El VAR (videoarbitraje) ya tuvo un primer y glorioso protagonismo durante el Mundialito de Clubes. Bien lo sabe el Madrid, Modric -que en su momento se mostró contrario al sistema- y Zidane. Todos ellos lo sufrieron (para bien y para mal). Sin embargo, aquellas pruebas -algo más rudimentarias- han desembocado en lo que se vio este pasado martes: un sistema que funciona y que tiene pinta de ser un fiel reflejo de lo que será el fútbol en el futuro (o, más bien, en el presente). Así lo sufrió Francia, a la que anularon un gol (legal primero e ilegal un minuto y medio después), y lo bendijo España (cuyo segundo tanto fue anulado y, más tarde, dado por válido) en pos de la victoria (0-2). Pero bien, ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes de este ‘nuevo’ deporte en diferido?



A FAVOR:



JUSTICIA



La vida, dicen, es injusta. Y lo es. No siempre triunfan los que más se lo merecen ni llegan alto los que más ponen de su parte. A veces, los ‘espabilados’ se alzan sobre el resto. Qué se le va a hacer. Hay que vivir con ellos, y ya está. No queda otra. Pero el fútbol, con videoarbitraje, es justo. Esto también es irrebatible. El VAR acaba con la polémica. De hecho, la anula. Así sucedió en el partido amistoso entre España y Francia, y así será cuando se implante en las grandes ligas. Este sistema acaba de raíz con las conspiraciones y con aquello del “siempre benefician a Madrid y Barça” -una expresión tan extendida como certera-. De hecho, no sólo termina con todo ello, sino que castiga a los que habitualmente han tratado de engañar a los colegiados: delanteros que se tiran, centrocampistas que fingen o extremos que viven en el límite del fuera de juego hasta que consiguen aprovechar cualquier despiste del linier.



¿FIN DE LOS INSULTOS A LOS ÁRBITROS?



Hasta ahora, los árbitros eran los malos. Siempre. Da igual las veces que acertaran, porque el día que fallaban… Esto es algo consabido por todos, y no hace falta irse muy lejos. En cualquier pueblo y en cualquier partido, hay aficionados insultando al colegiado. ¿Por qué? Por aquel penalti que era pero que no pitó, por aquel que sí pitó pero que no debía haber pitado. En fin, por todo. Sin embargo, ahora, el VAR deja en ‘fuera de juego’ -perdón por la frase facilona- a los ‘hooligans’ que faltan al respeto al colectivo entero. Ya no los podrán acusar de robar ni de nada. Se les acabó el chollo. Qué se le va a hacer.



IMPLANTACIÓN EN OTROS DEPORTES



El VAR puede causar rechazo, pero se ha implantado en diversos formatos en algunos deportes. En tenis, por ejemplo, mediante el ‘Ojo de Halcón’. También en fútbol americano o en baloncesto, donde se puede utilizar para ver si una canasta ha entrado (o no) dentro de tiempo o para comprobar si ha habido campo atrás o incluso si ha sido falta.

España celebra el gol ante Francia. EFE



EN CONTRA:



LENTO Y NO SIEMPRE EFECTIVO



El fútbol, históricamente, tiene a favor respecto a otros deportes su dinamismo y rapidez. Muy al contrario, por ejemplo, que el baloncesto o el fútbol americano, que sufren parones continuamente. De hecho, los partidos más aburridos suelen ser los trabados, esos en los que las faltas rompen el normal transcurrir del juego. Ahora, con el VAR, también se pararán a ver las jugadas. A veces, como en el segundo gol de España, hasta minuto y medio. Es decir, los aficionados y jugadores tendrán que aguardar a ver qué dice el árbitro el tiempo que haga falta. Esto rompe el ritmo y acaba con parte de la esencia del fútbol. O, como dicen los más contrarios a este sistema, directamente lo destruye. Incluso se equivoca, como cuando durante el Mundialito de Clubes el árbitro pitó penalti correctamente, pero no se dio cuenta de que había fuera de juego previo incluso tras ver repetida la jugada. 



CAMBIA LA HISTORIA DEL DEPORTE 



El videoarbitraje es más justo, sí. Eso nadie lo pone en duda. Pero acaba con parte de la historia del fútbol. Con el VAR no existiría la ‘Mano de Dios’ de Maradona, ni la remontada del Barcelona frente al PSG (6-1), ni posiblemente la séptima Copa de Europa del Real Madrid… En definitiva, muchas cosas. A su vez, también termina con el engaño. La picardía, esa palabra tan española con practicas internacionales, dejaría de existir. Y eso también es fútbol. Nadie lo puede negar. Aunque esté por anularse -para bien o para mal- con el videoarbitraje.



TERMINA CON LA CONVERSACIÓN DE BAR



Usted, su vecino, su cuñado… ¿De qué van a hablar al día siguiente? Nadie puede olvidar que el fútbol también es pasión, competitividad, pique y entretenimiento. Que divierte, no sólo por lo que ocurre dentro del campo, sino por lo que se debate posteriormente. Sirve como tema de conversación -incluso cuando no hay nada de qué hablar con la otra persona-. Y es, en definitiva, charla de bar. A veces, con réditos para unos y, en otras ocasiones, para algunos otros. En cualquier caso, eso también es fútbol. Aunque, posiblemente, forme parte del pasado.

España celebra un gol contra Francia. EFE

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