"En 1972, un comando compuesto por cuatro de los mejores hombres del ejército americano fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se les encuentra, quizás pueda contratarlos".
Hay frases y sintonías que uno recuerda pasen los años que pasen. Esta con la que iniciaba una de las series más míticas de la televisión es una de ellas. El equipo A.
Ni estamos en 1972 ni hablamos de John 'Hannibal' Smith. Nos situamos 46 años más tarde. Ahora el equipo A es el nombre que se da a un grupo de futbolistas que son más que nombres. No es tampoco un recurso novedoso: varias veces ya se ha recurrido a la fórmula del equipo A para representar tantas cosas en esta vida.
Le tocaba también al Madrid. Tras un año más o menos cómodo, el más regular y brillante del último lustro, en el momento más importante a Zidane se le han abierto dos caminos en forma de problema. Y bendito problema, dirán sus rivales. El francés se encuentra con su equipo A, el predilecto y al que ama, y el B, el que le salvó en más de una ocasión de la hoguera. Este martes (20:45 horas), en el derbi de todos los derbis, Zidane sacará a su equipo A (Isco en lugar de Bale) ante el Atlético. Y no habrá cometido ningún delito. Como mucho, un fallo.
Una gestión milimetrada
Vayamos al fútbol. En la incertidumbre, Zidane jamás tuvo indecisión. Las dudas estuvieron a su alrededor. Él siempre ha creído en su equipo A, pero sin olvidar y desmerecer al B. Los ha ido rotando y que todos hayan llegado bien a final de temporada también es un éxito del entrenador. La gestión de una plantilla es tan importante como la alineación. Al Madrid le ha funcionado el equipo A y el B. Hasta ahora.
Con el equipo A el Madrid gana seguridad, entendiendo por ello fiabilidad en las grandes citas. Es indudable que el Madrid juega peor, pero a estas alturas de temporada y en unas semifinales de Champions quizá lo más adecuado sea un equipo compacto más que uno virtuoso. Y más ante el Atlético, equipo rocoso donde los haya. El Madrid A es el Madrid campeón de Europa en Milán. También es el que eliminó al Bayern, el que pasó ante el Nápoles, el que estuvo más de 40 partidos seguidos sin perder... Ese esquema, y casi la totalidad de los nombres, es el que ha hecho que el Madrid pueda pelear por un doblete que no consigue desde hace 59 años.
Por su parte, con el equipo B se gana, atendiendo a lo visto en los campos mencionados anteriormente, mucha más frescura, más movimiento en líneas atacantes, más ocasiones y más recursos ante situaciones adversas. Pero es el Madrid de los jóvenes, el de los menos habituales y sacarlos en el partido con más cosas en juego de la temporada sería muy arriesgado. Asensio sí demostró ante el Bayern que estaba capacitado para este toreo, pero todos los demás dejaron muchas dudas en duelos de esta altura. La presión es máxima.
A día de hoy, y visto lo visto, es evidente que el equipo B hace jugar mucho mejor al Madrid que el equipo A. Pero dentro de esa realidad hay que especificar varias cosas. Por ejemplo, la segunda fila ha brillado en partidos muchos más sencillos de los que ha tenido la primera unidad. Los teóricos titulares han jugado ante el Barcelona, Bayern, Atlético o Valencia, mientras que los suplentes pasaron a escena en encuentros en Leganés, Gijón o La Coruña. El nivel entre unos duelos y otros entenderán que no es el mismo.
Teniendo en cuenta que todos no caben, dentro del segundo equipo hay que ir a las individualidades y su comparación con los titulares. ¿Es mejor Kovacic que Casemiro? ¿Y James que Modric? ¿Morata por Benzema? ¿Isco o Asensio? Para dar entradas a unos hay que dejar salir a otros. Un puesto queda libre por la baja de Bale y ese es el que se pelean Isco, Asensio y James. Zidane no ha ido teniendo un patrón fijo. Algunas veces sacó al colombiano, como ante el Valencia, otras a Asensio, como en el Clásico (tras la lesión de Bale) o ante el Bayern y otras a Isco, como en partido de vuelta ante el equipo alemán.
Para Zidane hay líneas que son intocables. El centro del campo es inamovible, tiene a sus tres escuderos fijos y ya tiene que pasar algo muy raro para que modifique esa línea. Kroos es el más fijo de todos, a pesar de que es el de los tres el que ha llegado al final un paso por detrás. Modric siempre estará porque es el que da la calidad al Madrid. Y Casemiro, pese a que viene jugando en al límite en los últimos partidos, también es imprescindible. Y eso que es el único de los tres en el que su competencia directa, Kovacic, llega por detrás con una seguridad que hace ver que la baja de Casemiro no sería tan decisiva como otras. Eso sí, Carlos Henrique se ha ganado mucho crédito gracias a ser una figura imprescindible: el stopper perfecto para enlazar al Madrid atacante, que lleva un año seguido marcando en todos los partidos, con el Madrid defensivo, que solo ha dejado su portería a cero en tres de los últimos 25 partidos.
Un único puesto libre
Descartada la idea de que Cristiano no juegue este martes (lógicamente el portugués estará), no caben todos los que maravillaron en El Molinón o Riazor. Lo único que se podría pedir del equipo B es Morata por Benzema, pero el canterano tampoco ha sido una de las figuras claves de la buena imagen del Madrid a domicilio. Los Isco, Asensio, James, Kovacic y Morata caben cuando Zidane hace rotaciones de golpe, no cuando el bloque está formado y solo hay que darle una mínima pincelada.
La otra duda es cómo funcionaran uno de ellos en el equipo A, que es lo que pasará ante el Atlético. Hasta ahora les hemos visto lucirse cuando todos iban juntos, pero a la hora de juntarles con los titulares ha sido otra cosa. Zidane metió a Isco en el partido de vuelta ante el Bayern y ahí naufragó el malagueño. Le tuvo que cambiar en el ecuador de la segunda parte. De importancia, ese duelo ante los alemanes el que más se asemeja al de este martes. Y, si Zidane sigue siendo previsible, repetirá aquel equipo con el único posible cambio de Varane por Nacho, algo que no afecta al esquema general.
Si nos remitimos a los datos de este último mes de abril, que es en el que más se ha acrecentado el debate sobre unos y otros, el equipo A jugó ante Atlético de Madrid, Barcelona, Valencia y los dos encuentros ante el Bayern. El Madrid B salió ante el Leganés, en Gijón y en La Coruña. Recordando la diferencia de rivales, con el A el Madrid hizo 11 goles a favor y consiguió dos victorias, un empate y una derrota. Con el B, 13 goles anotados y tres victorias, todas siendo bastante superior. Dejamos a un lado el aspecto defensivo, ya que nada tiene que ver en un debate que se enfoca más en las líneas de arriba.
En el Madrid actual, sea cual sea, son fijos los dos laterales, los mejores en el último encuentro ante el Valencia y que están demostrando que este equipo es mucho más coral que años pasados. Marcelo y Carvajal se han convertido ya en figuras fundamentales en el ataque. Cada vez más asentados en la faceta de asistentes, también viven mucho más cerca de la portería rival que hace unos meses. Para entender el Madrid actual es fundamental fijarse en sus dos bandas. Ambos están construyendo el ataque desde muy abajo y cuando se incorporan arriba lo hacen con mucho criterio.
Con Keylor Navas en la portería, Zidane sacará ese martes el equipo que más le gusta y por el que más críticas recibe. Salir reforzado o tocado solo se sabrá el 10 de mayo, cuando el Calderón haya cerrado para siempre en competiciones europeas. Lo que no se le puede negar al francés es creer en una idea. Cabezón dirán unos. Consecuente dirán otros.
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