"¡Yo no soy Piterman! Tengo otro trabajo, no necesito dinero en un club de fútbol. Me gusta el fútbol, toda mi vida es fútbol. ¡Soy una persona normal!". Quien habla es John Clarkson, nuevo entrenador del Tudelano, equipo del grupo I de Segunda División B. Clarkson es un empresario escocés conocido en el fútbol no profesional español con el apelativo de "el Piterman de los modestos". Su fama de heredero del excéntrico exdueño de Racing o Alavés se la ha ganado. Durante muchos años cogió a equipos de categorías más bajas (Segunda B o Tercera generalmente) con problemas económicos con la condición, escondida, de mandar en todas las facetas, incluso en la de entrenador.
Ahora ha repetido la fórmula en Tudela, pero con una diferencia. Ya tiene la licencia de entrenador y ahora sí puede sentarse legalmente en el banquillo y ejercer como tal. Eso y poner 150.000 euros le han hecho llegar a la localidad del sur de Navarra. Porque la llegada de Clarkson, de 61 años, está condicionada a ser su entrenador. No cobrará por ser el técnico, incluso trae dinero, pero tienen que dejarle que dirija al equipo, un viejo sueño que antes no podía hacer realidad de forma oficial. Dos empresas que vienen con él, una india y otra inglesa, aportan el dinero (50.000 este año, 100.000 el que viene), pero es condición sine qua non que John sea su entrenador. Y todos tan contentos.
"Clarkson aporta un nuevo proyecto, que no deja de ser curioso, pero que aportará años de experiencia, ganas y unos intereses mutuos", dice Jesús Miranda, presidente del Tudelano desde 2008, que se encarga de aclarar en cada pregunta que el nuevo técnico "no paga por entrenar", sino que gracias a su fichaje, llega un dinero extra al club que viene de lujo. También lo hace el nuevo entrenador. "Es mentira, todo mentira”, repite a la vez que se ríe, una constante durante la entrevista a EL ESPAÑOL y en la que bien podría ser nombrado, sin exageración, el que mejor habla el spanglish en todo el mundo.
Lo que hace el escocés, según el presidente, "es una ayuda en una situación económica difícil. Nosotros tenemos unos desplazamientos largos, diez horas de autobús en muchas jornadas, y nos supone un esfuerzo económico tremendo", aunque asegura que lo que aporta Clarkson es "un tanto por ciento muy mínimo del total del presupuesto". El mandatario navarro afirma que, cuando le propusieron esta fórmula, pidió varias condiciones, entre ellas que tenía que traer patrocinadores. "Si hubiera venido diciendo que quería entrenar gratis, no le hubiéramos aceptado. Eso ya lo han hecho otros y les dijimos que no".
"Es un aprovechamiento mutuo"
John Clarkson no es un nombre nuevo para la directiva del Tudelano. Cuando el equipo navarro ascendió a Segunda B en 2012 lo hizo eliminando al Catarroja, en ese momento en manos del empresario británico. "Fue un desastre para nosotros y estuvo muy bien para el Tudelano", exclama John. "Todos hablaban muy bien del club y del presidente. Toda su gente es seria”, añade. Además del Catarroja, también estuvo en el Ontinyent, Crevillente y Benissa, todos ellos de la Comunidad Valenciana, y en el Real Avilés asturiano.
En todos esos equipos no podía entrenar porque no tenía el famoso carné que también trajo dolores de cabeza para Zinedine Zidane, al que emplaza a cambiar de banquillo. “Hoy él es un increíble entrenador, está en el Madrid y yo en el Tudelano. Me cambio por él, que Zidane venga aquí y yo allí", bromea. "Si me llama el Madrid, me voy mañana mismo. U hoy. ¡Y gratis!".
Una vez asentado en Tudela, aunque este fin de semana no se sentará en el banquillo (será Íñigo Valencia el que lo haga, que de forma interina se hizo cargo del equipo en los dos últimos partidos tras el despido de Sergio Amatriain), el plan es bastante ambicioso. El contrato dura hasta junio de 2018, fecha en la que se busca que el equipo haya subido ya a Segunda División. Ese es el objetivo de entrenador y club. El empresario escocés se convertiría por primera vez en técnico profesional (y ahí sí ya cobraría por su trabajo) y el Tudelano llegaría al fútbol profesional por primera vez en su historia. "Es un aprovechamiento mutuo", explica el presidente.
"No compra el club, en absoluto. Estamos hablando de cifras muy pequeñas. No puede comprarlo porque es un club sin ánimo de lucro, no es una SAD. Nadie puede comprarlo", comenta Jesús Miranda, "encantado" con la nueva etapa que abre su club. "Este señor no ha venido como un grupo qatarí o chino a controlarnos. Es un proyecto económico y deportivo, una cosa atractiva que nos apetece. Se han llevado unas negociaciones, nosotros nos aprovechamos de él y él de nosotros. Nos viene bien el aporte económico que trae para posibles fichajes. Si tengo un dinero extra y puedo traer a un delantero que marque 30 goles antes que a uno que marque cinco...", relata el presidente.
"Mi ilusión es ganar partidos con el Tudelano, llevarle a Segunda División y que toda la gente del pueblo esté contenta", explica Clarkson, que hace todo esto por la pasión infinita que le inspira el fútbol. ¿Y por qué en España? "El fútbol español es el mejor, es campeón de Europa, del mundo. Aquí todo es diferente a Inglaterra o a Escocia", dice.
La reacción de la gente de Tudela es todavía una incógnita. El presidente reconoce que no sabe si los socios están de acuerdo o no, aunque hay de todo: "Hay gente que me felicita y otros que son más escépticos. Respeto cualquier opinión, nadie está en posesión de la verdad. El tiempo dirá si nos equivocamos o no, pero me gustaría que la gente apoyara, aunque entiendo que es un caso peculiar y que estén con 'la mosca detrás de la oreja'. Otros me dicen que no me meta en estos 'berenjenales', pero nosotros somos soberanos y hemos decidido esto. Después nos podremos equivocar, pero las cosas las hacemos para no equivocarnos".
El temor a una experiencia traumática es normal por el historial de John Clarkson en España y por el perfil que muestra. El empresario escocés, dueño de residencias de ancianos en Reino Unido, ya cogió a otros equipos, en los que hizo de todo. La verdad es que los resultados deportivos generalmente le acompañaron, pero no tanto los económicos.
Con el Benissa (Alicante) fue campeón en Preferente, pero más tarde abandonó el proyecto y el club desapareció. Al Crevillente, también en la provincia de Alicante, le mantuvo en Tercera División, pero conflictos con el Ayuntamiento le hicieron otra vez dejar tirado al equipo. También lo intentó en el Catarroja (Valencia), equipo en el que mejor le salieron las cosas. Fue campeón del grupo VI de Tercera, pero cayó en los playoffs precisamente ante el Tudelano. Allí se ganó el cariño de la gente, pero tras no ascender alegó los mismos argumentos que en Crevillente. También abandonó al club.
"La etapa que estuvo en Ontinyent fue buena"
Tras varios años coqueteando con la Segunda B, Clarkson por fin pudo llegar a un equipo de la tercera categoría del fútbol español. Fue el Ontinyent, al que cogió en una situación límite, al borde de la desaparición. El escocés acabó siendo casi un héroe por salvar al equipo y por tener que irse por la enfermedad de un familiar. En la ciudad valenciana es donde se guarda mejor recuerdo de él, aunque John se encarga de sacar algunas amistades que tiene por las numerosas ciudades en las que tuvo. "El alcalde de Benissa, que antes era mi jugador, sigue siendo amigo", comenta.
"Salvó al equipo económicamente, porque teníamos una deuda importante, y deportivamente, siguiendo en 2ªB. La etapa que estuvo aquí fue buena", nos explica Luis Ortiz, presidente del Ontinyent en la época en la que Clarkson 'compró' el club. La imagen que dejó es tan buena que hasta se compró dos casas en la ciudad y sigue yendo al campo a menudo, la última vez el pasado fin de semana.
El desastre del Real Avilés
No guardan el mismo recuerdo en el Real Avilés, último equipo en el que estuvo el escocés. El cuadro asturiano bien se podría asimilar al actual Tudelano. El año anterior habían disputado la promoción de ascenso a Segunda, estaban quintos en la tabla y la situación era idónea para cumplir el deseo del empresario, llegar al fútbol profesional en un equipo preparado para cuotas altas. "Llegó en octubre (de 2014) porque la gestión de los anteriores dueños dejó al club sin dinero", nos explica un empleado del club. Es de los pocos que quedan del Real Avilés de aquella etapa, ya que Clarkson dejó al club hecho un solar.
"Él llegó por una época de tres años y se fue a los ocho meses. Cogió al equipo sexto y lo acabó descendiendo. Echó a todo el personal del club, no dejó prácticamente a ningún trabajador, despidió a muchos jugadores, cambió de entrenador (Josu Uribe, que al ver lo que buscaba el empresario, acabó yéndose antes de ser echado) y se fue en junio alegando que no era interesante para él", nos dice uno de los pocos que siguen en el club respecto a aquella etapa, que también afirma que quería que trabajadores del club hicieran ocho horas por 100 euros. En el banquillo puso a José Manuel Barla, exjugador del Cádiz, que sirvió como 'marioneta' de Clarkson. "Como no tenía título de entrenador, llamó a Barla, le puso, pero él entrenaba. Llegó con dos 'artistas' y éstos acabaron haciendo lo que querían, le chuparon la sangre".
Por si fuera poco, su paso por Avilés acabó dividiendo a la afición, molesta por la gestión externa del club asturiano, que fue poco a poco perdiendo socios. "Era un loco del fútbol, le encantaba, aunque tenía una idea muy arcaica. El fútbol para él era correr, subir y bajar corriendo por el monte. Eso sí, era buen paisano, campechano". Esta última definición coincide con la del presidente del Tudelano. "Sabrá más o menos, pero como persona es de las mejores que he conocido en mi vida. Tiene una calidad humana tremenda. Es una persona honrada, cumplidora y trabajadora".
La duda que queda es por qué no invierte en equipos más importantes, de superior categoría. "El fútbol es un gran negocio, yo soy una persona normal. Mi pasión es el fútbol, no quiero dinero estando dentro". Su explicación concuerda con la que nos cuentan las diferentes fuentes con las que contactamos. "Paga por tener un capricho", responden todos. Y ese capricho es más difícil llevarlo a cabo en un club de la LFP (1ª o 2ª), por los mayores controles por las instituciones, mayor gasto, más riesgos en el negocio... El Tudelano, afirma, será su última inversión, su último club en España. "¡Fútbol, fútbol y fútbol, esa es mi única pasión!", responde con un perfecto spanglish antes de entonar ya el grito de guerra. "Aúpa Tudelano, aúpa".
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