El Atlético, por momentos, puede llegar a desesperar. Sí, como lo hacía el Barça de Guardiola o el Inter de Mourinho. Y lo hace, precisamente, porque tiene tanta seguridad en su juego como los dos equipos anteriormente citados. Pero no se preocupen, porque el equipo del Cholo sabe que todo llegará: el gol, Griezmann y la victoria. Unas veces en el minuto cuatro y otras en el 89, pero siempre acogiéndose a los mismos patrones a la hora de buscar los tres puntos. Esta vez, contra el Deportivo (1-0) y, de nuevo, con el ‘Principito’ haciendo de las suyas para dejar a los rojiblancos a tan solo dos puntos del liderato [Resultado y estadísticas: 1-0].
Sin embargo, al Atlético le costó arrancar, ya fuera por el calor, la temperatura o el horario. Saltó al campo con cambios. Simeone dio entrada a Correa, Gaitán, Giménez y Augusto. Y, en un primer momento, todo, absolutamente todo, siguió el guión previsto. Los rojiblancos, de menos a más, fueron comiéndole terreno al Deportivo. Sin deslumbrar, pero, como siempre, con Griezmann preparado para dar la puñalada y creando las mejores ocasiones: dos disparos que no entraron, pero que se marcharon cerca de la meta de Lux.
Sin embargo, el destino quiso mandar al traste cualquier plan previamente concebido. Augusto y Giménez, que entraron para dar refresco a los teóricos titulares, se tuvieron que retirar lesionados y dejar sus puestos a Lucas y Gabi. Y, mientras tanto, el reloj se fue comiendo los minutos. Sin demasiado juego ni ocasiones. Pero, eso sí, con otro contratiempo de última hora. Esta vez, para el Deportivo, que perdió a Fayçal por doble amarilla.
Esa espesura en el juego la rompió el Atlético en la segunda mitad. Movido por la necesidad y contra un Deportivo en inferioridad, sumó ocasiones sin parar, como si le fuera -y quizás le vaya- la vida en ello. Las más claras, un trallazo de Carrasco al palo y un disparo cruzado de Filipe Luis. ¿Suficiente? Para nada. Pasados los primeros 15 minutos del segundo tiempo, Simeone dio entrada a Gameiro. Y entonces es cuando aparecieron los hombres de arriba para acabar con el conjunto gallego, que, a pesar de la oposición, no consiguió salir de su campo desde ese momento.
Y el Atlético, ya saben, acaba llegando. Tarde o temprano, de una u otra manera. Aparece. Y lo hace, como siempre, acogido a sus enfants terribles, que aparecieron en el momento justo: Gameiro se la puso a Griezmann y éste, metido en el área chica, sólo tuvo que empujarla para anotar su quinto gol esta temporada. Y fin de la historia. Con los deberes hechos, al equipo de Simeone le toca sintonizar la música de la Champions y pensar en el Bayern de Múnich. Pero, ya saben, no se desesperen. Los rojiblancos siempre, absolutamente siempre, llegan a tiempo.
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