La foto aérea del Madrid durante este último trimestre muestra un cráter en el centro del campo. El equipo blanco aparece partido por la mitad: los defensores con Kroos y Modric dando salida al balón (o persiguiendo jugadores) y los futbolistas goleadores del equipo –Ronaldo, Benzema, Bale, James– desmarcándose en posiciones ofensivas (o recuperando fuerzas y esperando a que sus compañeros recuperen el balón). La imagen se ha convertido ya en un latiguillo de charla de bar: “El Madrid no juega como un equipo”.
No hay domingo sin concierto de pitos en el Bernabéu: la masa social madridista no se acostumbra a ser dominado por clubes presuntamente inferiores (Rayo Vallecano, Real Sociedad) y a que errores arbitrales enderecen partidos que podrían haber pasado a la historia como el último encuentro de Rafa Benítez al frente del primer equipo. Pocos socios, a tenor de lo visto en el campo, estarán de acuerdo con la afirmación del entrenador al término del partido (“El equipo ha reaccionado fenomenal”). En las gradas se oyeron pitos, críticas e insultos contra el técnico y contra la gran estrella, el actual Balón de Oro, Cristiano Ronaldo. Sólo el 3-1 de Lucas evitó la pañolada. Benítez, por ahora, no gusta a su afición ni cuando gana.
El salvador cuestionado
Con 1-1 en el marcador, cuando la Real Sociedad era mejor que los locales y se había atrevido incluso a adelantar líneas (sobreponiéndose a las lesiones y a los errores de González González), salió Cristiano Ronaldo al socorro del técnico. Señalado desde hace meses como gran crítico y conspirador antiBenítez, el portugués pasó de villano a héroe con una volea salvadora en el momento más crítico del entrenador. Twitter ya había decretado que faltaban 25 minutos para el cese y los silbidos anunciaban una bronca descomunal, inmune incluso a los altavoces del estadio.
Ronaldo finaliza 2015 como ‘Pichichi’ del año en Primera División (37 tantos, 7 de penalti) en un annus horribilis deportivo para el madridismo. Entre su club y la selección portuguesa, el '7' ha metido un gol por encuentro disputado: 57 en total. Su esplendor anotador no se ha traducido en triunfos colectivos, ni siquiera en una trayectoria estable: necesita el doble de oportunidades que el año pasado para marcar y su desconexión del equipo (además de sus declaraciones polémicas) en partidos decisivos ha irritado a sectores de la hinchada.
Sería virtualmente imposible ver a la afición barcelonista abuchear a Leo Messi cuando falla un penalti, pero Ronaldo tuvo que escuchar pitos generalizados cuando envió al segundo anfiteatro el primer penalti regalado por González González a los blancos. “Asumió la responsabilidad después de fallar el penalti y se echó el equipo a la espalda”, destacó después su técnico en rueda de prensa. Su segundo gol le salvó el puesto durante al menos cien horas, hasta el encuentro del domingo en Mestalla. Pese al pobre partido del Madrid, será difícil seguir sosteniendo que el luso quiere echar a Benítez con su bajo rendimiento. Nunca lo tuvo tan fácil.
Sin estilo definido
Una vez que perdió el refugio de la estadística, a finales de octubre, la falta de estilo y compenetración del equipo de Benítez ha ido agotando la paciencia del Bernabéu: PSG, Barcelona, Sevilla, Villarreal, el partido contra el Rayo cuando jugaron con 11, la deslucida victoria contra la Real… Pepe reconoció en zona mixta la desorientación del equipo: “Cambiar de entrenador ahora sería un error. Habría que adaptarse a uno nuevo”. Un ex jugador del club, en privado, comentaba que “puedes elegir ser defensivo, como Mourinho, o atacante, como Guardiola, hacer lo que quieras… Pero no he conocido ningún equipo ganador que no tuviese un estilo de juego”. El Madrid de Benítez, criticado antes incluso de llegar por “defensivo”, ha sufrido esta temporada más remates en contra que la Real Sociedad (actualmente a dos puntos del descenso).
Preguntado por la desunión entre sus líneas, Benitez dijo tras el encuentro: “Intentamos que el equipo esté junto y queremos aprovechar la velocidad. Y luego debemos reagruparnos, aunque es un equipo muy ofensivo y por eso le cuesta más la fase defensiva”.
El próximo domingo, contra el Valencia, afrontará el primer ‘match-ball’ del año nuevo. El técnico sigue denunciando campañas en su contra, agobiado por las presiones derivadas de ocupar un banquillo con presiones asfixiantes, consciente de que empezó con mal pie pero empeñado en dar la vuelta a la situación. Si el Madrid gana con autoridad en Mestalla y el equipo recupera sensaciones, podría confiar en los octavos de final de la Champions para seguir adelante. Por ahora, en las gradas del Bernabéu nadie sale en su defensa.