Corría el minuto 89 y el empate parecía inamovible hasta que Diego Costa, escaso de técnica pero derrochando fe, ganó un balón con la cabeza, se perfiló y ajustó el balón. Stamford Bridge y Antonio Conte explotaron. El entrenador comenzó un sprint que desembocó en un abrazo eterno con las primeras filas. Todo era júbilo. Era la primera jornada de la Premier. Aquello fue sólo el inicio de Conte en Londres.
Aquella celebración era la primera de muchas en una gran primera temporada. El año de Mourinho y Guardiola ha acabado con Conte coronado, el club de la herencia envenenada que acabó 10º hace doce meses ahora es el campeón.
La personalidad del nuevo rey de la Premier
Cuando estás en segunda y la Juventus llama a tu puerta para ser su nuevo técnico seguramente la respuesta sea inmediata. Más aún cuando has jugado 400 partidos con ellos. Pero Antonio Conte no es como todo el mundo. Él quería implantar su 4-2-4 pero la Juventus ya había cerrado el fichaje de Diego Ribas como estrella para el futuro. El brasileño no veía bien la idea de Conte y la dirección de la Juventus no veía bien enfadar a su flamante incorporación. Antonio Conte lo tuvo claro, si un jugador puede influir así en el técnico “entonces no era el técnico adecuado”.
Precisamente ese 4-2-4 le acompañó las primeras semanas en Londres pero “a veces ganas pero ves cosas que no funcionan”. En este caso Antonio Conte mostró más flexibilidad y tras dos descalabros contra Liverpool y Arsenal aparcó la idea del 4-2-4 y pasó a defender más, mejor y desgastando menos a sus estrellas. Desde el cambio a 3-4-3 no paró de ascender y su última parada ha sido el olimpo. Incluso recuperando a jugadores descartados como Victor Moses, vendiendo emblemas como Ivanovic y recuperando a David Luiz, cuya venta fue celebrada hace años. Otros no se habrían atrevido. Otros no son Antonio Conte.
“Me di cuenta que en el banquillo tenía ese talento que me faltaba sobre el campo. Como jugador podía correr, luchar, llegar al área y sacrificarme por el resto”, esa definición de sí mismo que hacía Conte cuando aún entrenaba en Italia explica a la perfección su primer año en Inglaterra. Él ha ubicado muy claramente sus mayores talentos individuales y les ha rodeado para que tengan soldados dispuestos a sacrificarse por ellos.
Eden Hazard y Pedro tienen a Diego Costa presentándose en todas las batallas y con Marcos Alonso y Moses como escuderos a lo largo del campo. A base de estrellas y guardianes empezó una tiranía que se aupó al liderato la jornada 12 y no se bajó de ahí brillando por su regularidad contra los modestos.
El Chelsea no ha mostrado un juego cautivador. Tampoco lo han necesitado. Hace unas semanas Pep Guardiola hacía balance de su decepcionante primer año en Premier y reconocía que se había dado cuenta tarde de que en Inglaterra todo se decide “en las dos áreas” y que en otros países no pasaba eso. Antonio Conte supo leerlo antes. En su área Courtois y un entramado defensivo en el que todos se complementan. En los metros finales, el mejor Hazard y un Diego Costa más centrado que nunca.
Hay mejores plantillas pero ninguno fue más efectivo en las áreas. De hecho los grandes encontraron ciertos puntos débiles del Chelsea (16 puntos de 30 contra los cinco grandes) pero el resto no tuvo opción (71 de 78). Conte supo encontrar el cómo tras la primera caída. Algo que Guardiola y Mourinho vieron tras veinticinco jornadas.
Los tres momentos que definen el título del Chelsea
Arsenal 3-0 Chelsea. El 4-2-4 que quería Conte no contó con Alexis. El Emirates vio una exhibición local facilitada por el propio Chelsea. Cuando llegó el descanso el 3-0 acabó con la emoción y Conte decidió que mejor asegurar atrás antes de regalar más. Se fue Cesc, entró Marcos Alonso. Llegó el 3-4-3 y, aunque lo hizo entre una lluvia de críticas por no hacerse el harakiri quemando todas sus naves, en realidad había llegado la fórmula. Tras aquella debacle que señaló a Conte entre estereotipos de defensa e Italia llegaron trece victorias seguidas. Trece.
Manchester City 1-3 Chelsea. Llegó el choque contra Guardiola en la jornada 14. El líder visitaba al favorito y se marchaba al descanso cayendo 1-0 por un gol en propia. Fue en aquella segunda parte cuando Hazard y Costa demostraron que no eran los mismos que el año pasado. Una exhibición colectiva rematada por el talento individual del belga y la tenacidad de Costa sellaba un triunfo que se traducía como un golpe sobre la mesa. De pronto el Chelsea era el favorito a la Premier.
Tottenham 2-0 Chelsea. Jornada 20. Trece victorias ‘blues’ consecutivas y derbi con cuentan pendientes en Londres. Dele Alli y Pochettino se mostraron como el único bache entre Chelsea y el título. Aviso del perseguidor, que ha jugado mejor los últimos meses, que sirvió para despertar a los campeones. Las últimas jornadas no han sido espectaculares pero sí efectivas. Aquella derrota activó al Chelsea.
La resurrección del ataque
Eden Hazard, septiembre 2016 a L’Équipe: “Sigo siendo el mismo que la temporada pasada. Se nota que Conte fue jugador y nos entiende”. Es fácil lanzar el dardo en una entrevista, Hazard, el ‘10’, el próximo galáctico, anotó 4 goles y dio 4 asistencias en toda la Premier pasada. Casi reservándose para la Eurocopa donde sí brilló.
No sabemos si será porque Conte fue futbolista, porque él ha estado mejor en lo físico o porque el esquema de este año le permitía correr más riesgos sin preocuparse tras pérdida –quizás una mezcla de todo- pero este año Eden Hazard ha alcanzado la regularidad exigible a un talento como él.
El cambio de sistema sobre todo ha rejuvenecido a Pedro Rodríguez. Tras un primer año dubitativo en Londres, el canario ha vuelto a encontrar la confianza y eso se le nota en lo que intenta y lo que consigue. Además Conte le ha dado más protagonismo en la definición y le ha permitido estar más centrado para aprovechar todo lo que genera Diego Costa en sus constantes batallas.
La aparición de Moses en la banda derecha liberándole de esfuerzo defensivo ha permitido ver de nuevo la gran zurda del canterano culé y, sobre todo, esa chispa de electricidad en el regate que había perdido y que sólo ha podido recuperar viendo la confianza de verse titular por delante de Willian –el mejor del curso pasado-.
Juntando a Pedro y Hazard también ha activado la mejor versión de Costa que va mucho más allá de la veintena de goles. Es el mejor argumento contra los equipos luchadores de mitad de table, él solo ha allanado partidos difíciles a base de trabajo no siempre recompensado en goles. Decisiones claves de Antonio Conte que han favorecido al colectivo y eso se ha visto reflejado en los datos de la terna ofensiva. Haciendo que coincidan más en la frontal, Conte les ha revitalizado. De hecho, Batsuahyi, autor del gol decisivo, no ha tenido opción a ser titular ni una vez y sólo ha anotado dos tantos en Premier. Uno de ellos histórico, claro.
El tópico italiano y el lavado de cara en defensa
Lo hemos visto el curso pasado y este, el primer paso para dominar la Premier League es dominar lo que pase en tu área. Primero asegurar el cero en tu meta y a partir de ahí el rival se abrirá y te mostrará el camino para el gol en la opuesta. Antonio Conte quiso eso a raíz de la debacle en el Emirates. Azpilicueta pasó a central, Cahill cayó al costado, Cesc se acostumbró al banquillo para que la medular asegurara los robos con Matic y Kanté; y, sobre todo, permitir que David Luiz sea David Luiz.
Con sus locuras, sus pases en largos, su habilidad para romper líneas con el balón y su velocidad. Conte ha hecho lo mismo que con Hazard arriba, rodearle de grandes escuderos para permitir que el central brasileño tenga libertad. Cada uno de los cinco componentes de la columna defensiva tiene su especialidad. Cahill, el duelo aéreo; Kanté, la recuperación; Azpilicueta, la salida fácil; Matic, el equilibrio y más pases precisos que crean ocasiones; y David Luiz con grandes envíos en largo.
El Chelsea se convierte en el auténtico rey de la Premier League moderna. Quinto título –sexto en toda la historia del fútbol inglés- desde el año 2004. Esta vez lo ha hecho desde un perfil de sorpresa y cerrando bocas. Del técnico inexperto en Premier del que dudaban, a la estrella acabada tras un mal año, el central que no defendía y no valía para el fútbol inglés o el delantero que se quedaba sólo en peleas.
Este título demuestra que a día de hoy en el alocado fútbol inglés vale tener la cabeza fría y la defensa férrea. No era nada nuevo pero otros grandes técnicos intentaron cambiar las normas sin tener un bloque formado. ¿La corona? Se la ha llevado el entrenador que antes supo adaptar su plan a lo que tenía y lo que le pedían.
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