En el Mundial de Rusia faltaron ideas. El discurso de la selección española era siempre el mismo: tocar, tocar y esperar. Y de tanto esperar llegamos a una tanda de penaltis en la que hacer tiempo no era una opción, fallamos y volvimos a casa.
Fue un batacazo. En la fase de clasificación para la cita intercontinental, Julen Lopetegui no había perdido ni un solo partido. Cuando se enfrentó a Alemania y a Argentina en dos amistosos, mostró galones y un gran repertorio ofensivo. Pero Luis Rubiales, presidente de la RFEF, decidió despedir al seleccionador a 48 horas del debut en el Mundial y puso en su lugar a Fernando Hierro. El resto de la historia ya la sabemos.
Acabada la aventura rusa, Rubiales y Hierro, que en un principio regresará a su cargo de director deportivo, deben buscar un nuevo seleccionador que recupere las buenas maneras de un equipo que encadenó Eurocopa-Mundial-Eurocopa, que instauró una forma de jugar, que goleaba sin encajar goles, que sabía qué hacer con el balón. No vale cualquier entrenador: tiene que ser español y estar sin contrato, puesto que fue precisamente el acuerdo entre Lopetegui y el Real Madrid lo que hizo que todo saltara por los aires. En la lista que manejan desde la RFEF figuran tres nombres: Luis Enrique, Quique Sánchez Flores y Míchel. Siempre suena Míchel.
Luis Enrique
Luis Enrique (44 años) no ha vuelto a entrenar desde que el año pasado abandonara el Camp Nou entre ovaciones. Es, de los tres técnicos de la lista, el que más méritos ha hecho para hacerse cargo de la selección. Llegó hace cuatro años al Barcelona para resolver la crisis generada por el ‘Tata’ Martino y resucitó al equipo, encontró al mejor Messi y ganó nueve de los 13 títulos que disputó.
Su estilo de juego basado en la posesión del balón, pero con un segundo y tercer plan para resolver partidos que se ponen en contra, encaja perfectamente en lo que Rubiales y Hierro están buscando. Además, Luis Enrique construye equipos rocosos que reciben pocos goles y que recurren a la verticalidad en la parcela ofensiva.
Otro de los puntos que juega a favor del ex de Barcelona y Roma es que ya ha tenido la oportunidad de entrenar a futbolistas de primer nivel. El salto a un equipo lleno de estrellas no sería estratosférico. Sabe sacar lo mejor de los jugadores y sentarles cuando no responden, como hizo en algún momento de la temporada del triplete con Messi y Neymar. Pero es precisamente ese carácter el mayor impedimento para que sea el elegido.
En su último año en Barcelona, sus rifirrafes con Jordi Alba hicieron que el lateral se plantease abandonar el barco blaugrana. Esas tensiones en el vestuario pueden traducirse en no convocatorias a futbolistas que con otros seleccionadores serían indiscutibles.
Otro inconveniente podría ser su sueldo. En la RFEF no se cuenta con demasiado dinero y Luis Enrique ha rechazado este año ofertas multimillonarias para entrenar a clubes de primer nivel. En abril dijo que sólo volvería a entrenar si le ofrecían un proyecto que le ilusionase. Entrenar a España, por quien se dejó la nariz en el Mundial de 1994, podría ser ese proyecto.
Quique Sánchez Flores
Quique Sánchez Flores (53 años) es el que más experiencia tiene en los banquillos. Debutó en 2004 de la mano de un recién ascendido Getafe, se marchó al Valencia y en el Atlético de Madrid logró sus mejores resultados. También ha entrenado en Emiratos Árabes, Portugal e Inglaterra. Este año fue despedido del Espanyol a falta de cinco jornadas para acabar la Liga.
Aunque Quique se adapta a los jugadores que tiene para elaborar su estrategia, siempre se ha caracterizado por construir sus equipos desde la solidez defensiva, algo que en el Mundial de Rusia ha estado en entredicho. A los de arriba les da más libertad, pero se asegura de que no pierdan la concentración.
Quique puede ayudar a la revolución generacional de la selección, pero uno de sus puntos débiles con respecto a los otros candidatos es su habitual distinción entre titulares y suplentes. Esto puede generar que alguno de los hoy imprescindibles se quede fuera de las convocatorias.
Míchel
Míchel González (55 años) es el eterno candidato a sentarse en los banquillos del Real Madrid y de la selección. Siempre que un banquillo se queda huérfano, su nombre aparece en las quinielas. Desde enero, tras ser despedido del Málaga, se encuentra sin equipo.
A favor de Míchel está el juego de sus equipos, a los que les caracteriza la presión arriba y la rapidez con el balón. Sin embargo, genera muchas dudas cuando se habla de la faceta defensiva.
Aunque encajaría como colega de Sergio Ramos y garantiza un buen ambiente dentro del equipo, el objetivo del próximo ciclo es la Eurocopa de 2020 y para ganarla hace falta algo más que una amistad. Los únicos títulos que avalan a Míchel son los de su etapa en el Olympiakos griego (2012-2013 y 2013-2014), donde ganó la Liga y la Copa griegas y llegó a octavos de final de la Champions.
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