En la eterna historia de amor entre Leo Messi y Argentina se vislumbra una nueva coyuntura. La derrota ante Brasil en el Superclásico no sólo disminuye ostensiblemente las posibilidades de la 'Albiceleste' de estar en el Mundial de Rusia en 2018, sino que siembra más dudas acerca del futuro de su gran estrella en el combinado nacional.
Sorprende que tanto los medios como 'la doce' hayan pasado de clamar por el regreso de Messi tras su retirada de la selección a criticar su juego, su falta de conexión con sus compatriotas e, incluso, su gol. Resulta difícil digerir que el 'diez' lo haya ganado todo con el FC Barcelona -Ligas, Copas, Champions, Mundialitos...- y que no haya sido capaz de levantar ningún título con Argentina.
Al mismo tiempo, todos son conscientes de que las posibilidades de la 'Albiceleste' de ganar trofeos serían claramente menores. He ahí el dilema moral que divide a todos y cada uno de los argentinos: como sucedía con Maradona, aman a Messi; pero a la vez padecen brotes de despecho por no haber logrado hasta la fecha ningún título.
"Esta selección está llena de fracasados. Han fracasado en el objetivo, perdieron las cuatro finales que jugaron. Se acostumbraron a perder". Con estas palabras lamentaba el periodista de la Fox 'Bambino' Pons la derrota ante Brasil. Una crítica que comparten la mayoría de los medios argentinos, que ven peligrar seriamente la clasificación.
El "Llamen al 911" con el que 'Olé' ilustraba su portada de este viernes, viene a recordar la delicada situación en la que se encuentra la 'Albiceleste'. Tras 11 encuentros, es sexta con 16 puntos -4 victorias, 4 empates y 3 derrotas-, a dos puestos de la clasificación directa para el Mundial. El quinto puesto, que da acceso a la repesca, de momento se le escapa por un punto.
Un calendario complicado
A Argentina le quedan los duelos ante Colombia, Chile, Bolivia, Uruguay, Venezuela, Perú y Ecuador. A priori, un calendario complicado para los de Bauzá. Plagado de minas, más bien. Porque no se trata tanto de la entidad de los rivales lo que preocupa, sino las consecuencias de un posible tropiezo, tal vez irreversibles.
El próximo miércoles, Argentina recibirá a Colombia en el último choque internacional de 2016. Una auténtica trampa: la selección cafetera, cuarta en la clasificación, está dos puntos por encima de la 'Albiceleste'. Y una derrota, incluso un empate, podrían terminar de complicar la fase de clasificación de los de Bauzá.
"Venimos de muchos resultados negativos. Cuando nos golpean, nos cuesta reaccionar. Somos conscientes y sabemos lo que estamos jugando, lo vemos, lo sentimos. Vemos lo que pasa en el partido y lo que hacimos. No somos estúpidos. En esta situación de mierda, a la mínima te dan bajones. Somos conscientes que esta no es la manera; hay que cambiar mucho para ganar a Colombia", reconocía Messi al término del partido ante Brasil.
Pero no es la única complicación. El bache de Argentina, acentuado por malos resultados y los bailes de entrenadores, no tendrá solución hasta que Messi encaje en el sistema: muy centrado en el campo y con una labor más de construcción que de desborde, el 'diez' azulgrana no termina de encontrar su sitio en este equipo.
Un malestar que se traslada a su relación con Argentina. 'La doce' le abuchea y el jugador se desdibuja en el terreno de juego. Una metamorfosis que a todos los efectos disminuye la calidad del mejor jugador del mundo. Y que puede derivar en hartazgo. Y, si Messi vuelve a decidir dejar la selección, puede que ambos se queden sin Mundial.
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