En la España futbolística, el país de los 47 millones de seleccionadores, habrá pocas cosas en los que coincidan todos como la idoneidad de Sergio Busquets en el fútbol de la selección española. Hasta el más madridista deberá reconocer el papel fundamental del jugador catalán en España. Es el centrocampista total, una pieza clave y perfectamente desengrasada en el esquema que hasta ahora dibujó Julen Lopetegui como también lo era antes en el de Vicente del Bosque.
Es tan fijo Busquets en este equipo que es el único que no tiene recambio. Lopetegui no incluyó sustituto para 'El Pulpo de Badía', que en caso de que se lesione o tenga sanción tendrá que recambiarle un jugador no exactamente como él, sino alguien que reconstruirá su posición. Todos los puestos tienen dos jugadores... menos el suyo, en el que solo está él.
Aún se recuerda la aparición de Sergio Busquets en el Mundial 2010. Aquellas dudas de Del Bosque y los debates sobre la titularidad del catalán, en aquél doble pivote con Xabi Alonso, marcaron el inicio de un Mundial que finalmente se ganó, algo que no se consiguió en el siguiente (primera fase), pero no por culpa de Busquets. Desde entonces, Sergio se ganó un puesto seguro, pero no por lo hecho en el pasado, sino por lo que hace en el presente.
El futbolista del Barcelona lleva diez años al más alto nivel y no baja de ahí. Sigue en 2018 como si estuviera en 2008. En el Barça ha sido uno de los puntales de cualquier entrenador que le ha dirigido su carrera. Este año ha vuelto a estar muy bien y así llega a Rusia, donde su actuación se antoja vital para equilibrar un equipo que vuelve a ser temido en ataque, pero que tiene que poner la balanza entre lo ofensivo y lo defensivo. Y para eso está él.
Busquets es ese jugador que todo entrenador quiere tener porque, además de lo que aporta en el campo, fuera es el futbolista ideal: nunca se queja, siempre trabaja y se limita a empaparse de lo que su técnico le diga. El de Badía, además, en tiempos revueltos entre España y Cataluña, no dijo nunca ni una sola palabra, se limitó a jugar al fútbol, todo lo diferente a su compañero Piqué.
Clásico ya de la selección española, figura clave en este equipo desde 2009, Busquets es un jugador fundamental que se ha ganado el puesto en su club y su selección sin necesidad de presiones mediáticas: tan sencillo como jugar muy bien al fútbol y siempre de forma regular.
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