Cuenta la leyenda que Eugenio nunca se perdió ni un entrenamiento ni un partido desde que el Leganés jugaba en 2ªB. El veterano socio acudía siempre. En los malos días, en los buenos, en los regulares… Todos. Llegaba a su asiento, se acomodaba y empezaba a animar. Daba igual que hiciese calor, frío o que estuviera lloviendo a cántaros. Ahí estaba él. Sin fallar. Eso nunca, no se lo permitiría jamás. No, él tenía que estar con su equipo.



Pero, últimamente, si lo ha tenido que hacer. ¿El problema? Por un tema de salud, ha estado ingresado en el hospital. ¿Y qué ha hecho el Leganés? Darle una sorpresa. Lo ha invitado a ir al estadio –perdón, a su casa– y lo ha recibido con los brazos abiertos. Le ha regalado una camiseta y ha visto de nuevo sus ojos llenos de alegría. Eugenio es mayor, pero en este vídeo hecho público por el Leganés se siente como un niño pequeño. Conserva la ilusión, y su equipo también. ¡Cómo no!



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