La ciudad de Manchester estrena este fin de semana su condición de capital del fútbol. Una expectación que no necesita del nivel futbolístico sino de las estrellas de sus banquillos. Mourinho y Guardiola continúan su rivalidad en la Premier League. Dos genios amados y odiados que vuelven a ser rivales.
La imparcialidad con ellos es casi imposible, todos tenemos filias y fobias, mayor o menor empatía hacia personas que se muestran diferentes entre sí. Eso no está reñido con un mínimo de cordura. No hay mejor manera para empezar la tercera guerra mundial que iniciar un debate entre los acérrimos seguidores de Guardiola y Mourinho. Te acercas y dejas caer un par de frases incendiarias y eso se propaga como un virus. Y, sinceramente, qué pena verlo como polos opuestos que no permiten disfrutar de dos figuras que, siendo tan distintas, son tan brillantes. Mourinho y Guardiola son polémica pero, sobre todo, son fútbol. Y eso hay que disfrutarlo.
El duelo entre los dos gigantes de Manchester llega muy pronto, apenas han disputado tres partidos antes de este choque estrella. Los dos llegan con pleno de victorias pero con dudas que responder. Cómo encajar a Rooney y potenciar a Pogba; como corregir los problemas del City para correr menos y defender mejor o cómo sustituir al sancionado Kun Agüero. Un panorama plagado de estrellas que todavía no encajan del todo, por ello los entrenadores serán más importantes. Quien mejor disimule que estamos en septiembre y sepa disimular sus imperfecciones vencerá. Mourinho y Guardiola en una batalla táctica aunque con menos calidad a su disposición que en choques anteriores.
Guardiola domina la balanza
La rivalidad entre los dos técnicos más influyentes de la última década ha vivido ya 17 combates en los que Guardiola ha vencido en 7 ocasiones, por 3 de Mourinho y 6 empates. Aunque con más igualdad si contamos las finales entre ellos, una para el portugués (Copa del Rey 2011) y dos para el español (Supercopa de España 2011 y Supercopa de Europa 2013). Una batalla desigual desde la primera vez que se enfrentaron en 2009. Para el recuerdo quedan duelos históricos como las semifinales que ganó el Inter al Barça, el 5-0 en el Camp Nou, la final de Copa del Rey o las semifinales de Champions donde Guardiola sorprendió tácticamente con un Afellay decisivo.
Más llamativo es el palmarés de ambos desde que empezó esta rivalidad. El actual técnico del City ha conseguido 21 títulos por 10 del portugués. Una diferencia más que notable entre dos técnicos de élite. Guardiola va a ritmo de récord y nos hace creer que promediar más de un título por temporada es algo vulgar.
Registros muy desnivelados aunque con un asterisco, los primeros años de combate encarnizado con un Barça de leyenda y un Inter histórico estuvieron muy equilibrados. Tras ello Mourinho siempre fue a rebufo iniciando proyectos un escalón por debajo de los del catalán. El Real Madrid tuvo que trabajar a contrarreloj para frenar a un Barça ya a pleno rendimiento, o más claro aún cuando Guardiola heredó un Bayern que venía de dominar Europa y Alemania, sin competencia en su liga; mientras Mourinho devolvía la Premier a un Chelsea mermado. A favor de Guardiola también destaca su fiabilidad, nunca ha tenido un traspié que acabara en despido como el de Mourinho hace un año cuando el Chelsea iba 16º.
Todo eso ha cambiado, ambos estrenan proyectos y exigencias con equipos que estuvieron por debajo de su nivel real el año pasado. La batalla vive un capítulo más bajo de nivel futbolístico pero más interesante que nunca. ¿Quién será el constructor más hábil en condiciones similares?
Algo más que un partido
"He tenido que jugar muchas veces contra Mourinho y lo que puedo decir es que su trabajo me ha ayudado a llegar a un mayor nivel". Así respondía Guardiola en su presentación. El nivel tan alto que han mostrado sus equipos ha permitido que veamos duelos históricos. La otra cara de esta moneda es esa tensión llevada más allá del terreno de juego: “Nunca he sido bueno escondiéndome detrás de palabras o filosofías, no me he sentido cómodo”, señalaba indirectamente Mourinho. Ideas de juego distintas y personalidades más diferentes aún que han chocado aunque el portugués dejó muy claro en verano que no se perderán las formas: “Claro que le estrecharé la mano. ¿Por qué no lo iba a hacer? No entiendo que se nos haga esta pregunta. Hemos sido rivales pero, sobre todo, profesionales”. La polémica disfraza la realidad, en el ámbito laboral Guardiola y Mourinho son genios que se conocen y admiran aunque, como advirtió Pep, si la batalla de la Premier se centra en ellos dos “acabará ganando otro”.
El derbi también se juega con la cartera
El protagonismo de Manchester no sólo está en los banquillos, también se lo han ganado con la chequera. En un verano sin fichajes galácticos en España, tanto City como United han sido los grandes animadores. Proyectos que han empezado a construir a base de incorporaciones y que dejan en evidencia la supremacía económica de la Premier: City y United han sido los dos clubes que más han gastado este verano. De hecho, Guardiola arranca rompiendo récords. Contando fichajes y salidas ha invertido 191 millones de euros, superando al Real Madrid que era el que más había invertido en un verano (170 en 2009). Aunque Mourinho también ha roto cualquier registro previo con los 105 millones –sin contar variables- por Paul Pogba, el fichaje más caro de la historia.
Mientras el United ha optado por estrellas como Paul Pogba e Ibrahimovic y jugadores asentados en la élite como Bailly y Mkhitaryan; Guardiola se ha centrado en el largo plazo fichando promesas muy por encima del precio de mercado como Sané o Stones y sin grandes estrellas –Gundogan es la incorporación blue más experimentada-. Una inversión histórica para el City que engrosa aún más el historial de Guardiola: desde 2008 promedia más de 50 millones invertidos por temporada. Sin miedo a gastar.
El brillo de estas dos estrellas eleva la expectación pero no podemos perder de vista que tanto United como City irán con miedo –más aún los skyblue sin el Kun y fuera de casa-, una derrota contra el máximo rival puede afectar anímicamente a andaduras que todavía no han convencido. El partido del sábado tiene todo la pinta de ser un movimiento más en una partida de ajedrez de 38 jornadas. Sin prisas ni descuidos. Ojalá no sea así.
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