Un fallo. Un balón que está en tu control, que lo cedes atrás y lo haces mal. Eso fue lo que marcó el derbi catalán. A veces el fútbol es mucho más simple que todas las tácticas enrevesadas que forman algunos técnicos. Un error que diferencia un partido y acaba, en este caso, manteniendo al Barcelona en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas: Espanyol 0-3 Barcelona]
Corría el minuto 50, acababa de empezar la segunda parte, y Jurado, que había errado un cara a cara con Ter Stegen en el minuto cinco, se quedó sin ideas en el centro del campo. Cedió el balón atrás y allí no tenía compañeros. Al contrario, estaba Luis Suárez oliendo la sangre. Cogió el balón, se acercó al área, y sin ningún tipo de oposición venció a Diego López. Era el 0-1 en un partido que estaba cogiendo un guión algo feo para el Barcelona.
No había estado hasta entonces mal el Barça, pero le faltaba mucha profundidad. Incluso el Espanyol le había dado algún susto. El encuentro estaba igualado y acabó decantándose por ese fallo de Jurado. Después de eso fue un monólogo del Barça, que se sintió muy cómodo e hizo lo que quiso por Cornellá-El Prat. Los derbis catalanes ya no son como los de antes. Los pericos no tuvieron opciones de amargarle la Liga a los azulgrana.
Entre los fallos del Espanyol y el hambre del Barça, el derbi se quedó sin emoción y fue por el camino más lógico. Al Barça no le hizo falta ni desengrasar toda su maquinaria. Tras el primer gol todo fue muy fácil y se aprovechó de un Espanyol muy espeso, sin ideas y cansado. El 0-3 final fue exagerado, pero el ritmo de unos y otros acabó siendo decisivo. Y Messi, que cada vez que tocaba el balón provocaba el pánico en la defensa blanquiazul. Muchas amarillas provocó y otro gol regaló, el segundo, que terminó con defensas por el suelo y con Rakitic rematando raso y engañando a Diego López.
Muertas las ilusiones pericas, que se quedan en mitad de tabla sin opción de llegar a Europa, al pobre Aaron Martín, canterano del Espanyol, le tocó la peor parte. Fue a despejar un balón y acabó tropezado. Detrás tenía a Luis Suárez, que está en todas partes. El uruguayo remató y puso el tercero. Demasiado castigo para los locales, que pagaron muy caro los errores defensivos.
Quizá este era el duelo más duro de todos los que le quedaban al Barça. Lo ganó y con goleada. Ahora solo le quedan tres y sigue necesitando una derrota del Madrid. Si no llega, acabará la Liga con honor, pero segundo. Lo más inmediato para los culés es el Villarreal en la primera semana en la que tendrán un partido cada siete días. Ya no están en Champions. Les queda la Liga. En la lucha están.