrá con el dorsal rojo por ser el más combativo del día.
El único que ha aguantado al colombiano ha sido Brambilla (Etixx-Quick Step), que ha terminado ganando la etapa, un triunfo que da sentido a su Vuelta tras caerse de la lucha por la general: “Fui el primero en atacar. Cuando se formó el grupo con Contador y Quintana pensé que sólo tenía que seguirlos. Después he podido ganar delante de ellos, y eso por sí mismo ya es increíble”.
Mientras Contador se vuelve a meter en la lucha por el podio –lo tiene a sólo cinco segundos- Nairo ha dado un paso de gigante metiendo 2’42” a Froome. No es una distancia definitiva, cuidado, pero lo cierto es que el anglokeniano tiene que estar ahora verdaderamente tocado. Su imagen en los últimos kilómetros de Formigal era la de un corredor completamente fuera de control, incapaz de contrarrestar movimientos en el grupo donde iba. Agotado de piernas, sí, pero sobre todo de cabeza. En cualquier caso, Chris Froome siempre que ha estado en la Vuelta ha competido hasta el final, y no va a dar nada por perdido. Eso seguro.
En Movistar, en cambio, todo era felicidad tras la etapa. Valverde asegura que la carrera “ni mucho menos está ganada”, pero sí habla de un “vuelco muy importante” a favor de su compañero. El murciano ha declarado que, aunque no habían hablado con Contador, la estrategia “era la prevista y ha salido muy bien”. Nairo, por su parte, ha dicho exactamente lo contrario: “La estrategia de salida no era esta, pero ha salido así y lo hemos aprovechado”. Ahora, el colombiano es el líder con 3’37” sobre Froome: “Hay que ir con tranquilidad, porque queda mucha Vuelta. Hoy ha sido un día grandioso, pero esto no ha acabado aún y seguro que Sky se va a mover. Estaremos atentos”. Desde luego, el de hoy ha sido un día grandioso donde el gran ganador ha sido el ciclismo.