El ritual, en ocasiones, cambia. Pero, a menudo, se repite. En concreto, lo ha hecho seis veces desde los once metros, de forma consecutiva y con cinco lanzadores diferentes. Esa es la cruz del Atlético, que ha hecho del fallo una costumbre, una repetición que no se explica, pero que se reproduce incesantemente. ¿Por qué? He ahí la cuestión. Lo cierto es que el rito sigue inalterable: el árbitro pita penalti, la afición lo celebra y el jugador -da igual quién sea- lo manda fuera o ve cómo el portero lo atrapa. Y ya está. Brazos en jarra, cara de circunstancias y a seguir. En última instancia, contra Osasuna, con dos errados en dos minutos a pesar de la victoria (3-0).
El Atlético arrastra ese drama desde la Champions. Allí, en Milán, contra el Real Madrid, erró dos. El primero, de Griezmann, durante el tiempo reglamentario; y el segundo, de Juanfran, en la tanda de penaltis. Entonces, los fallos le costaron una Copa de Europa al Atlético. Es decir, seguramente, desde entonces, alguien esperaría una mejoría, pero no ha llegado. Al menos, de momento. El ritual, ya decimos, sigue inalterable. Pero ante Osasuna, por suerte, no fue determinante. Los colchoneros siguen terceros y meten presión al Sevilla, que juega este domingo ante el Valencia (16:15 horas).
Esta temporada, otro fallo crucial dejó al Atlético, posiblemente, sin el pase a la final de la Copa del Rey. En semifinales, contra el Barça, en el Camp Nou, Gameiro, que había marcado el primer tanto, erró desde los once metros y el partido acabó en empate (1-1). Si el francés hubiese marcado, habría forzado la prórroga (el partido de ida quedó 1-2). Entonces, de nuevo, el punto fatídico dejó a los colchoneros a las puertas de hacer algo grande.
Pero esa mala suerte -o como cada uno la quiera llamar- no se ha circunscrito a la Copa y la Champions. En Liga, el Atlético no ha marcado los últimos seis penaltis que ha tirado (dos contra el Valencia, uno contra el Celta y dos ante Osasuna), igualando el récord del Alavés en 2002, y eso que lo han hecho cinco hombres diferentes (Torres, Gabi, Griezmann, Thomas y Carrasco).
Los fallos, sin embargo, no han sido graves a la hora de conseguir puntos. Ante el Valencia, primero falló Griezmann y después lo hizo Gabi, pero dio igual: ganó el partido (0-2). Contra el Celta, más de lo mismo: Torres marcó un golazo con una chilena en el minuto 11 y luego erró desde los once metros. Y, por último, lo mismo le ocurrió ante Osasuna, ambos parados por Sirigu (uno a Carrasco y otro a Thomas).
Ante esto, la pregunta es: ¿qué ocurre? Contesta Simeone: “No puedo explicar nada, es difícil de explicar, un penalti es una ejecución individual. No es mala suerte”, reconoció el Cholo. Sin embargo, el Atlético, a pesar de todo lo anterior, puede mirar con cierto positivismo la situación. ¿La razón? Griezmann lo marcó cuando había que hacerlo: el miércoles pasado, contra el Leicester (1-0). Y eso es lo que realmente importa. Al final, cuando hay que meterlos (en el caso de que sea necesario) será el próximo martes en Inglaterra, y lo ocurrido contra Osasuna da igual.
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