Los tres minutos locos del Bernabéu: otra remontada para la historia del Real Madrid en la Champions
Los dos goles que marcó Joselu en apenas 180 segundos rubricaron una nueva gesta del conjunto blanco en su competición fetiche.
9 mayo, 2024 02:15-
Real Madrid
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Hacer de lo extraordinario casi una rutina. Convertir lo imposible en algo sencillo. El Real Madrid tiene un don para rubricar noches mágicas en la Champions League, algo que jamás nadie será capaz de explicar a través de la razón y que sólo se puede entender creyendo en la mística del fútbol.
Por más que año tras año el Real Madrid siga consiguiendo remontadas imposibles cuando parece que está muerto, conviene no perder la perspectiva con este tipo de hazañas. Una vez más los blancos estaban a punto de caer a la lona, como un boxeador que aguanta estoicamente los golpes que le vienen, pero es ahí cuando un chip especial se activa y se forma un escenario perfecto para este tipo de cosas casi paranormales.
Esta vez fueron apenas tres minutos mágicos los que hicieron que el Real Madrid pasara de estar eliminado y casi de vacaciones a pelear por la Decimoquinta. 180 segundos que quedarán para siempre inmortalizados en el cuaderno de gestas de un club que sigue agrandando su leyenda en Europa.
Le tocó a Joselu ponerse la capa de superhéroe y poner patas arriba el Santiago Bernabéu. Alguien que no es titular, que tiene que pelear cada minuto que Carlo Ancelotti le da para demostrar su valía, que llegó cedido de un equipo recién descendido a Segunda División como el Espanyol y que ahora es el hombre que centra los elogios de todo un continente.
La película
La historia se compone de 180 segundos. En una eliminatoria de 180 minutos este lapso de tiempo puede parecer ridículo, pero aunque parezca mentira este pequeño fragmento del cruce entre el Real Madrid y el Bayern de Múnich fue lo que decantó la balanza a favor de los blancos.
Corría el minuto 88 de partido y el equipo de Carlo Ancelotti marchaba por debajo. El gol de Davies iba camino de ser demoledor y amenazaba con dejar a los merengues a las puertas de su sexta final en los últimos once años. El Real Madrid se había volcado ya con todo al ataque porque no le quedaban apenas balas que gastar, y todos los cambios habían sido con un toque ofensivo.
La presión alta del equipo blanco surtió efecto. En una jugada llevada por el carril central, la combinación pronto terminó con el balón en los pies de Vinicius. El brasileño fue, con el permiso de Joselu, el mejor del partido y por eso sus compañeros le buscaron de manera insistente.
[Las notas del Real Madrid ante el Bayern: de los dos goles de Joselu a la exhibición de Vinicius]
Vinicius ensayó el disparo desde la frontal del área, un lanzamiento que, sin embargo, no le salió como hubiera deseado. Sin embargo, esa forma de pegarle al balón, medio mordida, hizo que botara justo delante de Neuer para forzar el gravísimo error del guardameta alemán.
El portero del Bayern no pudo retener el esférico en sus manos, dejó un rechace suelto en el área pequeña y ahí apareció Joselu. Lo hizo con el olfato del '9' más clásico y puro, con ese instinto que tienen los matadores para seguir cada jugada hasta el final. Tuvo premio. Sólo tuvo que empujarla, pero aquel gol forzaba en ese momento la prórroga y le daba una vida extra al Real Madrid.
La celebración se llevó buena parte de estos tres minutos mágicos, pero tras el delirio el juego se reanudó. El Bayern sacó de centro y enseguida se vio que iba a acusar el golpe. La confianza se esfumó, las piernas le flaquearon y seguro que por la cabeza de todos los jugadores se pasó la idea de una nueva remontada para la historia del Real Madrid.
Quedó claro cuando llegando al minuto 90 Brahim robó el balón fruto de la presión alta de los blancos y buscó a Vinicius en el área. El rechace le cayó a Joselu, que combinó de nuevo con Brahim y ejecutó un disparo que se marchó a córner después de tocar en la zaga del Bayern.
Aquel saque de esquina iba a ser definitivo. El Bernabéu estaba encendido y el Real Madrid ya había activado el modo remontada. Después de un barullo dentro del área y varios rechaces, la insistencia y la fe ciega de los blancos en sus posibilidades iba a encontrar su recompensa.
Nacho apareció en la frontal del área y vio desmarcado a Rüdiger en el costado izquierdo. Filtró un gran pase para él, y aunque parezca mentira entre los dos centrales armaron la jugada definitiva de la eliminatoria. Rüdiger no se lo pensó dos veces y al primer toque puso un centro raso que encontró el remate de Joselu en el área pequeña. Contactó con el balón casi con la tibia, pero cualquier superficie es buena cuando se trata de meter a tu equipo en la final de la Champions League.
El reloj marcaba exactamente el minuto 90 y 2 segundos. Hasta para eso había llegado puntual a la cita con la historia el Real Madrid. Fue, sin embargo, una celebración interrumpida. El juez de línea levantó la bandera y señaló posición de fuera de juego de Joselu mientras en el Bernabéu todos se tiraban de los pelos.
Tranquilidad, porque el VAR tenía que revisar esta acción para ver si el colegiado había acertado. La revisión tardó 1 minuto y 20 segundos en llegar a su final, 80 segundos que mantuvieron en vilo al Real Madrid y al Bayern y que terminaron con Marciniak señalando el círculo central.
Fue la apoteosis. El público se desfogó y los jugadores corrieron casi sin sentido en una celebración atípica y en diferido, las cosas del fútbol moderno. Incluso el cuerpo técnico y los suplentes como Courtois entraron al terreno de juego para celebrar este gol que volvía a elevar al Real Madrid a los altares del fútbol en la mejor competición del mundo.
Fue el premio a la regularidad de un Real Madrid que durante las eliminatorias apenas fue por debajo en el marcador. Contra el Leipzig jamás fue a remolque, ante el Manchester City tan sólo durante 18 minutos y contra el Bayern en 46 de los 180 minutos.